ESTADOS UNIDOS, 16 de agosto.- Ni preámbulos, ni charla inicial de cortesía ni conversación de ascensor. Estados Unidos entró este miércoles a la negociación formal de su gran acuerdo económico México y Canadá (el TLC o Nafta, en sus siglas en inglés) con la pistola cargada y muchas ganas de abordar cuanto antes asuntos espinosos. El negociador jefe de Donald Trump, Robert Lighthizer, aprovechó el discurso inaugural de la primera ronda de conversaciones para quejarse del déficit comercial en México y recalca que, en sus 23 años en marcha, el TLC “ha destruido 700.000 empleos”. “Básicamente pensamos que el tratado ha fallado a muchos estadounidenses y debemos mejorarlo”, recalcó.
Hay habitaciones libres del hotel en el que acaban de comenzar la reforma del tratado y la reserva no sale a más de 148 dólares la noche la noches del miércoles y el jueves, cayendo en picado a 90 para quien se quiera quedar hasta el domingo, que es cuando acaba la primera ronda de conversaciones. El precio, muy asequible para un cuatro estrellas Washington, ciudad donde el alojamiento se vuelve prohibitivo en cualquier cumbre, revela que lo mejor o lo peor de esta negociación está aún por llegar.