lunes, 20 de marzo de 2017

marzo 20, 2017
NUEVA YORK, 20 de marzo de 2017.- El poderío económico de los Estados Unidos es imposible de entender sin la contribución de los Rockefeller. La influyente dinastía neoyorquina forma parte de la nobleza de un país en la que el rey es el capitalismo. Este lunes murió el financiero y filántropo David Rockefeller, el último miembro vivo del clan entre los de su generación. El nieto de John Rockefeller estaba al frente de la gestión de todos los intereses de la familia. Es difícil que sus sucesores logren su altura.

David Rockefeller falleció por causas naturales a los 101 edad en su residencia en Pocantico Hills, una masión que mira al río Hudson en el norte del estado de Nueva York. Era el más joven de los seis hijos de John D. Rockefeller Junior y fue fundador de la Comisión Trilateral, una de las organizaciones privadas más influyentes del mundo. También presidió el Chase Manhattan Bank, germen de JPMorgan Chase, el mayor grupo financiero del país.

El fallecido financiero estadounidense David Rockefeller, cuando presentó sus memorias en España en 2004. (EFE)

Era el único nieto vivo del legendario fundador de la petrolera Standard Oil. El heredero nació en Manhattan el 12 de junio de 1915. Se doctoró en economía por la Universidad de Chicago, aunque estudió también en Harvard y Londres. Amaba el arte y en su colección privada tenía trabajos de Picasso, Monet, Matisse y Rothko. A lo largo de su vida donó 150 millones de dólares al Museo de Arte Moderno, que cofundó su madre Abby.

La revista Forbes calculó este mismo lunes su fortuna personal en 3.300 millones de dólares. Antes de dedicarse al mundo de las finanzas, participó como voluntario en el Ejército durante la Segunda Guerra Mundial y fue funcionario de inteligencia en Argelia. A su regreso de Europa, empezó a trabajar para el Chase Manhattan Bank en el departamento internacional. La presidencia de la entidad la asumirá en 1961, cargo que conservó durante dos décadas.

John D. Rockefeller sigue siendo considerado como la persona más acaudalada de la historia moderna de EE UU. La petrolera que está en el origen de la fortuna de la influyente saga familiar fue partida y de ella emergió, entre otras compañías, el gigante ExxonMobil. David Rockefeller prefirió la banca. Los presidentes Jimmy Carter, demócrata, y Richard Nixon, republicano, le tantearon para el cargo de secretario del Tesoro, que declinó.

Los Rockefeller se guiaban por el principio de que había que devolver a la sociedad todo lo que les había dado. Hace dos años celebró su 100 cumpleaños donando un terrero que la familia junto a un parque nacional en Maine. La acción filantrópica del clan abarca desde iniciativas para la promoción del arte hasta acciones para la conservación del medio ambiente.

David Rockefeller se considera un republicano moderado. Su nombre se asocia con la construcción del World Trade Center en el bajo Manhattan y otras iniciativas como la Universidad Rockefeller. Y pocos entre los de su generación tuvieron una implicación personal tan fuerte con la promoción de la democracia en las Américas como el magnate, que presidió el Consejo de las Américas. Bill Clinton le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad en 1998, el mayor reconocimiento civil.

David Rockefeller, que siguió viajando pese a su avanzada edad, llegó durante su vida a entrar en contacto directo con más de 200 jefes de estado, de un centenar de países. Eso le convirtió en uno de los grandes representantes de EE UU en el extranjero. Por eso no fue una casualidad que el Chase Manhattan Bank fue el primer grupo financiero en abrir oficinas en Rusia y China. El banco le dio un estatus internacional que nunca habría logrado trabajado para el Gobierno. (Sandro Pozzi / El País)