miércoles, 25 de octubre de 2017

octubre 25, 2017
Pedro Echeverría V.

1. Parece que todo el funesto gabinete del presidente Peña Nieto está integrado por representantes de los sectores más derechistas y proyanquis del país. No hay duda alguna. Por lo menos los cuatro precandidatos a la Presidencia de Peña Nieto: Meade, Videgaray, Nuño y Chong, han pronunciado su “anticomunismo” contra las políticas de Norcorea y Venezuela, ya bien buscando la ruptura de relaciones que empuja Videgaray en su secretaría  o condenando la intervención del Estado en la economía como plantea hoy el secretario de Hacienda Meade.

2. Señaló José Antonio Meade en el foro México Cumbre de Negocios: “Si oímos a alguien que nos dice que conviene que fijemos los salarios por decreto, que los precios se establezcan por ley; si vemos a alguien que quiere regresar a que sea el Estado el que maneje el desarrollo económico del país; si vemos a alguien cuyas políticas suenen entre norcoreanas, de Alemania del Este o venezolanas, debemos ver esas propuestas con atención, porque pareciera que no son la mejor alternativa para crecer hacia adelante”. ¿No es acaso seguir órdenes de EEUU?

3. Todos los gobiernos de EEUU, por lo menos desde el triunfo de la revolución rusa en 1917, se hicieron líderes de la lucha anticomunista; jamás aceptaron los planteamientos de la propiedad colectiva de las tierras, las fábricas y la riqueza en general. No aceptaron la intervención del Estado que buscaba igualar la distribución de la riqueza mediante la expropiación de la gran propiedad privada. Fueron planteamientos que no se cumplieron en Rusia, China o Cuba, pero se convirtieron en un fantasma que asusta a los multimillonarios, a los grandes capitalistas acumuladores de riquezas.

4. Pero dado que los enemigos de los gobiernos yanquis son Venezuela –que ha buscado construir el socialismo y Norcorea que se dice socialista, que no están dispuestos a someterse a los EEUU- pues a los gobiernos de México que siempre han funcionado como esclavos, no les queda de otra que obedecer. Así que el gobierno de Peña y todos sus secretarios de Estado deberían gritar: “Nuestra voz y nuestra práctica es la voz y la acción del gobierno de los EEUU”. Así dejarían de hacer “circo, maroma y teatro”, profundizando su ridículo frente a la población; entonces serían auténticos.

5. Los secretarios de Estado del gobierno de Peña caen en el ridículo sirviendo a su jefe sabiendo que él, nadie más que él, seleccionará al candidato presidencial. Peña fue escogido directamente por Televisa -la poderosa televisora que aún tenía el 75 por ciento del control de audiencia, programación y publicidad- pero ahora a él le corresponde seleccionar. No sé si se repita la experiencia comicial de 2017 del Estado de México, pero todo parece indicar que el PRI irá con todo y aunque sea derrotado en los comicios, si Peña aún gobierna, repetirá con mayor fuerza su determinación y autoritarismo.

6. En México, hasta 1982, predominó la política de intervención del Estado en la economía. Unas 1,500 empresas eran entonces “paraestatales”, predominando en ellas Pemex, Electricidad (CFE), Conasupo, Ferrocarriles, bancos, servicios de salud y educativos; a partir de ese año, con la llegada de De la Madrid a la Presidencia, la abierta y total intervención del FMI y la privatización de las empresas se inició lo que se ha llamado el neoliberalismo y los gobiernos privatizadores. Fue entonces cuando el PRI de partido centrista se transformó en derechista. Los gobiernos entonces se descararon como privatizadores.

7. Ese cambio fue determinante en política nacional aplaudida por el PAN, el FMI y el gobierno de los EEUU. De la Madrid llegó a decir: “Hay que devolverle a la sociedad lo que el gobierno le ha quitado”. Cuando habló de sociedad estaba diciendo “iniciativa privada” y cuando decía gobierno estaba sacando al Estado de la dirección de la economía. A partir de entonces las inversiones sociales se desplomaron, las 1,500 empresas se mal vendieron y el FMI internacional, mediante una “carta de intención” se dedicó a vigilar y obligar que los gobiernos apoyen con todo el desarrollo privado de la economía y así nos ha ido desde entonces. (25/X/17)

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