jueves, 23 de marzo de 2017

marzo 23, 2017
Dr. Mario Dondé Castro

Facultad de Psicología

1. INTRODUCCIÓN

Es algo común en la literatura de hoy y en las noticias, escuchar que tal o cual científico afirma que Dios no existe; la gente lo capta como que ha “demostrado” que Dios no existe, cuando que esto último es imposible, tanto, como demostrar su existencia. Así se oye mencionar a un tal Hawking, a un tal Dawkins y algunos más, no muy numerosos pero sí muy bulliciosos, porque a la prensa materialista así le interesa, y no porque tengan argumentos de peso en contra de la existencia de Dios.

En cuanto a la religión, no habiendo nada que demostrar, se limitan a ridiculizarla; hay varios ejemplos de esto.

La evaluación de las propuestas de los científicos, no puede hacerse, desde luego, desde la teología, o la filosofía y menos desde del dogma, porque esos cuestionamientos vienen hoy día, justamente del lado de la ciencia.


Atendiendo a esto es que en esta plática me propongo hacer a un lado, totalmente, el dogma teísta y religioso, y a partir de las evidencias, de los nuevos descubrimientos científicos y con el uso riguroso de la razón, investigar qué tan justificada está la creencia en dios y la existencia de religiones, todo ello repito, desde el lado de la ciencia. Sin miedo y con la mente abierta.

Llegar tan lejos como sea posible, con el uso estricto de la razón, y aprovechando las evidencias y los avances de la ciencia, en la cuestión de la existencia de Dios, y la aparición de las religiones.

Se seguirá una línea paralela a la dogmática, de manera que jamás se llegarán a tocar.

En primer lugar debemos investigar si el avance prodigioso de la ciencia no brinda hoy indicios de la existencia de Algo, como quiera llamársele, que haya intervenido en la creación de cuanto vemos. Será el tema de la plática de hoy.

En segundo lugar es necesario estudiar los postulados básicos de esa literatura materialista para saber qué tan fundamentada está. Sería el tema de una segunda plática.

Nota: Cuando digo “ciencia” me estoy refiriendo al conjunto de verdades demostradas experimentalmente o al menos matemáticamente. Estoy abriendo un poco la definición más estricta.

La ciencia desarrolla sus teorías con base en axiomas considerados inviolables, como son el principio de causalidad y los de conservación. Con una vez que se violaran se caería toda la estructura.

Antes de entrar en materia quiero tocar cuatro puntos:

1. LOS INTERESES DEL SISTEMA CAPITALISTA

Si todo es materia, si no hay nada más allá de esta vida, lo más sensato es que disfrutemos sin medida ni límite, consumiendo y disfrutando lo más posible sin reparar en el despojo a otras sociedades. Nunca tendremos qué pagar por eso.

Además, si el espíritu no existe, entonces las diferencias interraciales son absolutas; no somos todos iguales.

La idea de dios no beneficia al sistema capitalista; crea una especie de guetos en los cuales la propaganda consumista no penetra con facilidad. Además, prohíbe cosas que están asociadas con el movimiento del dinero y la generación de riqueza; la guerra, el aborto, la prostitución son algunas de ellas; pero hay muchas.

El mismo discurso de las religiones, sobre la existencia de algo más allá de la materia, no es conveniente para el materialismo capitalista.

Por estas razones es que la idea de dios y sus consecuencias directas, la religión y las iglesias, no son bienvenidas en el mundo económico actual.

El objetivo de la vida consiste en consumir, tener y poder; no en ser.

El materialismo capitalista, el gran capital, eroga enormes sumas en combatir la idea de Dios; en el área de la ciencia, tiene evidentemente científicos a su servicio. no son muchos pero sí muy bulliciosos, como ya se señaló.

Todos ellos, 6 u 8 están localizados en algunas universidades de los países más capitalistas: USA e Inglaterra.

2. EL DIOS TRADICIONAL, EL QUE NOS VIENE, DEL DOGMA ES PERSONAL.

¿Qué es el dios personal? como su nombre lo indica, el que actúa como una persona. Es el que nos llega de los libros llamados sagrados y de la historia.

Todos tenemos en mayor o menos medida esta visión, incluso muy arraigada: le pedimos, le ofrecemos, nos dirigimos a él en momentos difíciles, le agradecemos…

Es un dios que de una forma u otra ha intervenido y lo sigue haciendo en los eventos humanos, aun los personales.

Por este motivo no puede deslindarse de todas las injusticias y calamidades naturales a lo largo de la historia.

Esta visión se asocia con guerras, con matanzas, con intransigencias. Se le repudia también por identificarla con religiosidad y dogmas.

Por ello es difícil armar un análisis frío sobre este tema, partiendo de cero y proceder con rigurosa objetividad;

La palabra “dios” ha llegado a acumular tantos prejuicios dogmáticos, históricos y políticos, que se hace difícil usarla, al menos en algunos medios, hoy, sin ser identificado automáticamente como oscurantista, tradicionalista, anacrónico y dogmático, y segregado de la discusión; tanta confusión existe.

No obstante, tratándose de la cuestión más trascendental de todas es necesario intentar ese análisis racional, si se aspira a poner cada cosa en su lugar y tener una visión tan clara como sea posible sobre la cuestión de dios.

Las palabras siguientes son de Karl G. Jung, famoso siquiatra suizo muerto en 1961.

“Entre todos mis pacientes que han superado la mitad de la vida o sea mayores de 35 años, no hay ni uno solo cuyo problema final no sea el de la actitud religiosa. En última instancia, las personas enferman por haber perdido lo que las religiones vivas han dado a todos sus creyentes en todos los tiempos, y nadie queda realmente curado si no vuelve a alcanzar una actitud religiosa que, por supuesto, no tiene nada qué ver con la pertenencia a una confesión determinada o a alguna Iglesia concreta.” Karl Gustav Jung.

3. CONFUSIÓN ENTRE SER Y ACTUAR. Una de tantas confusiones es entre la existencia de ese dios personal y su actuación; ambas cosas son totalmente diferentes.

Cuando alguien dice que no cree que exista Dios porque si existiera sería muy cruel al permitir tanta calamidad, está ya confundiendo existencia con modo de actuar. ¿por qué se ha dado esa mezcla que lleva a confusión?

En primer lugar porque tratándose de un dios personal es difícil separarlas; desde que el hombre empezó a adorar al sol, comenzó a pedirle por las cosechas, por la salud y por su protección ante la violencia de la naturaleza; esperaba ya una determinada respuesta en su ayuda. Existencia y ayuda venían juntas. ¿cómo sé que existe? porque me ayuda

En segundo lugar, porque así ha sido conveniente para los líderes religiosos y sociales; el paradigma ha sido: “Dios existe y castiga a los malos y premia a los buenos, en esta y en la otra vida, y nosotros lo representamos y decimos qué es lo bueno y qué es lo malo”. Nuevamente, la existencia y la actuación no pueden separarse.

Hoy se ataca su existencia a partir de su forma de actuar, absurda muchas veces para los patrones humanos.

Atendiendo a esto último, esta plática tendrá dos partes:

En la primera parte nos ocuparemos de las evidencias sobre su existencia

En la segunda lo haremos de su posible forma de actuar, o sea, los modelos que el hombre ha creado de la interrelación creador-hombre.

4. Hoy es necesario tomar en consideración un hecho innegable: no puede hablarse de dios sin mencionar a la cosmología. Es en este campo en donde se dan los grandes debates; y no puede uno permanecer aferrado al dogma sin el peligro de ver derrumbarse los cimientos de su fe y de su vida, por la confusión que en nosotros puede causar el embate malentendido de la ciencia.

Resulta entonces obligado dedicar unos minutos a hablar de la cosmología.

3. COSMOLOGÍA Y SATÉLITES COSMOLÓGICOS.

a) Cosmología es la ciencia que trata del origen del universo y de su eventual fin. Como nunca, está ligada a las discusiones sobre religión y teísmo.

b) Edad del Universo. 13,800 millones de años.

c) Radiación de Fondo de Microondas” (en inglés, Cosmic Microwave Background o CMB) (380,000 años)

d) Composición del universo (Información de 2016), de la nave espacial Planck,

La materia ordinaria: 4.9% del total de materia y energía del universo; el restante 95.1% tiene una composición desconocida. Materia oscura: 26.8% del total. Energía oscura: 68.3%

Por último, la materia ordinaria está formada principalmente de hidrógeno y helio; los metales más pesados, que son 88, con los cuales estamos formados, no constituyen más de 0.03% de ella.

Si queremos estimar la fracción de la materia ordinaria que corresponde a la materia viva, encontraríamos que es prácticamente despreciable; así de raro es el fenómeno de la vida y mucho más aún, el de la vida inteligente, porque obviamente sólo una mínima parte de la materia viva lo es.

Sin haber visitado los demás planetas, podemos asegurar, con base en lo anterior, que la masa de seres inteligentes en el universo es despreciable. Esto es así simplemente porque los elementos químicos que los forman son escasísimos.

Aún así, por mera probabilidad, es casi imposible que solo haya vida en la tierra.

¿Cómo se ha obtenido esta información? Por los satélites cosmológicos.

e) Los 5 puntos de Lagrange. El punto L2.

f) Los satélites cosmológicos. Han sido enviados principalmente para estudiar la Radiación de Fondo de Microondas. Los principales son tres:

El primero fue el COBE (p“Explorador del Fondo Cósmico” o “Cosmic Background Explorer”), lanzado por la NASA. En 1992, el satélite COBE dio la primera imagen borrosa de la radiación que llena el cielo.

Después vino el satélite WMAP, sonda lanzada el 30 de junio de 2001 también por la NASA. Es la sucesora del COBE.

El satélite Planck fue lanzado en mayo de 2009 por la Agencia Espacial Europea, para complementar los resultados obtenidos por la sonda WMAP.

El 5 de julio de 2010, la misión Planck emitió su primera imagen de todo el cielo con un detalle que no se conocía antes.

Entremos ahora en materia.

PRIMERA PARTE ¿EXISTE ALGUIEN MÁS ALLÁ?

1. Visión de dios que surge de la ciencia. Lo llamaremos cósmico para diferenciarlo del dogmático, que viene de los libros llamados “sagrados” y la historia.

El avance de la ciencia plantea hoy nuevas perspectivas de esta cuestión.

Puede decirse que, si en el pasado la existencia de dios hubiera sido una teoría hoy se daría por confirmada con los hallazgos recientes. El problema es que nunca lo fue; siempre formó parte de un cuerpo dogmático asociado a la intransigencia, la guerra y la explotación. Hoy es, además, un estorbo para el pretendido sistema económico mundial.

El Dios tradicional, dogmático, histórico, asociado a los libros sagrados y al dogma es un dios con comportamiento personal.

Si antaño toda la teología provenía de los textos llamados sagrados, hoy en cambio, como nunca, existe la posibilidad de partir de la ciencia. El dios resultante, a diferencia del personal del dogma, es el dios cósmico.

Éste no sufre de los prejuicios ya señalados, pues no ha promovido guerras, no ha dejado de conceder favores justos, pues de hecho nadie le ha pedido nada; es un dios “nuevo”; simplemente existe, no hay indicios de su forma de actuar. Recordar que arriba se dijo que la existencia de dios se ataca por su forma de actuar.

Hay muchas evidencias de esa existencia, entre ellas las siguientes:

La Grandiosidad del universo

El principio antrópico (ajuste fino del universo)

Las evidencias cosmológicas

La visión de los gigantes.

Pudieran agregarse en segundo plano las coincidencias que se encuentran en la filosofía perenne.

2. DOS PALABRAS SOBRE CADA PUNTO

Grandiosidad del Universo. A principios del siglo XX se creía que la Vía Láctea era todo el Universo. Desde entonces se ha dado un salto pasmoso en su conocimiento. Hoy se sabe que muchos millones de galaxias pueblan el espacio, además de cuásares, estrellas enanas, hoyos negros, polvo cósmico, energía oscura, materia oscura y muchos más componentes. Muy afortunados somos por tener acceso a todo este cúmulo de conocimientos que nos permiten maravillarnos al grado de hallar una significación trascendente en esa grandiosidad.

Einstein no conoció estas maravillas reveladas más recientemente por los satélites cosmológicos. Hoy, es casi un deber no permanecer al margen de lo que está pasando en estos campos del conocimiento, por su relación tan estrecha con principios que pueden influir en nuestra vida.

El ajuste fino del universo. Existe un ajuste fino de las leyes de la naturaleza, que están arregladas de tal manera que la vida y la inteligencia sean posibles. El ajuste es tan fino y exquisito que ha sido y es, motivo de debate si ha sido hecho por Alguien o todo ha sido accidental. Recientemente el debate se ha

incrementado por lo abrumador del creciente número de “coincidencias” que se han tenido qué dar para la aparición de la vida.

Existen sólo dos explicaciones de este ajuste: o fue realizado por un “Ajustador”(explicación teísta) o hay un numero infinito de universos, no todos aptos para la vida y nos tocó “el bueno”(versión atea). Esta última es la llamada “teoría del multiverso”. Esta teoría es bastante descabellada, y sólo diremos que puesto que sería prácticamente imposible, de haber otros universos, hacer contacto con alguno de ellos, la teoría sería siempre DOGMÁTICA (y estamos huyendo del dogma). Puede ser desechada de inmediato, sin referirnos más a ella.

Evidencias cosmológicas. La teoría más aceptada actualmente del origen del universo es la del big bang, gran explosión con que supuestamente apareció. Fantástico es poder remontarnos en alas de las matemáticas hasta ese preciso instante hace 13,800 millones de años.

Según esta teoría, en el instante cero, toda la masa que lo conforma se encontraba concentrada en un punto prácticamente sin dimensiones, increíblemente caliente e increíblemente denso, en medio totalmente de la nada. En una millonésima de una trillonésima de una trillonésima de una trillonésima parte de un segundo, según la teoría de la inflación, el universo se expandió 1050 veces (un 1 seguido de 50 ceros).

Surgen ¡tantas preguntas que no tienen respuesta!, quizá las más trascendentes sean: ¿qué había antes del big-bang? ¿Había Algo o Alguien? ¿O por el contrario, no había nadie y todo se dio por sí solo? ¿qué lo produjo? ¿cuál fue el motor? ¿Muestra el big bang que no hubo ningún agente que lo provocara? ¿o muestra precisamente lo contrario? ¿qué es lo lógico? ¿Cabe quitar aquí su vigencia al principio causa-efecto, que es uno de los axiomas de la ciencia de las grandes escalas, y puntal de la misma?

Toda esta información proveniente de los satélites cosmológicos no es bien conocida.

Los gigantes científicos. Nos preguntamos porqué si los creadores de la ciencia fueron prácticamente todos ellos creyentes, se pretenda actualmente, en Occidente, que la ciencia sea atea, que demuestre que no hay Dios. Realmente es difícil entenderlo.

A Newton lo conocemos por la ley de la gravitación universal y sus leyes del movimiento. Pero nunca se menciona que de todo lo que escribió, 30% fue de teología y el resto de ciencia; dedicó mucho tiempo a la erudición bíblica con especial interés en datar las profecías; calculó que el Día del Juicio ocurriría entre los años 2060 y 2344, y expuso los detalles de sus cálculos en su libro “Observations on the Prophecies of Daniel and the Apocalypse of St John”.

Lo mismo puede decirse de Descartes que, incluso, escribió un libro de apologética; de Copérnico, que era abad, de Galileo y de Leibnitz; de Euler, científico protestante que escribió un tratado a favor de la existencia de Dios y la inmortalidad del alma: “El testimonio de la Naturaleza en contra de los ateos”.

Y qué decir de Einstein y de los físicos creadores de la teoría cuántica, Planck, Schrödinger, Bohm, Heisenberg; todos ellos sintieron, en su penetración del mundo físico, la presencia de un Algo superior. Igualmente Eddington, Pauli, Jeans, y muchos más físicos consagrados. Actualmente muchos científicos, algunos ganadores del Premio Nobel, dan testimonio de su teísmo en libros y entrevistas; John Lennox, Peter Medawar, William Phillips, John Polkinghorne.

Desde luego que hay otros ateos notables como Feynman y Higgs y otros menos destacados. En esta cuestión jamás existirá un consenso.

Newton decía que él había llegado a ver más lejos que los demás, porque había cabalgado “en hombros de gigantes.” Se refería a todos los científicos que le antecedieron.

Al testimonio de estos científicos notables, hay qué dar un crédito especial; son los gigantes, que seguramente pudieron haber visto más que nosotros. Es de notarse que todos estos, incluidos los creadores de la física cuántica, sintieron en su penetración del Universo la presencia de un Espíritu Superior, de la forma particular en que cada uno intuyó. De Heisenberg es la frase “El primer sorbo de la copa de la ciencia vuelve ateo pero en el fondo de la copa Dios está esperando.”

Por último la filosofía perenne. La Filosofía Perenne es un regalo que nos han hecho las generaciones humanas pasadas, en forma de un conjunto universal de verdades y valores que son comunes a todos los pueblos y culturas de todos los tiempos. Gottfried Leibniz, filósofo y matemático contemporáneo de Newton, usó el término para designar la filosofía común y eterna que subyace en las corrientes místicas dentro de las religiones; observó que, al parecer, en todas las religiones (fuera cual fuese la época y el lugar donde surgieran) se repetían ciertas ideas fundamentales. Aldous Huxley usó el término como título de un libro suyo sobre el tema, publicado en 1945.

Un aspecto fundamental en la filosofía perenne es la noción de la Gran Cadena del Ser. En un extremo de este continuo del ser se halla la materia, lo físico, lo no consciente, mientras que en el otro extremo se halla el Espíritu, la Divinidad.

3. ¿CUÁL DE LAS OPCIONES QUE SURGEN DE LA CIENCIA, TOMAR?

Hemos llegado aquí a un punto en que podemos escoger nuestra opción; sólo hay tres:

o hubo Alguien que provocó la gran explosión e hizo el ajuste fino del universo,

o todo eso se hizo solo,

o hay millones de Universos que se hicieron solos.

En rigor, ninguna de estas teorías puede ser “probada”. Son todas igualmente válidas o inválidas desde el punto de vista científico, pero no todas igualmente lógicas y

Es un hecho que las evidencias se inclinan claramente hacia la primera opción.

Pero una sorpresa es que el dios que emerge de la ciencia, el dios cósmico, no tiene cara; no se parece a la idea que siempre hemos tenido de Él: ni es el buen pastor, ni es el redentor de la humanidad, ni el padre amoroso que vela por nosotros, ni tampoco el ente que nos hace pagar por nuestro karma negativo o reencarnar en otro ser.

No es tampoco quien se ocupa de unir a dos personas para toda la vida ni el que da normas morales y ni siquiera el que se incomoda por nuestro erotismo. En el homosexualismo ni repara.

Las limitantes y prohibiciones vendrán de las religiones y las iglesias, algunas fundamentadas y otras sin razón de existir.

Pero en lo que sí estoy seguro que sí repara, es en cualquier daño que ocasionemos al resto de su creación, incluido desde luego el hombre; porque existe una ley natural al margen de cualquier dogma religioso, que está grabado en la mente.

Comoquiera, por primera vez en la historia podemos tener acceso a esta imagen de dios, desprovista de todas las connotaciones negativas ya mencionadas.

Ser ateo hoy, ante esas nuevas maravillas equivale a decir: “tan maravilloso y grandioso estoy descubriendo que es el universo, que hasta creo que nadie lo hizo” . A esto podemos llamarle lógica invertida.

La grandiosidad del universo no sólo sugiere fuertemente la existencia de un Creador del mismo sino que también, para muchas mentes está pareciendo ya desproporcionado que ese Creador tenga un representante en ese puntito azul llamado tierra; que interprete su pensamiento, y que haya elegido incluso un pueblo para que lo transmita.

4. VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL DIOS DE LA CIENCIA.

a) Como ya se dijo, el dios al que nos aproximamos desde la ciencia no tiene una imagen. Es simplemente el agente cósmico que hizo aparecer el universo.

Aunque todo lo dicho arriba muestra su existencia, no anticipa en nada las características de ese Creador; su bondad, o su maldad; su amor o su desentendimiento de lo que sucede; nada podemos deducir en forma razonada, y las cualidades o defectos que se le atribuyan dependerán del punto de vista y los intereses de quien hace las atribuciones. Es un dios desconocido.

Esta falta de cara puede verse como una desventaja pues el hombre suele requerir de esa imagen.

b) Pero esta misma característica es su ventaja, porque está desprovisto de todas las ideas e implicaciones que a lo largo de la historia se le han adjudicado.

c) Además, estando sustentado en la ciencia, los argumentos y evidencias acerca de su existencia serán cada vez mayores a medida que la ciencia avance. Esto es muy importante. Debe decirse que esta ventaja podría ser muy bien utilizada por las Iglesias simplemente para reforzar la creencia en Dios. Desgraciadamente ellas no son muy afectas a salir del terreno dogmático al racional, pues este último lleva a pensar, razonar y cuestionar y ello no les es de beneficio.

Las anteriores son las ventajas y desventajas del dios cósmico.

5. VENTAJAS Y DESVENTAJAS DEL DIOS DEL DOGMA

a) El dios tradicional es personal. Esto es una desventaja como ya se dijo. Pero por el contrario, brinda apoyos de tipo netamente humano, como la comprensión y el amor; igualmente permite responder de inmediato a preguntas trascendentes para el ser humano como

¿Es bondadoso el Creador? (nos da tranquilidad el hecho que lo sea): Respuesta inmediata: SÍÍÍ.

¿se le pueden hacer peticiones esperando una respuesta? Desde luego que SÍÍÍ

¿Vale la pena sacrificarse por los demás? Claro que SÍÍÍ

¿nos escucha y nos ama a todos y nos puede castigar de manera individual en forma individual? Por supuesto que SÍÍÍ.

El dios personal tiene todas estas ventajas de las que carece el cósmico, y en muchos siglos fue la única visión que tuvimos de Él.

b) La versión dogmática se ha ido debilitando a medida que el mismo avance de la ciencia está haciendo al hombre más analítico. Es su desventaja

c) Otra desventaja es que no es concordante con la realidad y esto lo hace vulnerable.

Muchas situaciones cotidianas indican que tal visión es defectuosa. Y esto es justamente el blanco de los ateos oficiales. También el motivo de desencanto y alejamiento de Él. Recordar el caso de Javier Sicilia (*).

Para muchas personas ya no satisface el Dios personal. Fue el caso de Einstein y de los físicos de la teoría cuántica, y de muchos otros.

No es necesario decir que, además, es el dios que interesa a las iglesias. las religiones occidentales se basan en esta visión.

Hemos llegado hasta aquí a la idea de un Creador, con el apoyo de los grandes descubrimientos actuales.

6. RESUMIENDO:

No hemos tratado de demostrar que dios existe. No es posible.

Lo que hoy se sabe es que el universo tuvo un principio, que no existió siempre. En un instante inicial, en el llamado big bang, se hizo patente una cantidad ingente de energía en forma de partículas muy elementales; éste es el hecho real, según la ciencia actual.

En un momento dado comenzó a existir algo grandioso que no existía, que hoy conocemos como universo.

No sabemos qué produjo el big bang y quizá jamás lo sepamos en forma indiscutible. Mucho menos podemos pretender saber qué pasó antes de ese acontecimiento. Pudo haber salido de la nada y esto sería algo más allá de nuestra capacidad de entendimiento; por cierto, más allá también de la de los físicos que emiten teorías raras al respecto. ¿Qué detonó su aparición? ¿Porqué surgió? ¿qué razón hay para que exista? Y por cierto, ¿qué razón hay para que existamos nosotros?

Una posibilidad muy grande es que Algo lo haya producido, como quiera que se le llame. Es algo altamente probable.

Estamos aplicando simplemente el principio de causalidad, uno de los pilares de la ciencia.

SEGUNDA PARTE: ¿EN QUÉ FORMA ACTÚA?

A. LOS MODELOS OCCIDENTALES DE LA RELACIÓN CREADOR-HOMBRE

Una vez puestos de acuerdo sobre la prácticamente segura existencia de un Creador sin imagen, lo que queda es ver a esta luz el cuerpo de creencias religiosas.

1. ¿Tendríamos capacidad para abarcar con la mente todo lo que es Dios? Seguramente que no. Aunque se nos mostrara tal y como es, no llegaríamos a abarcarlo; de hecho es su creación la que dice “aquí estoy” y somos incapaces de comprenderla.

El Maestro Eckhart dijo: “Si tuviera un Dios a quien pudiera conocer, no le consideraría como Dios”. San Juan de la Cruz decía: “Nada, nada; ni esto ni aquello”

Pero es necesario decir que sistemas mucho menos complejos, como el económico mundial, tampoco lo comprendemos y no podemos explicar su comportamiento futuro con precisión.

El hombre sólo puede procesar modelos o representan en mayor o menor grado las realidades. Son las ideas que tenemos de los sistemas externos a nosotros y su funcionamiento y lo que podemos esperar de ellos.

El hombre necesita de esos modelos. Con ellos funciona su mente. No sólo los hay físicos y matemáticos sino también espirituales.

Una vez aceptada la existencia de dios, el hombre construyó modelos que lo representaran y permitieran saber cómo actuaría en una dada situación.

Pero en este caso, siendo tan complejo el objeto modelado, lo único que podían representar estos modelos era la pequeña fracción que corresponde a su interrelación con nosotros, o sea su forma de actuar; no se podía a más.

Estos modelos que constituyen la primera actividad espiritual del hombre, tenían seguramente algunas creencias asociadas a ellos, lo que constituía las primeras religiones incipientes.

El resultado fue siempre un comportamiento humano; es el dios personal; el que castiga y premia. Ya fueran los dioses griegos y romanos, con cualidades y vicios, o ya fuera la máxima acumulación posible de todas las cualidades humanas en un ser sin defecto alguno, el comportamiento era, de todas maneras, personal.

Ese resultado era de esperar, pues humana es nuestra naturaleza, y si hemos de hacernos alguna idea del Creador y de nuestra relación con Él, tendrá qué ser desde ese marco. Si a principios del siglo XX no podíamos imaginar el paisaje que ofrece el planeta desde el espacio, ¿cómo puede exigirse al hombre el visualizar al Creador desde un marco que no sea el humano?

No es, absolutamente, censurable esta actitud de fabricar modelos divinos con semejanza humana.

Más tarde, sobre esos modelos personales habrían de construirse las religiones.

La visión del dios personal ha sido operante (o sea, motiva acciones, positivas, desde luego) y además, como se señaló arriba, proporciona apoyos humanos a los que se apoyan en él.

El problema del modelo dios personal radica en que el avance de la ciencia y la mentalidad analítica consecuente, lo están sobrepasando, al menos en amplios sectores. Nos encontramos con que el modelo es rechazado, o simplemente sus recomendaciones ya no son seguidas y deja, por lo tanto, de ser operante.

Los físicos de la teoría cuántica, por ejemplo rechazaron todos ellos al dios personal, siendo teístas.

2. VEAMOS UN POCO DE ESTOS MODELOS Y SUS CARACTERÍSTICAS

El modelo más primitivo es el Dios completamente personal. Es el modelo que se ilustra en la película El Violinista en el tejado. Nada sucede si no es dirigido por Dios directamente. El protagonista de la película, dialoga, discute incluso con Dios, le pide, le reclama, todo como si fuera una persona. Esta posición considera que Dios tiene hoy una acción directa, a nivel individual, en todos los eventos, reaccionando además en forma totalmente humana, con posibilidad de premiar o castigar incluso en vida.

No es difícil, en algún momento de nuestra vida, caer en esta concepción. tenemos alguna predisposición.

Esta postura desemboca rápidamente en dudas sobre su bondad, incluso sobre su existencia misma, aunque ya se dijo que existencia y acción son cosas diferentes (¿cómo pudo permitir eso?). Por cierto, este tipo de creyente es muy querido por las iglesias. Analicemos las discordancias de este modelo con la realidad en dos planos.

a) En el plano colectivo. Parece que Dios fuera cruel al permitir los cataclismos y las desgracias en general. No es un Dios bueno. En este plano, en que las leyes naturales juegan un papel muy importante, esta incoherencia aparente entre bondad y permisividad se hace más patente.

b) En el plano individual. Cuando le pedimos algo “bueno” para nosotros, como sanar de una enfermedad o que alguien sane, no nos cabe en la mente que no nos haga caso; si no se da lo que pedimos, nos rebelamos o bien, y consideramos que Dios no existe. Nuevamente, es el caso de Javier Sicilia.

El modelo puro del dios personal no es consistente con la realidad. Por lo tanto es débil.

A medida que la humanidad se fue desarrollando, fue desechando la posibilidad de que dios interviniera en todos los acontecimientos. No concordaba esta creencia con la realidad observada.

Un modelo más refinado es el de la Divina Providencia; siendo también un modelo de dios personal deja, no obstante, a Dios, la “libertad” de conceder o no lo que se le pide; si no lo concede es que no convenía al que pedía. Se dice entonces que “Dios escribe con renglones torcidos” o que "los caminos del Señor son insondables". Curiosamente, en este caso particular el hombre está yendo más allá de su condición humana y con ojos sobrehumanos ve un comportamiento divino que escapa a su entendimiento. Está dejando abierta la posibilidad de que, en casos como éste, el comportamiento de Dios no sea de tipo humano. Cuando se cumple lo que pedimos estamos viendo en Él una reacción humana y damos gracias; pero cuando no se cumple reconocemos en Él una actitud que, aunque no la comprendemos, estamos seguros de que de todas maneras busca nuestro bien. Esta aceptación última basta para salir del concepto puro de un dios personal y es más madura y aceptable. Lo podríamos llamar el modelo de la Providencia Divina.

Es difícil que este modelo no se contraponga con la realidad observada, se requiere para ello verdadera resignación, muy difícil de tener. Casi siempre desemboca en el personal puro.

Por último, tenemos el modelo totalmente determinista en que Dios sólo puede actuar a través de las leyes que él mismo ha impuesto, que por cierto no son todas conocidas. No puede saberse, en consecuencia cómo actuará. Cualquier comportamiento que le adjudiquemos es arbitrario. Éste ya no es un modelo personal.

Según esta última concepción, todos los acontecimientos son resultado de las leyes naturales únicamente. Todo está predestinado, implícito en las leyes que Él creó desde el principio de los tiempos. El libre albedrío no existe. Éste fue el modelo de Einstein. Percibe con gran claridad (quién si no él) el infinito orden que rige la naturaleza, y lo considera en forma tajante y fácil de comprender, inviolable por agente alguno exterior. Palabras suyas son:

“Quien esté plenamente convencido del alcance universal de la ley de la causalidad no puede admitir ni por un momento que algún ser pueda influir en el curso de los acontecimientos”. Y aquella otra, famosa frase: “Dios no juega a los dados”. O sea, todo está ya determinado.

Rechaza la posibilidad del libre albedrío y de la culpabilidad y esto podemos considerarlo el punto débil del modelo.

También lleva a situaciones irreales: es obvio que si quiero escribo este párrafo y si no, pues no. Es evidente que sí existe una libertad y un libre albedrío y sí somos responsables de nuestros actos.

De todo lo anterior se infiere que un modelo determinista como el de Einstein es altamente inaceptable, pero muy conveniente para el sistema capitalista central; si no hay libre albedrío no hay culpa; los eventos que se dan, por inhumanos que sean, ya estaban predeterminados; el sistema no tiene culpa alguna. Desde luego que no fue la intención de Einstein crear estas ideas monstruosas.

Fue tan mal acogido en su tiempo el modelo determinista, que Einstein fue tildado de ateo, aunque en muchas ocasiones repitió que no lo era. Este modelo está teniendo más aceptación hoy en día entre los científicos quizá sólo por oponerse al personal.

Si la sola convicción de la existencia del Creador sin rostro fuera suficiente para actuar de forma ética, no sería necesario “vestir” a ese dios con ciertos atributos, tal como se haría con el hombre invisible para que pudiera ser visto.

Para algunas mentes privilegiadas como la de Einstein así fue. Para él, la existencia del dios cósmico, sin cara, sin dogma, fue suficientemente convincente para motivar un comportamiento ético, mismo que siempre guardó. Él no necesitaba de consuelo y confort de parte de su dios.

Sin embargo, la mayoría de las personas necesita un dios personal. Saber de las posibilidades de premio y castigo es algo que puede mover a un comportamiento moral en algunos casos.

3. ¿DETERMINISTA O PERSONAL?

La siguiente pregunta nos lleva a la reflexión.

¿qué sabemos de Dios? ¿es personal o no lo es?

Desde el punto de vista científico solamente sabemos que es el agente cósmico gracias al cual existe el universo. ¿algo más? Nada.

Ni es el Dios-Universo de Spinozza ni, muy posiblemente, tampoco el padre amoroso que está cuidando de cada uno de nosotros.

No podemos intuir cuál es su forma de actuar (“mi pensamiento no es tu pensamiento y mis caminos no son tus caminos” dice la Biblia). Es Algo que existe detrás de la creación, le llamen como le llamen, actúe como actúe, sea como sea. Un actor cósmico cuya presencia se nos hace patente por uno de los principios más básicos de la ciencia: el de causalidad.

Aunque Dios premiara o castigara en forma inmediata nuestras acciones, sin usar un criterio humano, no sabríamos qué va a premiar ni qué va a castigar ni en qué forma vaya a hacerlo.

Más que una posición extrema determinista o personal pura, es aceptable una más flexible; las leyes naturales se cumplen y se combinan con las acciones libres del hombre, para dar resultados que no se ajustan, en forma estricta, ni a unas ni a otras; no puede descartarse tampoco, sería anticientífico, una acción directa que seguramente nunca entenderíamos.

Todos estos modelos de actuación tienen en común una discordancia con la realidad. De acuerdo con esto, el modelo perfecto de actuación no existe; nadie puede adjudicarse su posesión.

Por de pronto podemos decir que el modelo determinista es muy conveniente para el sistema materialista, y el dios personal lo es para las iglesias. Este ultimo es cada vez más rechazado por la ciencia.

¿Qué hacer para tener un modelo de la relación Creador-hombre más consistente que lleve a un credo más sólido? Veamos primeramente qué características debiera tener un modelo perfecto

4. UN MODELO PERFECTO HIPOTÉTICO

¿Qué características debiera tener este modelo? Debe tener al menos cinco:

Ser operante, ser concordante con la realidad, ser confortante, ser ecológico y enseñable a temprana edad.

Mover de manera efectiva a acciones en pro de la creación (humanidad y su entorno), no predecir situaciones que se contradigan con la experiencia cotidiana y brindar confort, apoyo y consuelo a los creyentes.

La evolución del universo es ascendente. Los modelos que no dan resultados acordes con la evolución ascendente del universo no son operantes. Si no son concordantes con la realidad caerán en el descrédito. Si no son confortantes simplemente no serán aceptados por la mayoría de las personas.

El modelo de dios personal es operante, es confortante y a veces concordante con la realidad. No es ecológico ni enseñable como tal a temprana edad. Hoy es muy débil por las razones que se han señalado, al grado de estar dejando de ser operante (¿algún día lo fué?

Veamos si puede ser mejorado. Pasemos a ver otras revelaciones nuevas de la ciencia.

5. UNIDAD, ARMONÍA E INTENCIONALIDAD EN EL UNIVERSO.

Aprovechando de nueva cuenta el avance de la ciencia, podemos plantearnos nuevos modelos operantes y concordantes con la realidad, y aún dadores, si no de confort en el sentido de consuelo y apoyo, al menos sí de satisfacción.

De acuerdo con los conocimientos científicos actuales, unidad y armonía parecen ser características fundamentales del universo en su nivel más básico.

El avance de la ciencia muestra hoy al mundo como una maraña de interconexiones en la que los diversos fenómenos, físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son todos recíprocamente interdependientes.

La evidente no-linearidad del universo, representada por la de las ecuaciones que lo rigen, muestra de manera muy clara esa interconexión compleja.

Y por otro lado, no hay duda de que en el universo existe un orden, el mismo que intuyó Einstein. Eventos que parecen azarosos se concatenan en forma armónica para dar una realidad ordenada que muchas veces escapa a nuestro entendimiento. El caos subyace en el orden.

“Cuando yo, en cierta ocasión, le pregunté al profesor Einstein cómo encontró la teoría de la relatividad, él me respondió que la encontró porque estaba muy fuertemente convencido de la armonía del Universo” (Rogers, C. 1980).

Esa interconexión se da sin conflicto. Las diversas componentes del universo embonan perfectamente entre sí. Esta unión señala, una vez más, la armonía reinante en él, que se hace aquí evidente.

Mentes científicas privilegiadas también han percibido esa vinculación integradora entre los sistemas que conforman el universo y por ello han tratado de unir las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza en un modelo integrador y coherente. Einstein trabajó durante toda su vida, sin éxito, en desarrollar tal teoría, pues creía firmemente en la vinculación de todo en el universo. Esta “Teoría de Todo”, el “Pensamiento de Dios”, como él la llamaba, pretendía unir esas fuerzas en una gran visión orgánica, en la que el cosmos apareciera como una totalidad indivisible y dinámica, interconectada en todas sus partes como una gigantesca telaraña. Por cierto, la llamada “teoría del todo” se refiere únicamente al mundo físico; y ya que la realidad espiritual no puede ser incluida en esta teoría matemática, ésta sería realmente una teoría “de todo lo físico”. Pero la idea de integración que persiste en ella es lo que se señala aquí.

David Bohm (1992), que después de la muerte de Einstein fue considerado el físico de mayor renombre y prestigio, ha guiado, al igual que Einstein, sus trabajos por la creencia de que, tras el aparente caos y desorden de la materia, ha de existir un orden que todavía no alcanzamos a comprender, lo que él llama el “orden implicado”.

6. ¿QUÉ COSAS ATENTAN CONTRA ESA ARMONÍA UNIVERSAL?

Más que filosofar a este respecto, es mejor ilustrarlo con un ejemplo deliberadamente sencillo. Cuando al amanecer veo que no tengo comida para mi gato, que ha estado esperando no se cuántas horas a la puerta de la cocina esperando su comida de la mañana, me siento incómodo; pero mil veces más y conmovido, cuando pienso en cuántos padres de familia hay que al amanecer no tienen con qué satisfacer el hambre de sus hijos que lloran pidiendo comida. El patrón que prefiere comprar combustible más caro para su auto nuevo en lugar de pagar lo justo a sus trabajadores, ¡qué deuda tan grande tiene con ellos, sí, pero también con la armonía universal! Ese sí que está alejado de ella. De poco valdrá a ese despojador estar al día en las obligaciones con su Iglesia.

¿qué es la maldad? Si en la estructura del universo subyace la armonía, de la cual participamos, cualquier atentado contra esa armonía se puede definir como acto malvado.

Esa agresión sólo podría ser absuelta mediante obras de provecho para la entidad ofendida (quizá plantar un árbol, por ejemplo, si la falta es grave, o pedir una disculpa, recoger basura de la calle, invitar al agraviado a un café o a la casa). Esto sería reconocer a Dios en su obra y no en el éter cósmico.

La presencia del dolor es un indicador de la existencia de esa maldad y de los atentados a la armonía. Causar dolor o molestia, agredir a los elementos del universo, llámense prójimo, medio ambiente, seres vivos incluidos nosotros, humanidad entera, en cualquier forma que se lleve a cabo esa agresión, es un acto de maldad.

“El dolor es una impresión violenta y contraria a la naturaleza del hombre. placer es todo aquello que restablece la armonía.” (Platón en el Timeo).

Son de recalcar las palabras: “contrario a la naturaleza del hombre”; no debiera haber lugar para el dolor, al menos para el dolor infligido.

No todo puede ni debe relativizarse; hay acciones que son intrínsecamente malas. Una estructura sin esqueleto se desmorona. Hay cosas esenciales. Algo que tiene un valor absoluto es, desde luego, el respeto irrestricto a la vida digna y a la vida misma. Aquí no valen las falacias que tratan de justificar los atentados contra ella.

Cuando se relativiza lo absoluto, es ya sólo cuestión de grado (y de tiempo) llegar a extremos absurdos.

La propaganda consumista nos obnubila y hace que este consumo (de servicios abortistas, clínicas, etcétera) parezca algo natural. si un extraterrestre, libre de prejuicios, se encontrara con este fenómeno de exterminación de la descendencia indefensa, seguramente se horrorizaría.

Estamos hablando aquí estrictamente de evidencias que nos llegan hoy desde el lado de la ciencia, y que bien podrían ir encaminadas a la creación de un nuevo modelo.

7. EL MODELO DE LA ARMONÍA UNIVERSAL

En la búsqueda de la esencia del universo, todo nos lleva hacia la evidencia de una integración armónica; el ser humano no puede estar al margen o en contra del todo del que forma parte.

En el nivel físico y cósmico, en el inorgánico, en el de las plantas y los animales, todo respira orden, armonía y belleza, debido a las leyes perfectas que lo rigen, que denotan simplicidad, belleza, simetría, armonía y propósito.

El ser humano, que es el único que conocemos con inteligencia y libre albedrío, no puede comportarse de manera desacorde con esa armonía, so pena de permanecer al margen también de la felicidad inherente a ella.

Así como todos los procesos fisicoquímicos que se dan en los seres vivos tienen como común denominador el estar dirigidos a la conservación y mejoramiento del organismo mismo, de igual manera los fenómenos y las acciones que se dan en el universo han de estar orientados a fomentar su armonía y su orden acercándolo a la perfección.

Y estamos ya ante un nuevo modelo de relación del hombre con el creador, a través de su obra a la cual podemos comprender más que a Él mismo. Lo podemos llamar modelo de la armonía universal. Lo podemos enunciar así:

Participar del orden universal constituye la máxima plenitud del hombre. Cuando actuamos contra la armonía y el orden de la creación, causando dolor, estamos atentando contra esa estructura universal y contra nosotros mismos.

La calidad de nuestra relación con todo el universo a través de lo más cercano, enmarcará cualquier acción que el supremo pueda ejercer en nosotros; no ha de ser lo mismo si nuestro ánimo es de venganza, o de odio, o de compasión o de amor o de anonadamiento místico o de contemplación de la naturaleza. Este modelo puede resultar aceptable para muchas personas que ya no aceptan el modelo del dios tradicional.

El modelo de la armonía universal proviene de la visión del dios cósmico, no del de los libros sagrados.

Su “cuerpo de creencias” está igualmente sustentado en la ciencia que nos va mostrando ese orden implicado de que habla Bohm, el cual será más evidente a medida que la ciencia avance.

Este modelo es operante si se enseña a temprana edad lo cual es posible, es concordante con la realidad, es ecológico y brinda un nuevo tipo de confort y satisfacción. Es sencillo y por último, es compatible con otros modelos y podría servir para reforzar su efectividad ética.

8. ORIGEN DE LAS RELIGIONES.

Sobre los modelos de Dios personal se crearon en Occidente cuerpos de dogmas.

Las religiones obedecen así a una necesidad del ser humano. Han dado pie, a nivel personal, a acciones buenas y a otras malas, al igual que la ciencia y las demás actividades humanas. Son todas ellas igualmente respetables.

Pero con ellas nacieron también las Iglesias, esas célebres instituciones que en occidente han luchado denodadamente, durante siglos, por desacreditar la imagen del Creador.

Veamos ahora un modelo de la relación Creador-hombre, más elaborado, más complicado, que surge con el cristianismo y suscita cuestionamientos interesantes. es el del dios ofendido.

9. EL MODELO DEL DIOS OFENDIDO

Este modelo está asociado a un dogma: ya hemos ofendido a Dios. En consecuencia, debemos actuar de manera ética, para no seguir ofendiéndolo.

El primer cuestionamiento es: ¿podemos ofender al dios todopoderoso que ha emergido de las páginas de la ciencia, el creador del universo? No sabemos, absolutamente si se puede ofender a ese Ente universal y sería necesario primero definir lo que sería una ofensa.

Pero en este modelo la ofensa sí es muy posible en muchas formas, tantas que todos somos culpables. En consecuencia, se requiere reconciliarnos con Él mediante algunas prácticas penitenciales.

También presenta problemas graves:

En primer lugar, se ha traducido en ocasiones como “haz ofendido a Dios pero yo lo represento y puedo interceder por ti”. Fue esto último lo que ahuyentó a Lutero y no se trata ciertamente de una práctica del pasado.

Por otro lado, ha dado lugar a un dogma muy complicado que ya es cuestionado por muchas mentes, así como a un sentido generalizado de culpa, como ya se dijo.

Además, no puede ser enseñado de la misma manera en la adultez que a una edad temprana, que es cuando más efectivas son las enseñanzas.

Por último, el modelo no ampara la ecología, por haber sido elaborado en épocas en que tal inquietud no tenía validez. El asesinato de un árbol prominente no ofende a Dios ni a nadie.

Siendo su intención positiva, su efectividad es lo que está a discusión.

Es un hecho innegable que los templos se vacían. Y aun donde se consigue una gran asistencia, pareciera de todas formas que este viejo modelo tradicional de la relación entre el hombre y el Creador está en crisis; se está haciendo inoperante simplemente porque no es adoptado con plena convicción.

En medios frecuentados por gente pensante es ya algo común rechazarlo.

A medida que el pensamiento se desarrolla y las mentes se vuelven más analíticas, menos creíble es el modelo. Fue elaborado hace mucho tiempo.

Y el problema no es tanto que se vacíen los templos y las iglesias, como que esto es un indicador de algo tan grave como el abandono de la idea de un Creador; esta creencia, de la forma que sea , llena un hueco en una gran proporción de personas. Perderla, en los casos en que se ha tenido, puede ser catastrófico; de allá la irresponsabilidad de los divulgadores ateístas a sueldo.

Y es que cuando a una persona se le rompen sus esquemas y sus modelos, pierde el sentido de la vida y queda, además de masificada, en condiciones de aceptar cualquiera otra propuesta. El nuevo Dios ya podrá ser el dinero, la droga, el sexo, el placer, el consumir.

Si la mente se vacía de Dios se llenará hasta con basura; ahí están, por ejemplo, los cultos satánicos y a la “sagrada muerte”.

Es en el teísmo en donde las iglesias deben dar la batalla más que en el ecumenismo; ya es un poco tarde para éste.

B. LOS MODELOS ORIENTALES

1. EL HINDUÍSMO

La religión en oriente siguió caminos muy diferentes que los de Occidente. Existe también un Dios supremo, creador, que es Brahma, que se cree habita en cada porción de la realidad y de la existencia, a través de todo el universo.

El hinduismo es una mezcla muy compleja de creencias de diversos matices que se han acumulado a través de los siglos, desde mucho antes de la era cristiana. Tiene mucho con qué enriquecer el pensamiento occidental.

En general, en oriente la separación entre filosofía y religión es muy tenue, porque su carácter es más bien práctico. El objetivo de la meditación es llegar a la percepción de la realidad última y verdadera. Buda quiso llegar más allá en la meditación y profundizó hasta llegar a un estado de mente en que los potenciales positivos estaban exaltados y los negativos disminuidos. A este estado se ha llamado “Iluminación”.

El hinduismo se practicaba ya en las religiones orientales anteriores a buda. Sidarta Gautama desarrolló a su máxima potencia la habilidad de llegar a tal estado de iluminación, pero esta práctica es en realidad mucho más antigua y de hecho se pierde en las sombras de los tiempos.

Como puede verse, hay una tradición milenaria de misticismo. lo que hoy llamamos método científico, raiz de la ciencia actual, apenas tiene 400 años. Existe en la cultura oriental una cantidad verdaderamente impresionante de escritos, poesías, corrientes religiosas y creencias.

Comparando los resultados de la evolución de la religión en oriente y occidente, puede decirse que la teología occidental ha dado lugar a un dios al que hay qué adorar y la oriental a uno al que hay qué vivir porque está en nosotros mismos.

Otro sello distintivo de la religión occidental ha sido un desprecio ancestral de la corporeidad, no obstante que como característica del ser humano, debiera ser aceptada con todos sus componentes, incluyendo el erótico. Esto es también un elemento que hace que las religiones occidentales no concuerden con la realidad.

Ejemplos de ese rechazo lo tenemos en S. Agustín y Lutero. Se ha considerado tradicionalmente al mundo y al cuerpo como cosas separadas de Dios. El sentimiento erótico no ha sido dignificado como en Oriente, donde casi se confunde con un sacramento y ha dado lugar a una vistosa ornamentación en muchos templos y a obras como el Kama Sutra, que en Occidente es visto como un “Manual del Usuario” .

El disfrute de la experiencia erótica se ha considerado como algo inferior. Se ha relegado el erotismo a un rincón sórdido y oculto, y en consecuencia se le ha hecho comercializable porque la prohibición aumenta la demanda.

Mientras que en occidente nos dedicamos a demostrar, postular, rebatir, discutir, prohibir, en oriente se dedican a vivir. Esa vivencia se da a través de la experiencia mística.

2. ESENCIA DEL MISTICISMO

La esencia del misticismo radica en que en lo más profundo de nuestro ser, en el centro mismo de nuestra conciencia transpersonal estamos unidos a algo, a una realidad que está más allá del mundo físico.

Que la experiencia de esta unión ejerce un cambio positivo y sustancial en la persona que lo experimenta. Este hecho podrá resultar novedoso para muchos de nosotros, occidentales del siglo XXI, pero es algo conocido en oriente, desde muy antiguo y comienza a permear en nuestra sociedad occidental, divulgado por sicólogos como Ken Wilber y místicos como Thomas Merton y Willigis Jäger y por físicos notables como Schrödinger:

“Los diversos místicos a través de los siglos han descrito, cada uno, la experiencia única de su vida en términos que pueden condensarse en esta frase: me he convertido en dios” (Schrödinger, en Ken Wilber, 1984).

Esta realidad, cuando es alcanzada transforma de manera tal a la persona, que la hace solidaria con toda la humanidad y con la naturaleza, deseosa de incorporarse a la armonía universal, y despierta en ella tolerancia y amor por el prójimo, no alcanzable por medio de mandamientos, cualesquiera que sean; también inspira una conciencia ecológica afín a ese mismo sentimiento de solidaridad.

En la tradición de los místicos se habla de la muerte del “pequeño ego” o ego falso. Quien haya leído a Anthony de Melo, o a Eckhart Tolle, o Deepak Chopra, conocerá ya el significado de esta expresión; se refiere a la colección de cosas aprendidas, los recuerdos de la infancia, la escuela, la religión, la sociedad, el grupo de amigos, la pareja, las ilusiones, los ideales, los temores, los traumas, los prejuicios; un conjunto de recuerdos e impresiones que acumulamos durante la vida, que es totalmente accesorio, pero que nos personaliza; que no forma parte de nuestra naturaleza intrínseca pero nos hace diferentes. Al momento de nuestra muerte, este ego muy posiblemente dejará de existir pero nuestra parte esencial, aquello que podemos llamar “alma”, el testigo de nuestra conciencia, eso prevalecerá. Es nuestra naturaleza trascendente y divina. Nuestra “energía” como algunos dicen.

Pues bien, en el ejercicio místico ese pequeño ego es trascendido y se acaba en una fusión con el espíritu universal. la dualidad desaparece. Ya no es “Él

allá, nosotros aquí”, sino “nosotros y Él”. Las técnicas de meditación y contemplación permiten buscar dentro de uno mismo. “Cuando quieras orar, ve al rincón más apartado de tu cuarto, y allá encontrarás a Dios.” (Nuevo Testamento)

La experiencia mística es inefable; no puede ser expresada totalmente en palabras, como sucede también con otro tipo de vivencias de orden superior, como el sentimiento que despierta en nosotros una bella música o una puesta de sol.

Un testimonio “occidental” de la experiencia mística nos la da Carl G. Jung: (en Wiiligis Jëger, 2002); lo expresa de esta forma:

“La experiencia religiosa es absoluta. se escapa a cualquier discusión. Lo único que se podrá decir es que nunca se ha tenido esa experiencia y la otra persona dirá: “lo siento, pero yo sí la he tenido” y, con ello, la discusión ha terminado. Carece de importancia lo que el mundo opine sobre la experiencia religiosa; quien la tiene posee el gran tesoro de algo que se ha convertido para él en fuente de vida, sentido y belleza, proporcionando un nuevo brillo al mundo y a la humanidad.”

El místico Thomas Merton describe esa experiencia así: ”de repente me pareció que veía la belleza secreta de los corazones, la profundidad a la que no llegan ni el pecado ni la codicia, la criatura tal como se encuentra a los ojos de Dios”.

Y en cuanto a la validación experimental, tal como pide el método científico, la experiencia mística no es, absolutamente, ajena a ella. En su libro “Gracia y Coraje” Ken Wilber (1991) señala que la experiencia mística ha venido siendo enseñada por siglos de manera que ni la ciencia podría validar con tanta propiedad esa experiencia. Se trata, así, de algo científico.

Como bien se señala en “La nube del no-saber”, a Dios no se llegará por el procedimiento discursivo ni por ideas, imágenes o demostraciones apologéticas; es en la nube, en que los conceptos y las racionalizaciones están ausentes, donde se puede encontrar a Dios.

Esa nube del no-saber está más allá del dogma, más allá de las palabras; más allá de todos los procedimientos del pensamiento y de todos los conceptos científicos a los que damos tanta importancia.

¡Cuán alejado esto de la mentalidad occidental, con su afán de demostrar, rebatir, clasificar, refutar todo, que si bien ha tenido tantos éxitos científicos y materiales, tan poco ha hecho por la esencia de la persona humana!

Tristemente, la espiritualidad no es moneda corriente en occidente.

3. EL MODELO DE LA OLA Y EL MAR

Un buen representante de la feliz interacción de cristianismo y budismo zen es Willigis Jäger. En sus libros da algunas analogías que recalcan más aún la interdependencia hombre-divinidad y la integración total de la creación incluyendo al hombre. presenta un nuevo modelo de la relación hombre-creador, que podemos llamar “de la ola y el mar”, que da nombre a uno de sus libros.

“Si nos imaginamos la Realidad primera como un océano inmenso, nosotros somos algo así como las olas del mar. Aún si la ola tiene la experiencia “soy el mar”, aun hay dos: ola y mar. Pero en la experiencia mística se traspasa también ese dualismo. El “yo” de la ola se diluye y en su lugar el mar se experimenta como ola. Se experimenta en la unidad de ambos y como unidad de ambos. Este paso no lo lleva a cabo el místico sino que le sucede. Ya no mira la realidad como un ente frente a él; no la ve, por así decir, desde el exterior, sino que la experimenta desde el interior. Utilizando esta imagen, experimenta que todo es ola y océano a la vez. Todo es manifestación de la Realidad Una… Todo es cosmos y todo en él es la manifestación del mismo ser cósmico.” El Cosmos es la epifanía de Dios.”

Esto apoya más aún la idea de que todo en el cosmos esta unido; cuando reconocemos que estamos unidos a todo, entonces reconocemos también que en el atentado de un terrorista, parte del odio implicado es el mío propio.

Nada puede negar categóricamente que más allá de los campos detectables y medibles por los recursos tecnológicos actuales, no existan otros ocultos, ¿por qué habrían de existir únicamente los detectables físicamente? No hay ninguna razón. No hay porqué asustarse ante verdades no demostradas por la ciencia; ésta tiene su ámbito de acción y de allá no puede salir.

La estructura fundamental del universo es la unidad, la solidaridad y el amor. Todos los místicos dan testimonio de esta unidad. Todo está unido, conectado.

4. En la HISTORIA DEL HACEDOR DE LLUVIA, nuevamente Jäger, en su libro “Sobre el Amor” (2011), nos lleva a otro plano en estas consideraciones.

“En una aldea de la India, hacía mucho tiempo que no llovía. De nada servían las oraciones y los ruegos, de manera que los aldeanos se vieron en la necesidad de llamar al gran Hacedor de Lluvia. Al llegar éste al pueblo dijo: que me den pan y agua para algunos días, y una choza a la cual me pueda retirar. Al cabo de tres días comenzó a llover. Llenos de alegría los aldeanos se acercaron al Hacedor de Lluvia preguntándole cómo lo había hecho. El les respondió:

Al llegar a su aldea vi el desorden proveniente de su insensibilidad, de sus enemistades, de su falta de ayuda mutua. Por eso, lo que hice fue entrar a la choza y ponerme yo mismo en orden. Al ordenarme ustedes también lo hicieron, y también lo hizo la naturaleza. Y al ordenarse la naturaleza, llovió”

La enseñanza de esta historia es que todos somos responsables de lo que sucede. Somos responsables de lo que transmitimos al mundo, ya sea amor, bondad, aversión, odio o ira.

El gran hacedor de lluvia no se encerró a rezar y a pedir a Dios y de hecho en el relato Dios no le concedió nada en forma directa. Se encerró para aumentar el orden del universo en su reducida escala personal. Quizá este mecanismo, que funciona igual que la creencia tradicional de pedir y recibir sea más creíble.

Si el modelo de la “armonía universal” puede resumirse como “todos estamos en el mismo barco”, el de “la ola es el mar” podría hacerlo como “todos somos el mismo barco”. El primero se inculca por la enseñanza, el segundo en ejercicios de meditación.

El primero es occidental, el segundo es mixto.

El último nos integra al universo todo; fomenta la conciencia de que somos nosotros mismos el universo; va más allá del Modelo de la Armonía Universal.

Y si la estructura básica del universo es el amor, cuando actuamos contra él no solo estamos violando un mandamiento, sino que estamos atentando contra esa estructura y contra nosotros mismos.

Si el modelo de la “armonía universal” puede resumirse como “todos estamos en el mismo barco”, el de “la ola es el mar” podría hacerlo como “todos somos el mismo barco”. El primero se inculca por la enseñanza, el segundo en ejercicios de meditación.

El primero es occidental, el segundo es mixto.

Éste último nos integra al universo todo; fomenta la conciencia de que somos nosotros mismos el universo; va más allá del Modelo de la Armonía Universal.

La afirmación “es mi cuerpo y hago lo que quiera con él”, por ejemplo, carece de validez en el contexto de estas concepciones. En el contexto de los modelos occidentales, en cambio, está sujeto a discusión: entran los derechos humanos, la libertad personal y entra desde luego el aspecto económico.

Como occidentales razonadores, podemos aceptar o no estas creencias orientales; pero al menos podemos tomarlas como una evidencia más de la existencia de ese espíritu universal, que las discusiones y dudas fomentadas hoy por el sistema económico tratan de ocultarnos.

5. CONCLUSIÓN

Si quisiéramos resumir esta plática en pocas palabras, podríamos decir que:

Todas las evidencias apuntan a que existe un autor del universo.

Ese Algo es desconocido. Estrictamente no sabemos ni siquiera la manera en que se relación con nosotros.

Las caretas que le han inventado no le favorecen

En occidente corresponden a un dios personal.

Sobre esos modelos han surgido las religiones. Desgraciadamente, a lo largo del tiempo los imperios y los poderosos las han usado como pretexto para el despojo desacreditando la idea de dios.

La imperfección de los modelos de actuación de dios, y las religiones resultantes los hacen hoy muy vulnerables. De camino, le sucede lo mismo a la fe en dios. Se confunde el ser con el actuar.

Al actual poder económico mundial le estorba tal creencia en dios y aprovecha el defecto de los modelos y las religiones para atacarla

Si en el pasado la existencia de dios hubiera sido una teoría hoy se daría por confirmada con los hallazgos recientes de la ciencia. el problema es que nunca lo fue; siempre formó parte de un cuerpo dogmático asociado a la intransigencia, la guerra y la explotación. Hoy es, además, un estorbo para el pretendido sistema económico mundial.

La labor de las iglesias ha sido también muy perjudicial a la fe en dios. Ha resultado ser antiteísta.

(*) Artículo: EL INFIERNO DE NUESTRO PAIS

Lorenzo Meyer

Tomado del libro autobiográfico de Javier Sicilia “El deshabitado”, Diario de Yucatán jueves 2 de marzo.

“…queda claro que para JS hay un Dios al que ya no puede aceptar, aquel al que se le supone como el origen de un plan divino y en el que entran, entre otras cosas, asesinatos sin sentido como el de Juan Francisco. A ese Dios, afirma sin más JS, “ya lo he mandado a chin… a su madre”. Pero hay otro Dios, que se perfila en los capítulos finales del libro y que lleva al personaje a aceptar que él “continuaba creyendo en Dios, a pesar de su silencio. Seguía creyendo en Él (pero) sin darle ya un contenido específico, una explicación, un argumento”.”