jueves, 18 de mayo de 2017

mayo 18, 2017
MADRID, 18 de mayo de 29017.- Los zapadores talibán han escalado la barbarie de los combates en la provincia de Baghlan, al norte de Afganistán, donde las autoridades gubernamentales han asegurado que el grupo terrorista está utilizando cadáveres humanos y de animales como bombas trampa para matar a los miembros de las fuerzas de seguridad de Kabul.

El jefe de la policía en Baghlan, el General Ekramuddin Sari, ha dado la voz de alarma describiendo la nueva estrategia de los yihadistas como "el peor tipo de crimen que se puede cometer contra el ser humano", según ha informado el canal de noticias afgano ATN News. Asimismo, el responsable de la seguridad en la provincia ha asegurando que los terroristas están "asesinado a campesinos que se oponen a su presencia para utilizar sus cuerpos como bombas trampa". 

Milicianos talibán.

"El último caso sucedió hace unos días cuando los tiranos talibán mataron a un hombre en la carretera de Cheshmay Shir", una de las principales arterias de la provincia, "para luego llenar su cuerpo con explosivos y dejarlo en una cuneta de la misma con el objetivo de engañar y matar a las tropas afganas, o algún miembro del Consejo tribal de la región", ha añadido el General Sari.

Los talibán no sólo utilizan cuerpos humanos. Los animales también son empleados como cebo para matar a los partidarios del Gobierno de Kabul. "El pasado martes las fuerzas de seguridad encontraron un ataúd que alguien había dejado en la misma carretera. Según nuestra tradición cultural y religiosa éste debe ser tratado con todo el respeto posible y, antes de ser trasladado, normalmente congrega a muchos curiosos alrededor para mostrar su respeto al difunto. Pero en este caso, dentro había un perro muerto y una trampa explosiva", ha indicado el jefe de policía de Baghlan.

Por otro lado, el General Sari ha explicado que muchos de los talibán operando en la provincia bajo su cargo son "guerrilleros extranjeros venidos de Chechenia, Rusia, Arabia Saudí, Pakistán y Egipto, que están actuando como consejeros, instructores militares y asesores financieros en el distrito de Dand Shahabuddin", una de las plazas fuertes que los terroristas tienen en la zona.

Un crimen de guerra según la convención de Ginebra

El Artículo 15 de la Convención de Ginebra, el cual habla del tratamiento de los heridos y muertos en combate, es muy claro al respecto. Todas las partes que participan en un conflicto armado deben evitar que los cuerpos de los fallecidos sean saqueados o humillados, así como está prohibido que los cuerpos sean maltratados o mutilados.

Asimismo, el Artículo 17 de la misma convención establece que, una vez el personal sanitario ha examinado y establecido la defunción de un individuo, éste debe ser respetado y enterrado en una tumba marcada e individual, a menos de que las circunstancias sanitarias obliguen a las autoridades a utilizar fosas comunes.

De esta manera, el crimen de los talibán es doble. Primero asesinan a aquellos que se oponen a su reino del terror y luego vejan sus cuerpos utilizándolos como bombas trampa, cosa que representa una flagrante violación de la Convención de Ginebra y, por lo tanto, puede ser considerado como un crimen de guerra.

Otro a añadir a la larga lista de los cometidos por los terroristas.

Los precedentes oscilan desde las tristemente famosas ejecuciones públicas en el Estadio Olímpico de Ghazni en Kabul durante los años 90, en las que cientos de mujeres fueron lapidadas o ejecutadas con un tiro en la cabeza, pasando por la limpieza étnica en Mazar-e Sharif, la ciudad más importante al norte del país, en la que los yihadistas asesinaron a alrededor de 8.000 personas en 1998, hasta actos criminales más recientes como el asesinato, en 2010, de 10 doctores que se encontraban realizando una misión humanitaria en la provincia de Badakshan.

Más recientemente, en 2015, el grupo terrorista también fue acusado de cometer crímenes de guerra durante la conquista de la ciudad de Kunduz, al norte del país, en la que, además de violaciones y mutilaciones de civiles, las cuales fueron denunciadas por Amnistía Internacional, los talibán tenían "una lista de nombres de activistas y trabajadores humanitarios y gubernamentales a ejecutar en el mismo lugar donde fuesen encontrados", según indicó el investigador de Amnistía Internacional en el país, Horia Mosadiq. (Amador Guallar / El Mundo)