lunes, 13 de marzo de 2017

marzo 13, 2017
BRASILIA, 13 de marzo de 2017.- Malas energías y la posible presencia de fantasmas en los corredores del Palacio de Alvorada serían la explicación para la repentina mudanza del presidente de Brasil, Michel Temer, que después de sólo una semana optó por volver con su familia a la residencia de la vicepresidencia.

Temer había mandado reformar el palacio cuando asumió el cargo, en septiembre, para recibir a su esposa Marcela y a su hijo de siete años, Michelziño, con la intención de darle al frío palacio de vidrio un aire más casero, principalmente para el niño.

La reforma, sin embargo, no le convenció y Temer volvió a mudarse a principios de marzo al Palacio Jaburú, la residencia oficial de la vicepresidencia, donde vive desde que fue elegido como número dos de su antigua aliada, Dilma Rousseff, en 2011.

El presidente de Brasil, Michel Temer.

«Sentí algo extraño allí. No conseguía dormir desde la primera noche. La energía no era buena. Marcela (Temer) sintió lo mismo. Solo le gustó a Michelziño, que corría de un lado para el otro. Llegamos a pensar: ¿Será que aquí hay fantasmas?», declaró el presidente en una entrevista a la revista Veja, que ha alimentado en internet una serie de nuevas leyendas urbanas sobre la residencia presidencial y sobre el propio presidente.

Pese a la juventud del palacio brasileño, con menos de 60 años de existencia, sus mitos ya pueden compararse a las de viejos castillos medievales europeos cargados de traiciones y de historias lúgubres, probablemente por las sórdidas tramas que se viven en esas cortas décadas en la disputada política brasileña.

Los fantasmas del Alvorada

De hecho, el miedo de Temer y su familia no es el primer misterio sobre el edificio de 7,3 mil metros cuadrados diseñado por el famoso arquitecto Oscar Niemeyer, inaugurado a las orillas del lago Paranoá para ser la residencia oficial de la que sería la nueva capital brasileña.

Inaugurado en 1958 como el primer edificio de Brasilia, el proyecto fue encomendado por el presidente Juscelino Kubitschek (1956-61), idealizador de la capital futurista que descentralizaría el país, y muerto en 1976 en un misterioso accidente en su coche, en una carretera de Río de Janeiro, que lo convirtió en candidato a primer sospechoso fantasmal.

Pese a confirmarse, tras una exhumación en 1996, que fue un accidente de tránsito, nunca cesaron las teorías de conspiración sobre la muerte de Kubitschek, uno de los mandatarios más populares de la historia de Brasil, en su época, velado por más de 300 mil personas.

La residente anterior a Temer, la expresidenta Rousseff (2011-16), vivió normalmente en ese monumento con su madre y su tía durante cinco años, hasta su destitución el año pasado, y del que apenas reclamaba ser impersonal.

«No fue hecho para que personas vivan el él, sino para ser visitado», llegó a decir de Rousseff en una ocasión, admitiendo que no lo encontraba acogedor. Sobre las supersticiones Rousseff era muy escéptica, y explicaba que los crujidos del concreto eran resultado de la dilatación del clima de Brasilia, muy caliente de día y frío por la noche. «Te aseguro que no encontré a nadie», bromeó cierta vez la exmandataria en una entrevista televisiva a la presentadora Hebe Camargo.

Las leyendas del Alvorada corren sueltas entre los soldados que lo vigilan y que ya comentaron oír ruidos misteriosos por la noche. Otro supersticioso, el expresidente José Sarney (1985-90) identificaba a ese fantasma como uno de sus antecesores, el dictador Castelo Branco (1964-67) con quien había tenido malas relaciones políticas.

Las bromas sobre «Temer satanista»

Las declaraciones del presidente sobre fantasmas, obviamente no pasaron desapercibidas por el humor de los brasileños, y han reencendido chistes, memes e invenciones sobre el impopular político que asumió el cargo después de un discutido proceso de destitución, y tiene un apoyo que ronda apenas el 10%.

La figura sobria y formal de Temer alimenta una serie de bromas y supersticiones sobre él, cuya figura suele ser comparada a la del Conde Drácula y la de los mayordomos del clásico cine negro y de películas de terror.

La frase «Temer satanista» resultó ser la más buscada en Google sobre el presidente en los años 2014 y 2015, llevando al propio mandatario a dar entrevistas para desmentir el asunto.

En una entrevista a O Estado de São Paulo, Temer llegó a decir que ese rumor le había causado «muchos problemas a su imagen». Para atacar esa fama Temer se reunió y dio entrevistas al lado de líderes y políticos evangelistas reafirmando su fé cristiana.

«Vamos a desmentir esa calumnia mal intencionada de que Michel Temer sería satanista», defendió el diputado evangelista Silas Malafaia para apoyar al presidente, que parece ser apenas un supersticioso más que ya declaraba ver fantasmas desde que era diputado en el Congreso. (Verónica Goyzueta / ABC)