domingo, 30 de abril de 2017

abril 30, 2017
CIUDAD DE MÉXICO, 30 de abril de 2017.- Investigadores estadounidenses de la Universidad de San Francisco State han descubierto siete nuevas especies de setas que brillan en la oscuridad emitiendo una luz entre amarilla y verde. Entre ellas se incluyen dos tipos de hongos a los que se ha bautizado con el nombre de dos movimientos del Réquiem de Mozart, Mycena Luxaeterna (luz eterna) y Mycena luxperpetua (luz perpetua).

Los investigadores descubrieron las setas en Belice, Brasil, República Dominicana, Jamaica, Japón, Puerto Rico y Malasia. El hallazgo, que se publica en la revista Mycologia, arroja luz sobre la evolución de la luminiscencia.

(Mike Belleme / The New York Times)

Tres cuartas partes de los hongos luminosos, incluyendo los descritos en el estudio, pertenecen al género Mycena, un grupo de hongos que se alimentan de materia orgánica en descomposición. Según explica Dennis Desjardin, director del estudio, "lo que nos interesa es que dentro de los Mycena, las especies luminiscentes proceden de 16 linajes, lo que sugiere que la luminiscencia evolucionó en un punto y que algunas especies después perdieron su capacidad para brillar".

Desjardin cree que algunas setas brillan para atraer a los animales nocturnos que las ayudan a dispersar las esporas que permiten que crezcan nuevos organismos.

Aunque todos los hongos emiten luz verde, la luciferasa de los hongos pueden utilizar diferentes sustratos para variar la intensidad y el color de la emisión.

Pese a que en la mayoría de los organismos bioluminiscentes sabían el proceso, hasta ahora los hongos permanecían en la oscuridad, pero el equipo de Zinaida Kaskova, del instituto de Química Bio-Orgánica de la Academia Rusa de Ciencias, lograron aportar nueva luz, según artículo aparecido en Science.

En la mayoría de los casos, la bioluminiscencia ocurre cuando la molécula llamada luciferina y pareja enzimática, la luciferasa, al combinarse con oxígeno provocan reacción química que libera energía en forma de luz.

La luciferina-luciferasa ampliamente estudiada en insectos, bacterias y algunos animales marinos, no ocurría lo mismo con los hongos, el equipo de Kaskova conduce al descubrimiento del equivalente fúngico de la oxiluciferina mediante el análisis de extractos presentes en dos especies de hongos: Nenothopanus gardneri (secta fluorescente de Brasil) y Nanothopanus nambi (hongo venenoso en la selvas tropicales del Vietnam).

Los autores sugieren que la luciferina fúngica sería “promiscua” capaz de interactuar con múltiples derivados de la luciferina fúngica encargada de los cambios de intensidad y color de emisión. (Muy Interesante / Tiempo)