domingo, 26 de febrero de 2017

febrero 26, 2017
Pedro Echeverría V.

1. No recuerdo quien de los funestos viejos políticos del PRI, Chuayffet Chemor de Educación o Murillo Caram de la PGR, declaró que estaba “cansado de problemas” y se retiró. Yo, después de más de 50 años de marchas o manifestaciones, estoy hasta la madre de que no nos hagan caso y al contrario el gobierno se burle de nosotros. Ese Paseo de la Reforma, Hemiciclo a Juárez, Zócalo y Bucareli, los tengo hasta el copete porque sólo los hemos caminado, hemos hecho mítines y hemos regresado “a casita” después de desahogarnos sin que nada nos resuelvan. Las marchas deberían desarrollar con el ejemplo la conciencia participativa de la gente, pero llegan momentos en que somos los mismos, los mismos 20 o 50 mil de siempre.

2. Si como se ha dicho se busca cuidar a niños, viejos, mujeres, contra la brutal represión de la policía y el ejército que siempre amenaza y muchas veces pone en práctica contra las protestas, hay que preparar en cada marcha a dos o tres mil hombres y sus suplentes muy conscientes, dispuestos y preparados para bloquear carreteras, avenidas e instituciones, por dos o tres días mínimo. ¿Puede olvidarse acaso la maravillosa experiencia de oaxaqueños y chiapanecos que en los últimos meses bloquearon carretera, plazas comerciales, avenidas, y obligaron al gobierno a negociar porque hasta los empresarios se quejaron desesperados? Sabemos que allí está el ejército armado con gases, perros y caballos, pero nosotros valemos mucho más con nuestros humildes bates.

3. Ante la brutalidad represiva del gobierno, nosotros no vamos a poner la otra mejilla; vamos a batear y correr como en el béisbol para lograr estar en otros encuentros. Los chavos anarquistas, que se tienen que cubrir el rostro para no ser fotografiados e identificados por la puta policía y los militares, han sido siempre la vanguardia de las manifestaciones. Nunca van armados y tampoco provocan a nadie, pero sí reclaman los derechos de los manifestantes a ocupar las calles, avenidas, zócalo.  Que se cuelan policías provocadores entre ellos es lógico, pero también hay cientos de policías y espías entre los de rostro descubierto. Por ello también tenemos que preparar a nuestros manifestantes a defenderse ante la canalla burguesa.

4. En México, como en todos los países fascistoides, mientras se colocan cientos de miles de cámaras de vigilancia en calles y edificios, se ha estado preparando y publicando leyes que prohíben las protestas, las marchas, manifestaciones, plantones y bloqueos. Esas leyes hay que pararlas –no con chupadas jurídicas- sino con las luchas del pueblo en las calles y los bloqueos. El pueblo, los trabajadores, deben estar ya cansados de marchas de protesta sin que les hagan caso por ello tienen que pasar directamente a los bloqueos que impidan a la burguesía gobernante cumplir su sagrada misión de enriquecerse. Se acerca el mayo de los maestros y dos meses antes hay que iniciar las movilizaciones, como todos los años.

5. Mi padre el carpintero respondía: “descansar yo, sólo hasta que muera”… y descansó. Así tiene que ser esto de la lucha por transformar radicalmente este país y el mundo. Cada quien tiene que luchar sin descanso por ese objetivo desde donde se encuentre. La realidad es que lo mismo hacen los explotadores y opresores, pero revolcándose entre su riqueza y su basura. ¡Qué felices y contentos viviríamos si se acabara el mundo de los ricos y explotadores y al mismo tiempo el de los pobres y miserables para alcanzar el universo de la igualdad y fraternidad!  Ello sólo será posible cuando el 90 por ciento de la población mundial adquiera la conciencia y la fuerza necesaria para acabar con las diferencias económicas y sociales del capitalismo. (26/II/17)

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