jueves, 18 de mayo de 2017

mayo 18, 2017
MADRID, 18 de mayo de 2017.- Con 52 años, Chris Cornell podía ya considerarse un superviviente de la generación del grunge, acaso el último movimiento total que fabricó la cultura popular antes de la era de la fragmentación y la ironía. El vocalista de Soundgarden fue hallado muerto ayer, miércoles, en su habitación de hotel tras un concierto de la banda en Detroit. El viernes tenían que actuar en Columbus, Ohio. Las causas de la muerte son aún desconocidas, pero la policía de Detroit asegura que sus agentes están investigando si se trata de un suicidio.

“He perdido a un montón de jóvenes y brillantes amigos. Andy Wood, Laney Stanley y Jeff Buckley. Y Kurt Cobain y Shannon Hoon, otro gran amigo, igual que Mike Starr”, declaraba hace apenas dos años en una entrevista concedida a la edición australiana de Rolling Stone.

Chris Cornell. (Los Angeles Times)

Chris Cornell, nacido el 20 de julio de 1964, formó Soundgarden en 1984. La banda fue una de las primeras en firmar por Sub Pop, el sello alternativo de Seattle que acunó a casi todos los grupos formados en la lluviosa ciudad que a principios de los noventa alcanzarían el éxito bajo el paraguas del grunge, ese movimiento que los medios presentaron como un antídoto lleno de nihilismo y autenticidad ante los excesos del rock de los ochenta.

A diferencia de Kurt Cobain, Chris Cornell y Soundgarden nunca parecieron especialmente predispuestos a romper con el pasado. En 1990, su Ultramega OK fue nominado al Grammy al mejor disco de metal y dos años más tarde, ya con el exitoso Badmotorfinger en las calles, la banda se embarcó en una extensa gira estadounidense haciendo de teloneros de Skid Row, una banda de hard rock que tenía mucho más en común con Guns n’Roses o Aerosmith que con Black Flag o Pixies, referentes más comúnmente asociados a le ética y estética grunge.

Cornell fue una rara avis dentro del ecosistema del Seattle de principios de los noventa. En la escena musical actual también lo era, pero, más que por la forma en que gestionó su carrera en los últimos años, por el hecho de estar, simplemente, vivo. A diferencia de Eddie Vedder, líder de Pearl Jam, quien siempre prefirió el surf a la heroína, Cornell tuvo sus adicciones —básicamente, alcohol— y sus depresiones. Subió y bajó, entró y salió de la senda del éxito en infinitas ocasiones. Grabó una canción para una entrega de James Bond (Casino Royale) y llegó a ser noticia hasta por cortarse el pelo. Fue la mayor y más longeva estrella del rock que surgió del grunge, el movimiento que iba a acabar con el rock. (Xavi Sancho / El País)