jueves, 29 de junio de 2017

junio 29, 2017
Eduardo Ibarra Aguirre / 30-VI-17

Por primera ocasión desde que fue fundado, el 5 de mayo de 1989, el Partido de la Revolución Democrática, su dirigencia controlada por la corriente Nueva Izquierda, mejor conocida como Los Chuchos por Jesús Ortega y Jesús Zambrano, pretende acudir a las elecciones federales de junio de 2018 sin aspirar siquiera a la Presidencia de la República, sino concentrarse en la disputa por el gobierno de la capital del país.

Tal es el núcleo de la política aprobada por la dirigencia del PRD, formalmente encabezada por Alejandra Barrales, la señora del bello y costoso departamento en Miami, Florida, y que fue dado a conocer enseguida de que expresó públicamente su preferencia por una alianza con el Movimiento Regeneración Nacional y otros para pujar por Los Pinos. Hasta allí llegó la vocación unitaria de las izquierdas de la también senadora, a pesar de que el estatuto partidista marca que es imposible.

El Comité Ejecutivo Nacional del PRD.

Por supuesto que los Ortega, Zambrano, Barrales y demás promotores de la publicitada “coalición de gobierno” con el Partido Acción Nacional, no asumen en la plaza pública que su máxima aspiración es gobernar la Ciudad de México como lo hacen desde hace dos décadas con resultados sociales plausibles y prácticas clientelares y corporativas inaceptables, una corrupción que ya los desbordó y desarrollos inmobiliarios tanto lícitos como ilícitos que están a la orden del día.

Para ello están más que dispuestos a apoyar un candidato presidencial panista, hecho que no asumen públicamente Los Chuchos y aliados, dirigentes a los que buena parte de los comentaristas autodenominados liberales consideraban hasta antes de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, como los exponentes de la “izquierda moderna”, igual que en los años 70 presentaban al Partido Socialista de los Trabajadores. Mas los blanquiazules condicionan la “coalición de gobierno” a que el candidato sea propio y algunos soñadores perredistas exigen que sea amarillo. Otros un tanto más sensatos proponen un candidato externo y surgen los nombres de siempre, como si México estuviera congelado en tiempos idos.

Barrales Magdaleno entendió muy bien la “balconeada” por el condominio estadunidense. Tanto que explica que el frente significa “poner por delante los problemas que tiene el país”, además de que “no tiene dedicatoria y sólo se basa en reconocer que un solo partido no podrá ganar la Presidencia en 2018” (Excélsior, 26-VI).

Ortega Martínez no se anda con rodeos en El Universal (29-VI) y dice lo que piensa y conviene difundir: El Frente Amplio Democrático (sic) busca vencer al priismo “corrupto, decadente, presidencialista” y al “populismo conservador” de Morena, dirigido por Andrés Manuel López Obrador” (29-VI).

Dolores Padierna, dirigente de la corriente Izquierda Democrática Nacional, reta a Los Chuchos y aliados: “Vamos a pedirle a los militantes que no obedezcan esa línea –inconsulta–, que sean leales a la política de izquierda y a los resolutivos del congreso del PRD, que es la máxima instancia para tomar decisiones. Y sentenció que “no es más que una simulación para priorizarse ellos en lo personal, en sus cargos, dejando a un lado el programa, la historia, el legado, el capital político” del perredismo.

El Partido Verde Ecologista –franquicia familiar reñida con el ambientalismo– no descarta incorporarse al frente opositor, aseguró Pablo Escudero, yerno de Manlio Fabio Beltrones, pero difícilmente será aceptado por la dirigencia del partido del sol azteca, en virtud de que le haría una fuerte competencia como subordinado del PAN.

Acuse de recibo

De Raúl Fraga Juárez: “Te envío la liga de nuestro programa de tv por internet, en el que, junto con Pepe Sobrevilla, conversamos con Martí Batres, presidente del Movimiento Regeneración Nacional en la Cdmx, quien hizo un corte de caja de las elecciones del pasado 4 de junio y manejó escenarios hacia la sucesión presidencial 2018: https://www.youtube.com/watch?v=l0_63lm4XHU&feature=youtu.be&a (…) Manuel Román Ibarra Aguirre, el mayor de los seis hermanos varones, falleció el 1 de julio de 2015. Rosa Guerrero, la viuda, cuenta que sus cenizas reposan en su librero, “allí me pones, como si fuera un libro más”, le indicó en vida el sicólogo que hizo la licenciatura trabajando como vigilante de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Nuevo León, oficio que nunca abandonó porque “allí tengo más tiempo para leer”, me aclaró varias veces el formidable devorador de casi toda la narrativa publicada por Porrúa, y que quincena a quincena enriquecía... Para leer en Forum: Restricciones presupuestales para las universidades de la Ciudad de México y Obrera de México. Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza: Mario Benedetti. Reconocimiento Ifigenia Martínez 2017 para Enrique Semo. El consumo de Coca Cola y sus variantes, grave problema de salud. Entrevista (video) con Thierry Meyssan sobre la Venezuela de hoy. Enlace:
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