viernes, 22 de septiembre de 2017

septiembre 22, 2017
Pedro Echeverría V.

1. Espero que no nos engañen en la reconstrucción de nuestras viviendas igual como sucedió en 1985, es decir, hace 32 años. Salimos a la calle en manifestaciones decenas de veces pero el gobierno de De la Madrid, luego el de Salinas, nos la hicieron de largas. En las elecciones de 1988 votamos contra Salinas y el PRI, pero siguieron gobernando. Esperamos que López Obrador –que dice ser la única oposición- encabece nuestras batallas para la reconstrucción de la CDMX, Oaxaca, Chiapas, Puebla, Morelos, y así lo ayudaremos a ganar la Presidencia; si no es así que se olvide. Ya no estamos dispuestos a escuchar rollos políticos, queremos ver la práctica política.

2. Ni modo, hay que “quitarle un pelo al gato”. Sólo hay que pensar qué porcentaje de los miles de millones de dólares que poseen, representa para Slim, Azcárraga, Arango, Larrea, Salinas, que tengan que entregar cada uno, 1000 millones de pesos para la reconstrucción de las viviendas de los afectados por sismos e inundaciones. Los nombrados son solo cinco de los tres mil México- multimillonarios que están en la cabeza compitiendo en la lista de Forbes. ¿Y si reducimos a 100 mil pesos al mes el salario del Presidente, de la Suprema Corte, del INE, de los gobernadores, senadores y diputados? ¿Y si le quitamos la mitad a los subsidios de partidos y de sus campañas?

3. Un pelo al gato que tiene millones, es nada si se piensa en las riquezas que han gozado sus abuelos, sus padres y sus muy aristócratas familias. ¿Pueden acaso no darse cuenta que si contribuyen a la recuperación del país alejan por años una revolución del pueblo que puede estallar cuando menos se piense? Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán, Veracruz, han demostrado que pueden, pero que en estos momentos no quieren porque están en espera de más fuerzas. Si la revolución burguesa de 1910-17 se fortaleció y vino del Norte: Chihuahua, Coahuila, Sinaloa, Sonora; la próxima, la igualitaria, vendrá del sur profundo de Oaxaca y Chiapas.

4. Estoy hablando de los sismos y las inundaciones recientes en México: Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos, Estado de México, CDMX y otros estados. La venganza de la naturaleza contra millones de agresiones que ha sufrido fue muy grande al parecer. Las lesiones a la naturaleza por los campesinos, los de abajo, han sido mínimas; pero las agresiones de los poderosos, de los negociantes, de los ricos, al medio ambiente, a los bosques, a la tierra, con la contaminación atmosférica, el envenenamiento de las aguas, etcétera, ha sido brutal en los últimos 50 años. La naturaleza no es vengativa, pero sufre mucho por los malos tratos y busca sacudirse.

5. ¡Cuántos años de trabajo intenso para producir plantas, verlas crecer y luego llega un talador con sus maquinarias, sus sierras y camiones y en una cuantas horas llena su trasporte, entrega la carga y recibe miles de millones de pesos por ello! Lo mismo sucede con las aguas de los ríos, mares, lagos, que limpias son básicas para los seres humanos y la vida animal en agua y tierra, pero llegan los grandes contaminadores que en unos cuantos minutos las llenan de basura y productos minerales que producen muerte. ¿Y las ciudades llenas de automóviles de seres humanos que tienen que producir, giran y giran, para no morir de hambre?

6. También la burguesía explotadora y el mal gobierno opresor mueren, pero hasta frente a los “fenómenos naturales” cuentan con mejores defensas. Viven en países y zonas más resguardadas, tienen las casas más fortificadas y sus negocios están garantizados y asegurados. El 95 por ciento de las casas, calles, colonias, pueblos, que se inundan o caen derrumbados por esos fenómenos, pertenecen a las clases miserables. No es que dios no quiera a los pobres, lo que sucede es que cuida más a los ricos porque suelen ser muy caritativos con sus limosnas. Por ello muchas gentes les tienen fe por su dinero; saben que para ellos unos milloncitos son como quitarle un pelo al gato. (22/IX/17)

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