martes, 10 de octubre de 2017

octubre 10, 2017
Axel García

Rusia ve con preocupación como un viejo enemigo vuelve del frío. Un brote de carbunco en Siberia ha causado la muerte de un niño de 12 años y ha mandado a casi un centenar de personas al hospital. La crisis ha ocasionado que la ministra de Sanidad rusa, Veronika Skvortsova, viaje a la localidad de Salejard, al norte de Siberia Occidental, para tomar el control de la situación. Algunos medios apuntan que el brote viene de un esqueleto de reno muerto hace 75 años y que ha quedado al descubierto por el deshielo. Esta bacteria 'zombi', que regresa desde cadáveres muertos hace décadas, ha pillado desprevenida a las autoridades de Siberia, donde se ha desatado el temor a este enemigo olvidado.


El gobernador de la región de Yamalo-Nenets, Dimitri Kobilkin, ha encargado efectuar una investigación minuciosa acerca de la asistencia médica prestada y ha ofrecido toda la ayuda necesaria a los habitantes después de que el pasado 25 de julio fuese implantada una cuarentena: más de 2.300 renos habían muerto por una epidemia de esta "peste siberiana", como llaman a la enfermedad en Rusia. Con la muerte de los animales se desató la alarma y ahora el objetivo es que los humanos no sigan la misma suerte.

La última vez que se tuvo noticia de este mal en la región fue en 1941. El contagio ha sido posible por las inusuales altas temperaturas registradas en la zona el mes pasado, con máximas de hasta 35 grados centígrados.

El niño fallecido pertenecía a una familia de nómadas y 211 personas tuvieron contacto directo con los renos enfermos. Un medio ruso, LifeNews, ha dicho que la madre del pequeño murió por la misma causa hace una semana. Más de 90 personas han sido hospitalizadas de manera preventiva y a ocho de ellas se les ha diagnosticado carbunco. Entre los ingresados hay 50 niños, seguramente debido en parte a que se han realizado análisis a todos los hijos de pastores de reno. Todavía se buscan más posibles afectados.

Brigadas de veterinarios han vacunado a más de 35.000 renos que pastan en los territorios próximos al foco de la epidemia. Las autoridades han evacuado a 63 residentes, manteniendo en cuarentena una zona 60 kilómetros a la redonda del foco de la infección.

Existen tres variantes de la infección por ántrax. La primera es cutánea y se produce por contacto con animales infectados, es la manifestación más común de la enfermedad y no es tan peligrosa. La segunda, gastrointestinal, sobreviene alcomer carne mal cocinada de reses enfermas o agua contaminada por ellas: éste parece ser el caso del niño fallecido, que tuvo diarreas y vómitos antes de morir. El tercer tipo lo causa la inhalación de esporas de ántrax: es el llamado "carbunco pulmonar", mortal en la mayoría de los casos. Se puede tratar con antibióticos, pero es fundamental que se suministren cuando ha pasado poco tiempo desde la infección.

Según la agencia rusa Sputnik, se está vacunando a los renos en las áreas colindantes con la zona de riesgo, ya van cerca de 9.000 animales. En total serán vacunados 41.000. Los restos de los renos muertos serán incinerados, pues las esporas del Bacillus anthracis sobreviven a temperaturas de hasta 140 grados centígrados. El bacilo puede permanecer en el ambiente durante muchos años. Las Tropas de Defensa Química y Biológica de Rusia han sido desplegadas para realizar pruebas de laboratorio de las muestras del suelo, detectar y eliminar el foco de la infección y deshacerse con eficacia de los cadáveres de los animales contaminados.

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