viernes, 21 de abril de 2017

abril 21, 2017
MADRID, 21 de abril de 2017.- Una de cada 10 personas en el mundo padece una enfermedad renal crónica, aunque hasta el 90% de los afectados no es consciente de sufrir esta pérdida gradual de la función de sus riñones porque, en términos generales, falla la detección, la prevención y la atención del trastorno.

Estos son algunos de los datos que se desprenden de un nuevo informe sobre la salud renal que se ha presentado este viernes en el Congreso Mundial de Nefrología que se celebra hasta el próximo 25 de abril en México.

El Atlas de la Salud Global del Riñón que acaba de presentarse -y se publica en la revista JAMA- muestra importantes diferencias en la prevalencia estimada de esta enfermedad que puede estar causada por la diabetes, la obesidad, el tabaquismo o una tensión arterial alta, entre otros factores de riesgo.

Así, entre los países desarrollados son Bélgica y Arabia Saudí los que tienen unas cifras más altas, con un 24%, seguidos por Polonia (18%), Alemania (17%) y Reino Unido (16%). Entre estas naciones, es Holanda quien ostenta una prevalencia más baja, con un 5%. En nuestro país, los datos hablan de un 13%, una cifra que está en línea con la media europea, que es del 12%. 

El Congreso Mundial de Nefrología se inauguró hoy en la Ciudad de México.

Las previsiones alertan de que la epidemia irá en aumento en los próximos años debido a que los factores que están detrás de su aparición -y que tienen mucho que ver con el estilo de vida-, no han dejado de crecer. Este aumento preocupa a los expertos ya que la insuficiencia renal puede ser el primer paso para desarrollar un fallo renal grave (con la consecuente necesidad de diálisis o un trasplante), enfermedades cardiovasculares y un deterioro de salud general que puede conducir a la muerte.

En riesgo de otras enfermedades

"Ser diagnosticado de enfermedad renal crónica es indicativo de que se está en riesgo de muchos problemas de salud, incluidas enfermedades del corazón, derrames cerebrales e infecciones", ha señalado en un comunicado Adeera Levin, profesora de Medicina en la Universidad de British Columbia (Canadá) y principal firmante del informe.

"Si se detecta en una fase temprana, la enfermedad se puede tratar y se puede evitar su progresión e incluso llegar a revertir los daños", señala María Dolores del Pino, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), que reclama un impulso a la detección precoz del trastorno.

La SEN considera que el tratamiento de la patología renal crónica, cuando está en fases avanzadas y, por tanto, exige tratamientos como diálisis o un trasplante, es "excelente" en nuestro país.

Sin embargo, considera que queda aún mucho por hacer tanto en la prevención como en el diagnóstico temprano.

"Código Riñón"En ese sentido, la nefróloga recuerda que la SEN ha puesto en marcha recientemente la iniciativa 'Código Riñón', que pretende mejorar la concienciación y prevención del problema y ya se ha presentado a las comisiones de sanidad del Congreso y el Senado. Del Pino, además, anima a la población a solicitar chequeos para conocer el estado de los riñones, especialmente a las personas con algún factor de riesgo.

"Hay que hacer ver a la población que los riñones son para toda la vida y que, igual que nos preocupamos por el nivel de colesterol, también hay que preocuparse por la salud renal y evitar los hábitos que la perjudican", señala Del Pino. Además de los factores citados, las posibilidades de desarrollar una enfermedad renal crónica aumentan en personas mayores de 60 años, que tienen diabetes o un problema cardiovascular, que tienen antecedentes familiares del trastorno o han padecido previamente una lesión renal aguda (por ejemplo por el consumo de drogas o haber sufrido determinadas infecciones). Un simple análisis de sangre y orina son suficientes", ha subrayado Del Pino.

Las pruebas rutinarias analizan la tasa de filtración glomerular, que mide la capacidad de los riñones para filtrar la sangre y otros parámetros, como la presencia de proteína en la orina.

Recomendaciones

Un estilo de vida sano que incluya una dieta equilibrada baja en sal y alta en fibra, el ejercicio físico, el abandono del tabaco y un control de la diabetes y la presión alta si están presentes pueden disminuir el progreso del trastorno hasta en un 50% y en algunos casos hasta revertir el daño, señala la SEN.

Según datos del informe, España figura entre los pocos países de Europa Occidental- junto a Reino Unido y Francia- que sí consideran la enfermedad renal como una prioridad. "Hemos mejorado mucho en los últimos años, pero los esfuerzos realizados no son suficientes, porque los pacientes nos llegan en muchos casos con la función renal ya muy deteriorada". Para revertir esta situación, asegura, la SEN está trabajando con las sociedades científicas de Atención Primaria, para impulsar la detección precoz de la patología. Por el mismo coste que se emplea en someter a una persona a diálisis o a un trasplante, podrían tratarse a 10 personas en fases iniciales de enfermedad renal, lo que impediría la progresión de la enfermedad, concluye. (Cristina G. Lucio / El Mundo)