jueves, 2 de febrero de 2017

febrero 02, 2017
NUEVA YORK, 2 de febrero de 2017.- Dos semanas después de la investidura de su marido, crecen las preguntas sobre qué tipo de primera dama será Melania Trump. No aparece en eventos oficiales, no reside en la Casa Blanca y aún está designando a su staff.

La exmodelo de 46 años encantó a la multitud pro-Trump que asistió a la investidura con su vestido y abrigo de cachemira celeste cielo con reminiscencias de Jackie Kennedy. Muchos interpretaron que la madre de Barron, su hijo de 10 años con Donald Trump, estaba deseosa de ocupar su nuevo rol.

Fue vista por última vez al lado del presidente el 21 de enero en un servicio interreligioso, antes de viajar 90 minutos en helicóptero, avión y caravana a Nueva York el día siguiente.

Esta foto de archivo tomada el 17 de julio de 2016 muestra a Melania Trump, esposa presidente electo, Donald Trump, llegando al escenario el primer día de la Convención Nacional Republicana en el Quicken Loans Arena en Cleveland, Ohio. (TIMOTHY A. CLARY AFP/Getty Images)

El martes estuvo notoriamente ausente cuando Trump anunció a su elegido para la Suprema Corte. El vicepresidente Mike Pence y el designado Neil Gorsuch llevaron a sus esposas. Los hijastros de Melania, Donald Jr. y Eric, viajaron desde Nueva York para ese acto.

El miércoles, el presidente fue acompañado por su hija Ivanka en un viaje a Delaware para rendir honor a un agente especial de la Marina caído en combate. Ivanka, a diferencia de su madrastra, se ha mudado a Washington con sus tres hijos y su esposo Jared Kushner, asesor de la Casa Blanca.

Consultada en diciembre si se sentirá solo en la Casa Blanca, el entonces presidente electo Donald Trump dijo a Fox News: “No, estaré trabajando”.

Los estadounidenses están acostumbrados a tener una primera dama activa y visible. Nunca en tiempos modernos una primera dama ha evitado mudarse a la Casa Blanca enseguida tras la investidura.

“Ciertamente no hemos visto un fenómeno como este, cuando la primera dama retrasa al menos durante meses su mudanza a la Casa Blanca”, dijo Katherine Jellinson, profesora de historia de la Universidad de Ohio.

La ausencia de Melania ha dejado consternada a la prensa, a la cual el presidente Trump ha comparado a “la oposición” por su cobertura dura y crítica de su campaña y de sus primeras dos semanas en el cargo.

“¿Dónde está Melania Trump? 12 días sin aparecer en público”, se preguntó CNN.

“Vidas separadas”, tituló US Weekly en portada, sugiriendo que su estadía en Nueva York, que oficialmente debe culminar al finalizar el año escolar para evitar que Barron cambie de colegio en la mitad del año, puede ser indefinida.

La Casa Blanca anunció el miércoles en un comunicado que la primera dama ha designado a una jefa de gabinete, Lindsey Reynolds, que trabajó antes en la residencia presidencial durante el gobierno de George W. Bush.

“Estoy reuniendo un equipo profesional y experimentado que se tomará el tiempo de hacer las cosas bien”, señaló la primera dama en la nota.

MaryAnne Borrelli, profesora de gobierno en el Connecticut College, explicó que es bastante común que las primeras damas mantengan un bajo perfil al comienzo.

Hilary Clinton y Rosalynn Carter fueron más la excepción que la regla.

“La primera dama en general establece su agenda en marzo o abril, complementando y reforzando la agenda de 100 días del presidente”, dijo Borrelli.

Pero además de admirar a Michelle Obama y Jacqueline Kennedy y mencionar una potencial campaña contra el acoso escolar cibernético, Melania ha dado pocas señales de qué tipo de primera dama quiere ser.

Las cuentas de Melania Trump en Facebook y Twitter difundieron un único mensaje el 21 de enero, señalando que se siente “profundamente honrada” de ser primera dama, junto a una fotografía de la pareja en la ceremonia de investidura.

Antes de Reynolds, solo fue revelada una designación en su gabinete: su amiga de larga data y experta en planificación de fiestas Stephanie Winston Wolkoff como asesora de alto rango. Otras posiciones como secretaria social y portavoz no han sido anunciadas.

La ausencia no contribuye a mejorar su deslucido ráting de aprobación, derivado de la profunda impopularidad de su marido con la mitad del electorado. Durante la campaña, recibió burlas por haber plagiado un discurso de Michelle Obama.

“Creo que las primeras damas entran a la Casa Blanca con una mezcla de apoyo y desconfianza y luego, porque hacen un trabajo de divulgación pública, su trabajo es cómo capitalizar el apoyo y administrar la desconfianza”, dijo Borrelli.

La impopularidad tampoco es inusual al comienzo. Michelle Obama, la única primera dama afro-estadounidense de la historia, Hillary Clinton y Eleanor Roosevelt, que desafiaron el estereotipo de amas de casa, también fueron duramente criticadas, sobre todo al inicio.

Otros dicen que es hora de tener una primera dama independiente que refleje la realidad del siglo XXI, cuando pocas mujeres estadounidenses son definidas por lo que hacen sus maridos.

Si sigue manteniendo un bajo perfil, futuras generaciones quizás den crédito a Melania Trump por ser una mujer moderna que se liberó de los confines de su posición.

“Puede bajar las expectativas para la próxima mujer”, dijo Jellison. “No sentirá que tiene que ser la esposa estadounidense perfecta y un modelo de madre”. (Jennie Matthew / AFP)