jueves, 11 de mayo de 2017

mayo 11, 2017
BARCELONA, 11 de mayo de 2017.- La producción artística de Salvador Dalí (Figueres, 11 de mayo de 1904-Figueres, 23 de enero de 1989) es prolífica: cientos de cuadros desde su etapa de juventud hasta poco antes de morir en 1989. Pero también realizó un buen número de esculturas de diferentes tamaños y materiales.

Dalí creaba sus producciones en cera que luego se fundían en metal, sobre todo en bronce, y se acababan patinando o pintando. En 1966 creó Cristo Hipercúbico en el que la figura de Jesucristo lleva sobre el hombro una de las famosas cruces que tanto le gustaban al artista resultado de proyectar las seis caras de un cubo regular en las distintas direcciones y que había pintado en obras tan conocidas como El Cristo Hipercúbico de 1954 que se conserva en el Metropolitan de Nueva York. 

"Cristo Hipercúbico", de Salvador Dalí - SETDART

De esta pequeña obra, de 44 centímetros de alto, se creó una edición limitada de seis copias que firmó y fechó el artista, por lo que estaríamos dentro de lo que establece la Fundación Gala Salvador Dalí, que gestiona el legado del pintor, ante una obra original, ya que se realizó en vida del artista y se crearon 12 ejemplares como máximo.

Pero la escultura que ha salido a subasta Setdart (en Internet, hasta el 17 de mayo, por un valor entre 50.000 y 60.000 euros) tiene un valor añadido que la hace única. Forma parte del legado que heredó Célice Éluard de su madre Gala tras fallecer esta en 1982, aunque solo pudo disponer de él tras el fallecimiento de Dalí, siete años más tarde, después de llegar a un acuerdo entre los abogados de ambos.

Todo lo relacionado con Dalí es complejo. Su vida personal también. Es sabido la mala relación que tuvo con su padre; que lo expulsó en 1929 de casa, tras desheredarlo, y con su hermana, que dejó de hablarle a finales de los años cincuenta, pese a que vivían en Cadaqués, a un centenar de metros, el uno del otro. Pero eso no es nada comparado con la historia de su compañera Gala: en 1929 viajó con su marido, el poeta Paul Éluard y su hija Cécile de 11 años, a Cadaqués. Al poco tiempo renunció a su marido y su hija para quedarse con Dalí para siempre. Gala no quiso volver a ver a su hija nunca más. Incluso en 1982, moribunda, se negó a recibirla y despedirse de ella. Antes la había repudiado públicamente y por escrito.

Pero tras su muerte, Cécile reclamó la herencia de su madre; los objetos de su padre que Gala había conservado y, sobre todo, la llamada “colección Gala” formada por 75 obras que la musa escogía de la producción del artista a lo largo de una vida juntos, entre ellas El gran masturbador o El enigma de Hitler; unas obras que estaban almacenadas en Ginebra y que el Estado español estaba negociando recuperar y que estaban aseguradas en más de 15 millones de euros de entonces.

Al final, en octubre de 1982, se consiguió un pacto entre ella y el gobierno español y el pintor por el que se le entregaba solo dos obras De Chirico, un dibujo a tinta de Picasso y dos óleos de Dalí, entre ellos el famoso retrato de su padre Éluard que se vendió en subasta en 2011 por 16 millones de euros, récord de ventas del pintor. También 2,3 millones de dólares y 50 millones de las antiguas pesetas en efectivo. Parte de la herencia se entregó en esa fecha y el resto se hizo efectivo tras fallecer el pintor, cosa que ocurrió en 1989. En esta segunda fase Cécile recibió muebles, un centenar de libros y la escultura del Cristo hipercúbico que ahora se subasta.

Cécile falleció el pasado mes de agosto a los 98 años de edad. La Fundación Gala Salvador Dalí asegura que está trabajando en la catalogación de la obra escultórica del artista y que no puede hacer una expertización de esta pieza. Según la casa de subasta, la escultura que ahora se vende ya no estaba en manos de la hija de Gala, sino que pertenece a una segunda persona, por lo que se sobreentiende que en algún momento se deshizo de ella. (José Ángel Montañés / El País)