sábado, 11 de noviembre de 2017

noviembre 11, 2017
ESPAÑA, 11 de noviembre.- Un inmensa columna humana gritó al unísono en Barcelona: “¡Presos políticos, libertad!”. Es el clamor por el que se congregaron alrededor de 750 mil personas, según la policía municipal, que volvieron a llenar las calles de banderas independentistas, de carteles con reivindicaciones secesionistas y ahora, a raíz del encarcelamiento de la mitad del gobierno de Carles Puigdemont, con mensajes a favor de la liberación de los “presos políticos” del movimiento separatista.


En otra demostración de organización y carácter pacífico y reivindicativo, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y la plataforma Òmnium Cultural congregaron a centenares de miles de personas que recorrieron el centro de la capital catalana, que formaron una inmensa columna de gente que iba encabezada por los familiares de los políticos y líderes independentistas que están durmiendo en la cárcel y por los que se encuentran refugiados en Bélgica, a la espera de que se resuelva su proceso de entrega al Estado español.

Es decir, por los familiares del ex presidente Puigdemont y de sus 14 consejeros, así como de su vicepresidente, Oriol Junqueras, también líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y quien desde el pasado 2 de noviembre está preso en la cárcel de Estremera, en Madrid.

Precisamente para darles la voz. Para que digan desde la distancia del exilio forzado en Bruselas o desde la fría celda en la que viven desde nueve días unos, y más de un mes y medio los otros dos, Jordi Cruixart y Jordi Sánchez, presidentes precisamente de las plataformas convocantes.

Todos ellos, así como la Mesa del Parlamento catalán -integrada por su ex presidenta Carme Forcadell, quien no asistió a la marcha por recomendación de su abogado- y de cinco diputados más que fueron puestos en libertad bajo fianza, están acusados de gravísimos delitos, entre ellos rebelión, sedición y malversación, por los que podrían ser condenados a penas de hasta 50 años de cárcel.

Su delito: haber declarado la independencia unilateral de Cataluña el 27 de octubre, tras una sesión parlamentaria en la que se votó por mayoría asumir el “mandato del pueblo” del referendo del 1 de octubre, que pese a haber sido ilegalizado por el Tribunal Constitucional se celebró, con un resultado de más de dos millones a favor de la secesión, lo que representaba el 38 por ciento del censo y el 90 por ciento de los que ese día salieron a votar -algo más de dos millones 300 mil de los cinco millones 400 mil ciudadanos catalanes empadronados-.

Después de recorrer las calles gritando insistentemente a favor de la liberación de sus dirigentes, finalmente se escuchó la voz de los presos, de los refugiados, de los “perseguidos”.

Francesc Riera leyó el mensaje que envió ex profeso el ex vicepresidente Junqueras: “Estamos lejos de todos y todo, aislados, encerrados, haciendo de tripas corazón porque no es fácil. Duele y nos han querido hacer daño. Somos la cabeza de turco, como una advertencia a todos, ‘si no son sumisos arruinaremos sus vidas’. ¿Cuáles son los sueños que dan miedo a los herederos del franquismo con el vergonzoso apoyo del PSOE? Romper con un pasado de represión. Somos la semilla de la República y si perseveramos lo conseguiremos. Somos el viento fraternal que hará posible el amor a la libertad”.

Después se escuchó la voz de la joven Marta Turull, la hija del que fuera vocero y ministro de la presidencia Jordi Turull, preso en Madrid: “Nos llegan noticias de tantas acciones y gestos que demuestran su grandeza. Nos han encarcelado injustamente. Nuestro cuerpo está en la cárcel pero nuestro compromiso está con ustedes. No renunciaremos a nuestros ideales. Así que les imploro unidad, nuestra división es la gran esperanza del Estado”.

Acto seguido tomó la palabra Jordi Armadans en representación de Raül Romeva, quien fungía como consejero de Asuntos Exteriores y hoy preso en Estremera: “Nunca ha sido la animadversión lo que nos ha movido. Estamos aquí porque podemos construir puentes hacia una sociedad mejor, más justa y más libre. Hay que preservar la mano extendida, sin caer en provocaciones. Gracias, sabemos que no estamos solos, como no lo están ustedes. Juntos, lo conseguiremos”.

Después habló la esposa del ex consejero Josep Rull, también en la cárcel desde el pasado 2 de noviembre: “Se equivocan los que creen que pueden encarcelar el gobierno legítimo de un pueblo. Somos el gobierno de Cataluña porque lo eligieron los catalanes y las catalanas con un instrumento extraordinariamente poderoso, las urnas. Se le llama democracia, aquí y en todas partes. Nosotros no desfalleceremos. Cívicamente, pacíficamente y democráticamente lo haremos como lo hemos hecho siempre. Nos mantendremos por siempre más al servicio de este pueblo”.

Después se escucharon las palabras el ex consejero de Justicia y también en la cárcel, Carles Mundó: “Las personas se pueden encarcelar pero no se pueden encarcelar las ideas. Tenemos la necesidad de hacer política en mayúsculas, esto nunca se solucionará en los tribunales. Su apoyo nos ayuda a ser fuertes y también a nuestras familias, que sienten que no están solos. Somos cívicos, somos gente de paz y defendemos la libertad de Cataluña".

También enviaron sus mensajes las consejeras mujeres que comparten celda en una cárcel a más de 600 kilómetros de su hogar, Meritxell Borràs y Dolors Bassa. "Desde Alcalá Meco queremos agradecer todo el apoyo del pueblo catalán que nos llega. Escribimos esta carta para agradecer a quien piensa en nosotros y a todos aquellos que no podemos contestar de forma individual. Amigos, familia e hijos a quienes tanto queremos, nuestra esperanza de futuro es una Cataluña donde se pueda vivir. Muchas gracias”.

Anna Forn es la hija del ex consejero de Interior, Joaquim Forn, quien con una enorme entereza afirmó en representación de su padre: “La cárcel te separa de la gente que quieres y del mundo, el tiempo se para y hay un mundo dentro y uno fuera. En la cárcel cada detalle rompe la monotonía. Antes que nada, muchas gracias por su apoyo y su calor, por muchos muros que pongan nos llega ese calor. Su esperanza es nuestra libertad. Ahora no es el momento de la diferencia, es el momento de la máxima unidad. Por último, la paz, la democracia y la libertad son los valores que dan fuerza a Cataluña”.

Y así sucesivamente hasta que cerraron el acto precisamente los actuales voceros de la ANC, Agustí Alcoverro, y de Omnium Cultural, Marcel Mauri.

Alcoverro afirmó que “la existencia de presos políticos es una ofensa para los ciudadanos de este país. Pone de manifiesto la deriva autoritaria del reino de España y la falta de independencia de su poder judicial, y explica por qué el pueblo catalán apuesta por un nuevo escenario de democracia. No nos acostumbraremos a la presencia de presos políticos”.

Mauri afirmó que “no nos mueve el odio sino las ansias de libertad. Ni el 155 ni la represión podrán con nosotros si vamos juntos en la defensa de la democracia. El camino es largo pero es irreversible. No descansaremos hasta que los volvamos a tener en casa". (Armando G. Tejeda para La Jornada)

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