viernes, 22 de diciembre de 2017

diciembre 22, 2017
Pedro Echeverría V.

1. He trabajado con mucho detalle y, sobre todo he vivido con participación activa, la política yucateca que viene de 1958 a 2018, es decir, durante 59 a 60 años. He vivido intensamente 10 sexenios de gobierno y –aunque me ausenté dos décadas a la CDMX- creo conocer suficientemente casi toda la historia política del siglo XX; por ello he publicado varios libros sobre el período: dos de historia política del período, uno sobre obreros cordeleros, otro sobre obreros ferrocarrileros, otro sobre haciendas henequeneras, otro sobre educación pública, otro sobre la universidad y ensayos sobre Mérida, los albañiles y la industria de la construcción.

2. Pero, dado que llevo los mismos años de militancia política activa -porque mi trabajo como maestro sólo ha sido salarial- mi actividad esencial ha sido el activismo de izquierda; por ello –aunque sólo el uno por ciento de mis artículos son sobre Yucatán- no he dejado de opinar acerca del estado y sus gobiernos. Mis conclusiones sobre los gobiernos yucatecos han sido totalmente negativos porque ninguno de ellos se preocupó o hizo algo positivo en beneficio del millón (hoy dos millones) de habitantes del estado. Rellenaron baches en las calles, colocaron miles de foquitos de navidad, obtuvieron dinero en construcción de plazas y hoteles, pero nunca tuvieron una política para crear empleos, elevar ingresos, aminorar la miseria.

3. Conozco bien los problemas de la producción henequenera desde el último tercio del siglo XIX, los problemas en el gobierno de Alvarado, de la expropiación en 1937, la creación y la disolución de Henequeneros de Yucatán, la privatización de los ejidos y la liquidación. Sin conocer desde hace veinte años las estadísticas ni confiar mucho en los censos me pregunto: ¿Qué pasó con los 80 mil ejidatarios que aun poblaban las haciendas y los pueblos que las rodeaban? ¿Cuántos ex ejidatarios por falta de empleo, tuvieron que migrar a Cancún, a la Riviera Maya, a los EEUU, a la ciudad de México y a Mérida? Se le ha puesto al turismo y al comercio el mayor acento, pero la población yucateca sigue viviendo en la más triste pobreza y miseria.

4. Yucatán es el estado más pacífico del país, pero no es por “buenos gobiernos” sino por el carácter de hace siglos de los yucatecos que en vez de confrontarse te cotorrean; pero los yucatecos no son tontos “de por sí”, ni tampoco son cobardes, porque se están cansando de vivir en la miseria y el hambre al mismo tiempo –como en los tiempos de las haciendas henequeneras-que un puñado de 300 (trescientos millonarios son dueños de grandes hoteles, comercios y demás negocios construidos en los terrenos que rodean la ciudad de Mérida, que fueron de los ejidatarios. Cuando los campesinos y meridanos se encabronan o encabritan –como demostraron en la década de los 50 y 60- nadie los para cuando destruyeron muebles fijos de la plaza grande.

5. Por ello, ahora que los partidos PRI, PAN, Morena, con sus muy distinguidos candidatos, se apresuran para sus campañas políticas, hay que decirles que estamos muy cansados de la demagogia, de los engaños y promesas; que se olviden de sus jefes de partido que están en la CDMX y que se apliquen a analizar los problemas DE CADA REGIÓN HACIENDO Las propuestas necesarias con la mira de solucionar problemas de trabajo ingresos y alimentación. Olvídense de sus partidos y pónganse en serio a entender los problemas y no hagan falsas declaraciones EN QUE YUCATÁN está bien cuando es uno de los estados de la República más pobres. Y que no se olvide que aquí no cabe la Ley de Seguridad ni el estado policiaco y del ejército. (22/XII/17)

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