Aquiles Córdova Morán
Hoy me sumo con entusiasmo a la campaña nacional de denuncia y protesta de los antorchistas ante la pasividad total del gobierno poblano, que encabeza el Lic. José Antonio Gali Fayad, en el asesinato de Manuel Hernández Pasión, Presidente Municipal de Huitzilan de Serdán, Puebla. Tal como lo denuncian mis compañeros en todo el país, ha pasado ya bastante más de un mes del crimen sin que las autoridades poblanas hayan hecho nada visible o comprobable para detener y castigar a los asesinos.
Sin embargo, por respeto a la verdad, a la opinión pública y a mí mismo, en ese orden de importancia, quiero precisar algunos puntos esenciales sobre la cuestión que me ocupa. Como dije en un artículo anterior, a estas alturas nosotros, los antorchistas poblanos, sabemos con absoluta certeza quién es el asesino directo de Manuel, quiénes son los que lo acompañaron, quiénes participaron en la logística de la emboscada y quién organizó y financió el complot que acabó con su vida. Además sabemos, por haberlo oído de la boca misma de los funcionarios respectivos, que ellos y el señor Gobernador del estado saben todo lo que nosotros sabemos y, muy probablemente, bastante más que eso. Hay razones de sobra, por tanto, para preguntar: ¿por qué no se procede a detener a los responsables? ¿Quién los protege y por qué? ¿No está incurriendo el Gobierno poblano en el delito de encubrimiento?