martes, 14 de marzo de 2017

marzo 14, 2017
RÍO DE JANEIRO, 14 de marzo de 2017.- "¿Usted sabe lo que es levantarse cada día pensando que la prensa está en la puerta de mi casa porque voy a ser detenido?". Un año después de que la policía irrumpiera en su apartamento para interrogarlo por sospechas de corrupción, el ex presidente brasileño Lula da Silva ha comparecido este martes ante la Justicia y se ha declarado "víctima de casi una masacre" por la avalancha de acciones penales abiertas contra él.

A sus 71 años y recién enviudado de su mujer, el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) se presentó ante un juez federal en Brasilia para responder por el supuesto intento de obstruir los trabajos de la Operación Lava Jato, que investiga un gigantesco escándalo de corrupción con ramificaciones en América Latina y las ex colonias portuguesas en África.

El ex presidente de Brasil Lula da Silva participa en un congreso de la Contag ayer. (EFE)

Según la acusación, Lula y otros denunciados intentaron impedir que Nestor Cerveró, ex director de la compañía semiestatal Petrobras y preso desde 2015, revelara detalles de la trama corrupta. El supuesto plan para comprar el silencio de Cerveró consistía en organizar su fuga a España a través de Paraguay; una vez en su destino, tendría garantizada una ayuda financiera de 50.000 reales al mes (casi 15.000 euros al cambio actual).

El ex presidente, sin embargo, ha asegurado que los hechos presentados son "falsos" y ha aprovechado para defender su inocencia frente a cualquier otra sospecha relacionada con los escándalos de sobornos y lavado de dinero que sacuden estos días a la clase política brasileña. "Dudo que haya un empresario que diga que yo le pedí 10 centavos", ha dicho.

"Ofendido profundamente"

La comparecencia de Lula se produce en medio de una gran expectación por la inminente divulgación de una lista con decenas de políticos salpicados por el caso Odebrecht, una ramificación de la Lava Jato. Se espera que el fiscal general, Rodrigo Janot, presente esta misma semana sus peticiones de apertura de investigación ante el Supremo Tribunal Federal (STF), encargado de examinar los casos de ministros y parlamentarios aforados.

Ante la sospecha generalizada que recae sobre los principales partidos que han ocupado el poder federal, regional y local en los últimos años, Lula ha salido en defensa de la formación que fundó en los años 80. "Me ofende profundamente que digan que el PT es una organización criminal", ha declarado el ex gobernante.

¿Candidato en 2018?

Además de este caso, el antiguo líder sindicalista también se enfrenta a otras cuatro acciones penales en Brasilia y Curitiba. La cascada de procesos amenaza con frustrar sus planes de presentarse a las elecciones de 2018 para recuperar el Palacio de Planalto, dado que la ley impide que los condenados en segunda instancia figuren en las urnas electrónicas.

"Si hay un brasileño que desea la verdad en este momento, soy yo", ha proclamado el eterno candidato, que ya concurrió a cinco presidenciales consecutivas entre 1989 y 2006 y ahora es consciente de la incertidumbre en torno a su precampaña. "Voy a defender mi honra, que es lo más importante de mi vida", ha añadido en otro momento de su declaración ante el juez.

Si las elecciones fueran hoy, Lula competiría como uno de los grandes favoritos. Seis años después de abandonar el poder con más de un 80% de aprobación, los sondeos señalan que el ex mandatario izquierdista tendría, como mínimo, una plaza garantizada en la segunda vuelta. Sin embargo, a un año y medio de la cita con las urnas, las encuestas sirven más para medir el grado de conocimiento de los posibles aspirantes que para valorar sus opciones reales de gobernar el mayor país de América Latina a partir del 1 de enero de 2019. (Luis Tejero / El Mundo)