sábado, 2 de septiembre de 2017

septiembre 02, 2017
MÉRIDA, Yucatán, 2 de septiembre.- En entrevista exclusiva con Libertad de Expresión Yucatán, el decano de los psiquiatras en Yucatán, Dr. Julio Torres Castro, narró en amena plática la historia de la psiquiatría en Yucatán con base en sus más de 60 años de trayectoria profesional.

El Dr. Julio Torres en su consultorio (foto: José Repetto)

El Asilo Ayala

Entrevistado en su consultorio, recordó que el primer lugar en que se empezó a atender pacientes con trastornos mentales oficialmente fue el asilo Leandro León Ayala.

Éste se hizo con un fondo de $250 mil en plata que dejó don Leandro con ese objetivo y se inauguró por Porfirio Díaz en 1906.

"A partir de 1906 podríamos hablar del inicio de la psiquiatría como tratamiento especial para los enfermos mentales, aunque no se hablaba de psiquiatría como tal, se hablaba de enfermos que estaban asilados", dijo.

Torres explicó que no había muchos recursos para tratar a los pacientes mentales y se les tenía tranquilos y sedados.

"La verdad no había cura para eso", dijo.

Sobre qué hacía la gente antes de la existencia de dicho asilo, dijo que se dice que estaban o recluidos en su casa o los llevaban al hospital general de esa época, ubicado entonces por Mejorada.

Porfirio Díaz, recordó, vino a inaugurar conjuntamente tanto el Hospital O'Horán como el asilo Leandro León Ayala, así como la hoy ex penitenciaría Juárez y otras mejoras para Mérida.

"Le llamaban irónicamente el Parque de la Paz, nadie va allá va por la paz. Al manicomio, la cárcel o al hospital", bromeó.

En esa época, como no había una formación previa para el tratamiento, se mandó al Dr. Eduardo Urzaiz Rodríguez a E.U.A. a que tomara un curso en Nueva York sobre el tratamiento de los enfermos mentales, por lo cual fue el primer director del asilo y fue seguido por muchos directores respetables, dijo Torres Castro, pero ninguno tenía título de psiquiatría.

"La psiquiatría no había como tal en principios del siglo pasado, del siglo XX, empezó a usarse incluso el término de psiquiatría por allá de 1920", agregó.

Mucho después, en 1957, se cambió la denominación de asilo y se empezó a hablar de un hospital para enfermos mentales.

Lo que hizo revolucionar esto fue la aparición de tratamientos más eficientes para las enfermedades mentales como los comas insulínicos, de los cuales se le sacaba al paciente con suero glucosado y un jarabe o refresco muy dulce.

Los electrochoques

También salió la terapia electroconvulsiva o de electroshock (TEC), inventada por Cerletti y Bini, quienes idearon el dar un toque eléctrico en la cabeza.

El tratamiento persistió hasta hace poquito. Ya fue suspendido, dijo el Dr. Torres Castro, aunque optó por no abundar en la polémica en torno al tema.

Torres se expresó a favor de que el TEC se use en los casos donde está realmente indicado.

"Nosotros pensamos, los psiquiatras, que está muy bien indicado en las depresiones graves con alto riesgo de suicidio. En esos casos tiene plena justificación utilizarlo. No se debe tomar como un arma agresiva", dijo, haciendo énfasis en la importancia del criterio médico.

Sobre si se aplica en la práctica privada, dijo que no hay disposición que lo restrinja pero que en ésta nunca fue muy recomendable proceder así porque el paciente puede hacer un paro respiratorio y no contarse con el equipo requerido para lidiar con ello.

La clorpromazina

Este tratamiento, considera, no es recomendable en esquizofrenia ni en la condición maníaco-depresiva, porque hay otros recursos que aparecieron posteriormente a éstos cuando en 1952, como resultado de ensayos con productos químicos que servían para inducción de un sueño preoperatorio, se administraba un medicamento llamado clorpromazina.

"El resultado era muy benévolo en su condición nerviosa, mejoraba muchísimo. Entonces se empezó a usar la clorpromazina para los pacientes nerviosos, pero primero fue inductor de anestesia", explicó.

Le tocó en esa época, recordó, la revolución psiquiátrica tan grande de la clorpromazina pues él estaba terminando su carrera en el 51, graduándose en el 53 con una tesis de investigación de neurosífilis en los pacientes del Hospital Psiquiátrico Yucatán.

El Hospital Psiquiátrico Yucatán

El Asilo Ayala, recordó, fue cerrado porque se construyó en las afueras de la ciudad un nuevo lugar más adecuado para tener pacientes de esa naturaleza y dicho asilo estaba muy enclavado en la ciudad.

"Ya en esa época la gente solía ir a ver a los novios del Centenario, cruzaba enfrente y se pegaba a la reja a darles caramelos", bromeó el entrevistado.

Se cerró eso y se abrió el actual hospital, que el año que viene va a cumplir 40 años.

Sobre el Modelo Hidalgo, que actualmente se aplica en el Hospital Psiquiátrico Yucatán, dijo que no tiene nada contra él si es benéfico para el paciente.

"Estamos pugnando siempre (por) que el paciente sea tratado con paciencia, comprensión, bondad y se le permita, tolere hasta lo máximo posible que él pueda autorealizarse y desenvolverse, bajo la vigilancia discreta o no, según el caso, del psiquiatra o del psicólogo", explicó Torres.

Recordó que en una época hubo un movimiento antipsiquiátrico en Europa porque pensaban que estaban muy encerrados los pacientes y ya no tenían libertad.

"No se trata de quitarles la libertad. Se trata de permitir flexiblemente cada vez más libertad pero procurando sean tratados adecuadamente y hoy hay magníficas medicinas", dijo.

El Neuropsiquiátrico

Sobre el Neuropsiquiátrico, ubicado en esta capital, recordó que fue ideado por el Dr. Raúl Cárdenas Torre como una unidad neuroquirúrgica. Un "pequeño hospitalito" pero para hacer cirugía del cerebro.

Las benzodiazepinas

Acerca del uso de las benzodiazepinas, indicó que hay que manejarlas con el cuidado debido y que tienen su prescripción correcta y adecuada en cuanto a la dosis y el tiempo que lo deba tomar el paciente.

"Eso debe ser bajo prescripción médica", enfatizó. (José Repetto)

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