miércoles, 26 de julio de 2017

julio 26, 2017
Axel García

Pero hay algo más; algo más difícil de precisar. Tal vez sea su absoluta oscuridad, el misterioso abismo infinito que desafía, incluso obliga, a mirarlos más de cerca.


Sin embargo, el viaje a un agujero negro es una travesía sin retorno. Una vez que cruzaras el horizonte de sucesos, el punto en el que la luz no puede escapar, ya no habría vuelta atrás.

Lo más probable es que murieses de forma violenta.

Pero si esto no te disuade, al menos exploremos lo que ocurriría si visitásemos uno.

Cuando a una gran estrella se le agota el combustible, colapsa bajo su propio peso e implosiona, convirtiéndose en un agujero negro.

Pero sólo las estrellas con un peso suficiente, aquellas que son 25 veces mayores que el sol, pueden crear uno de esos abismos.

Aproximadamente una de cada mil estrellas de la galaxia es suficientemente grande como para generar un agujero negro. Así que, como la Vía Láctea tiene al menos 100.000 millones de ellas, podrían ocurrir hasta 100 millones de estos fenómenos.

Eso sí, el espacio es grande. Incluso si viajas a la velocidad de la luz, te tomará algunos miles de años llegar al agujero negro más cercano.

Pero digamos que eres un experto en viajes interestelares, ya sea por medio del warp drive, el sistema de propulsión a una velocidad superior a la de la luz utilizado, por ejemplo, en la serie de ficción Star Trek, o a través de wormholes o agujeros de gusano, una característica topológica hipotética que sería un atajo en el espacio-tiempo.

Entonces, si lo lograras, ¿qué es lo que verías?

Luces y sombras

Bueno, en principio nada, en realidad. Un agujero negro es, como era de esperar, negro. Pero espera un poco: podría aguardarte alguna sorpresa.

Si lo rodearas, verías que es esférico, a diferencia de aquellos agujeros portátiles planos marca Acme de los dibujos animados del Correcaminos.

Y si estuviera girando —lo que es más probable, dado que todos los objetos del universo rotan en algún grado—, entonces el agujero sería más amplio en el centro, en lugar de ser un círculo perfecto.

Por otra parte, para tener una vista más espectacular podrías situarte en medio de la Vía Láctea, hogar de un enorme agujero negro unas cuatro millones de veces más grande que el Sol.

La fuerza de gravedad deforma la imagen de la sombra, haciéndola parecer cinco veces mayor que el propio agujero negro.

Normalmente pensamos que cuando se viaja a la velocidad de la luz se hace en línea recta, que los fotones avanzan inexorablemente hacia adelante. Pero cerca de un agujero negro la poderosa gravedad tira de estas partículas haciéndolas dibujar órbitas en torno a éste.

Algunos de los fotones llegan a escapar y son los que se podrían ver con un telescopio. Y lo que se vería exactamente sería un anillo brillante que bordea la sombra del agujero negro.

Mientras tanto, la parte interna del anillo de material se arremolinaría en torno al agujero negro a una velocidad cercana a la de la luz.

De acuerdo a la teoría de la relatividad de Einstein, una fuente de luz parecerá más brillante si se está aproximando a ti.

Así que cuando el material compuesto por polvo y gas estuviera acercándose al ángulo desde el que miras, éste te parecería una media luna brillante dentro del agujero negro.

Hecho añicos

Esta primavera los investigadores consiguieron tener siete telescopios conectados y listos para funcionar.

Según las matemáticas, si el agujero negro es relativamente pequeño, de una décima parte del tamaño del sol, te convertirías en espagueti mucho antes de cruzar el horizonte de sucesos, el punto en el que la luz ya no puede escapar de la gravedad del agujero"

Así que para 2017 esperan tener todos vinculados y ser capaces de mirar directamente a un agujero negro.

La hipótesis más convencional es que saldrías hecho unos espagueti.

A medida en que fueras acercándote al agujero, la diferencia de gravedad entre tus pies y tu cabeza se haría cada vez más grande, y en un momento te partiría en dos. Pronto esa fuerza de marea, como se denomina a esa atracción, desgarraría cada célula, molécula, cada átomo de tu cuerpo.

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