miércoles, 14 de junio de 2017

junio 14, 2017
NUEVA YORK, 14 de junio de 2017.- Según un nuevo informe que publica hoy el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), las sumas de dinero que los migrantes envían a sus familias en los países en desarrollo ha aumentado en un 51 % a lo largo del último decenio, un porcentaje muy superior al incremento de un 28 % registrado en la migración proveniente de esos países.

La publicación “Sending Money Home: Contributing to the SDGs, One Family at a Time" es el primer estudio realizado hasta la fecha de las tendencias decenales de los flujos migratorios y de remesas, durante el período comprendido entre 2007 y 2016. Aunque en este informe se indica que se han producido aumentos en los patrones de envío de remesas a casi todas las regiones del mundo, el acusado incremento del último decenio es consecuencia, en gran medida, del aumento de las remesas enviadas a Asia, que fue de un 87 %.


A pesar de esa tendencia decenal, Gilbert F. Houngbo, Presidente del FIDA, apuntó que el efecto de las remesas debe examinarse primero en el contexto de cada familia. “La cuestión no es tanto el dinero que se envía a los países de origen, sino el efecto que esos envíos tienen en la vida de las personas. Las pequeñas sumas de 200 o 300 dólares de los Estados Unidos que cada migrante envía a sus familias representan cerca del 60 % de los ingresos de esos hogares, lo que tiene una enorme importancia para su vida y para las comunidades en las que viven”.

Se calcula que, a escala mundial, más de 200 millones de trabajadores migrantes ayudan actualmente a 800 millones de familiares. Se prevé que, en 2017, 1 de cada 7 personas del mundo participe en el envío o la recepción de remesas por un valor superior a USD 450 000 millones.  Las corrientes migratorias y las remesas que los migrantes envían a sus familias están teniendo efectos muy importantes en la economía y el entorno político internacionales.

Se estima que anualmente los ingresos de los trabajadores migrantes ascienden a un total de USD 3 billones, de los que alrededor de un 85 % se queda en los países de acogida. El dinero que los migrantes envían a sus países de origen representa, en promedio, menos de un 1 % del producto interno bruto (PIB) de los países de acogida.

En conjunto, esas remesas individuales suponen más del triple de la suma de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) procedente de todas las fuentes, y superan el total de la inversión extranjera directa recibida por casi todos los países de bajos ingresos y de ingresos medianos.

“Alrededor del 40 % de las remesas (USD 200 000 millones) se envía a zonas rurales en las que vive la mayoría de las personas pobres”, señaló Pedro de Vasconcelos, Gerente del Fondo de Financiación para Remesas del FIDA y autor principal del informe. “Ese dinero se destina a la compra de alimentos, la atención sanitaria, la mejora de las oportunidades de educación y de las viviendas y el saneamiento. Por consiguiente, las remesas revisten una importancia fundamental para ayudar a los países en desarrollo a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Los costos de transacción por el envío de remesas superan actualmente los USD 30 000 millones anuales, siendo especialmente elevados cuando los destinatarios se encuentran en los países más pobres y en zonas rurales remotas. En el informe se formulan varias recomendaciones con el propósito de mejorar las políticas públicas y se describen de forma resumida propuestas de asociación con el sector privado a fin de reducir los costos y crear oportunidades para que los migrantes y sus familias empleen su dinero de una manera más productiva.

“Se espera que en los próximos años siga aumentando la demanda de mano de obra migrante a medida que la población de los países desarrollados continúa envejeciendo”, añadió Vasconcelos. “Sin embargo, las remesas pueden ayudar a las familias de los migrantes a construirse un futuro más seguro, lo que hará que la emigración de los jóvenes sea más una cuestión de elección que una necesidad”.

A continuación se indican otras conclusiones clave del informe:

Los flujos de remesas han aumentado a lo largo del último decenio a un ritmo medio de un 4,2 % anual, pasando de USD 296 000 millones en 2007 a USD 445 000 millones en 2016.

Un centenar de países recibe cada año remesas por un valor superior a USD 100 millones.

Se prevé que, entre 2015 y 2030, se envíen alrededor de USD 6,5 billones (si no se produce ningún aumento) a países de bajos ingresos y de ingresos medianos.

Los 10 principales países por el monto de las remesas enviadas desde ellos representan casi la mitad de los flujos anuales, con los Estados Unidos de América, la Arabia Saudita y la Federación de Rusia a la cabeza.

El 80 % de las remesas tiene por destinatarios 23 países, entre los que China, la India y Filipinas ocupan los tres primeros puestos.

Asia recibe el 55 % de todos los flujos de remesas.

El informe se publica pocos días antes del Día Internacional de las Remesas Familiares, que se celebra todos los años el 16 de junio. Los análisis y las recomendaciones contenidos en el informe constituirán el punto de partida de los debates del Foro Mundial sobre Remesas, Inversión y Desarrollo de 2017, que tendrá lugar en la Sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, los días 15 y 16 de junio.