miércoles, 18 de enero de 2017

enero 18, 2017
José Repetto

Esta mañana, un menor disparó contra sus compañeros y una maestra en el Colegio Americano, procediendo a quitarse la vida con la misma arma de fuego que usó contra ellos.


Este tipo de incidentes se registran con cierta frecuencia en los Estados Unidos, sin embargo en un país como México, a pesar de que es considerablemente más violento por la presencia del crimen organizado, salen de la norma.


Durante la mañana se filtraron varias fotografías de los menores heridos, así como un video (advertencia: no apto para gente sensible) de seguridad donde se ve al agresor, de 15 años, disparándoles en la cabeza para luego cometer suicidio de la misma manera.

También circularon viralmente imágenes donde se pide, a los medios y público en general, no difundir dicho material. Se desconoce el origen exacto de éstas.

El Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, instruyó públicamente a través de Twitter "que se verifique que las imágenes difundidas por medios y plataformas digitales respeten la dignidad de las víctimas". El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, amenazó a los medios que difundieran dichos materiales.

Independientemente de la legalidad o ilegalidad de difundir dichas gráficas es un hecho que ya están en la red, que cientos -tal vez miles- de personas las han guardado. Su eliminación es imposible (léase: Efecto Streisand).

Sin embargo queda la pregunta ¿hacen bien los medios en publicarlas?

En el caso del video y escenas del mismo opinamos que sí, pues es una reproducción fiel y absolutamente objetiva del hecho y no exhibe a las víctimas por su baja calidad. Pretender censurar el video equivale a cerrar los ojos a la realidad y en casos como éste limitarnos a una descripción en texto podría equivaler incluso a minimizar lo sucedido. El que un medio, dos o 10 elijan no publicarlo no hace que éste desaparezca de la red ni dificultará a quien desee verlo encontrarlo.

Las fotografías que muestran a los menores de cerca, en cambio, los exhiben innecesariamente y son morbosas en naturaleza, al contener elementos como charcos de sangre. Éstas, consideramos, no deberían manejarse.

En cualquier caso, no está de más advertir al lector sobre la naturaleza de este material.