MADRID, 20 de mayo de 2017.- La última provocación de Sergio Canavero cuenta la historia de una rata a la que el neurocientífico italiano le ha trasplantado la cabeza de otra. Durante 36 horas, el tiempo que aguantó con vida, la cabeza donante (las más pequeña en la foto) siguió respirando, fue capaz de sentir dolor, ver y oler, mostrando que el cerebro funcionaba a pesar de haber sido separado de su cuerpo original.
"Es un éxito", insiste una y otra vez Canavero en las entrevistas, pese a esas únicas 36 horas de euforia. Sus intenciones, sin embargo, son otras. Pretende hacer lo mismo con humanos. Trasplantar la cabeza de un hombre a otro hombre. Y lo quiere llevar a cabo dentro de 10 meses.
Tras la intervención, al paciente se le mantendrá en coma durante tres o cuatro semanas para evitar el movimiento, aunque se le implantarán electrodos que estimularán eléctricamente la médula espinal para así fortalecer las conexiones nerviosas. Después deberá someterse a fisioterapia para recuperar la movilidad. "Como máximo en un año estará completamente recuperado... ¡Mantendrá la misma voz y la misma identidad, pero con otro cuerpo!".
¿Un charlatán, un osado? ¿Un genio incomprendido? ¿O, como la mayoría de sus colegas opina, sólo persigue el impacto mediático? El que tuvo en sus manos el cerebro en coma del piloto de Fórmula 1 Michael Schumacher, el neurocirujano Tipu Aziz, una de las figuras del John Radcliffe Hospital de Oxford, le soltó sin contemplaciones en The Times: "Ha perdido la razón". A lo que Canavero le replicó: "No entienden mi plan".
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Dres. Sergio Canavero y Xiaoping Ren. (El Mundo) |
Y este plan no es otro que seguir los pasos de su admirado Robert White, el primero en trasplantar una cabeza de simio a otro de su especie (1970). El mono de White, como el que trasplantó Canavero antes de hacerlo con ratas, podía ver, oír y sentir, cierto, pero la cabeza no tenía ningún tipo de control sobre el cuerpo.