Guillermo Altares / El País
MADRID, 28 de enero.- Como ocurre con otros grandes escritores que relatan su experiencia como supervivientes del Holocausto, como Elie Wiesel o Imre Kertèsz, el valor de la obra del italiano Primo Levi va mucho más allá de lo literario (aunque en este terreno sea inmenso). La era de los testigos de la Shoah está a punto de acabar, los últimos supervivientes, y también los últimos verdugos, se van apagando poco a poco y la memoria desaparece con ellos. Por eso obras como la Trilogía de Auschwitz, que acaba de reeditar Península en un solo volumen traducido por Pilar Gómez Bedate, son más importantes que nunca: sólo a través de la lectura de los relatos de los que estuvieron allí se puede tratar de entender, aunque sea remotamente, el horror incomprensible del nazismo y del Holocausto, cuyo día internacional se conmemoró ayer miércoles.
(La fecha se debe a la liberación por parte del ejército soviético en 1945 del mayor campo de concentración de exterminio nazi que existió, el situado en Auschwithz-Birkenau, en Polonia).
Primo Levi (1919-1987) escribió también una serie de informes para diferentes instituciones o para prestar testimonio en procesos penales contra criminales de guerra, en los que describe su paso por los campos de la muerte, que acaban de ser rescatados en un volumen, Así fue Auschwitz (Península, en traducción de Carlos Gumpert). Secos, apenas sin adjetivos, cargados de horror, son una lectura que resulta difícil de olvidar.
Químico de formación, el escritor turinés fue miembro de la resistencia italiana. E
n un oscuro episodio rescatado recientemente por Sergio Luzzato en su libro Partisanos (Debate), su brigada ejecutó a dos hombres por saqueadores, aunque todo indica que Levi no participó directamente. En septiembre de 1943 fue detenido por la policía fascista y, al declararse judío, en vez de ser ejecutado inmediatamente por partisano, fue deportado a Auschwitz. Sobrevivió gracias a su oficio de químico y a grandes dosis de fuerza y suerte en el campo satélite de Monowitz (Auschwitz III). Allí eran destinados aquellos que, como relata el propio Levi, estaban condenados a ser exterminados a lo largo de varios meses con el trabajo esclavo, no inmediatamente en las cámaras de gas.
A su vuelta de los campos escribió Si esto es un hombre, uno de los libros más importantes del siglo XX que, sin embargo, tardó bastante tiempo en encontrar editor quizás porque era demasiado pronto para que la sociedad quisiese enfrentarse a la magnitud de lo ocurrido durante la noche y niebla del terror nazi. La Trilogía de Auschwitz se completa con La tregua y Los hundidos y los salvados, aunque Levi también escribió libros muy diferentes como El sistema periódico o Si ahora no ¿cuándo?, sobre un grupo de partisanos. El 11 de abril de 1987 se suicidó tirándose por la escalera de su casa de Turín.