domingo, 4 de diciembre de 2016

diciembre 04, 2016
MADRID, España, 4 de diciembre de 2016.- Un Papa que despierta las simpatías de Pablo Iglesias y Michael Moore, que encuentra inspirador el discurso del expresidente uruguayo y exguerrillero Francisco Mújica, que es adulado diariamente por intelectuales ateos, que admite “no haber sido nunca de derechas” y añade que "son los comunistas los que piensan como los cristianos". Un Papa que abre la puerta de la Iglesia a divorciados y homosexuales, que recibe en audiencia a transexuales y prostitutas, y que permite que cualquier párroco pueda absolver a quien aborta. Un “Papa progre”, lo caricaturizan algunos en España. “Un Papa peronista”, responden en Argentina.

Aunque no haya introducido cambios de fondo en la doctrina, las expresiones públicas y el estilo del papa Francisco han despertado lo que dentro de su propio círculo de confianza denominan “la resistencia”, una corriente de fondo ultraconservadora que aflora periódicamente con expresiones como la de los cuatro cardenales que firmaron a mediados de noviembre una carta pública cuestionando el contenido de su exhortación apostólica 'Amoris laetitia', documento que abría nuevos caminos para los divorciados católicos.

Roberto de Mattei, director de la revista 'Raíces Cristianas' y uno de los intelectuales romanos que hizo público desde el principio su disgusto con el Papa.

Algunas voces críticas se expresan con una dureza poco habitual. “Es una situación paradójica porque fuera de la Iglesia católica el papa Francisco gana popularidad, pero está alimentada artificialmente por los medios de comunicación. Dentro de la Iglesia, sin embargo, están creciendo las críticas internas. Creo que desde la época del Concilio hasta hoy no ha habido un Papa que haya tenido un nivel de crítica tan amplio como con el papa Francisco”, dice por teléfono el profesor Roberto de Mattei, director de la revista 'Raíces Cristianas' y uno de los intelectuales romanos que hizo público desde el principio su disgusto con el Papa, una actitud que le costó su expulsión de Radio Vaticana en 2014.

Y continúa: “Estamos en una situación en la que los obispos atacan a los obispos, los sacerdotes atacan a los sacerdotes. Bergoglio incluso pone en duda los 10 mandamientos. No podemos admitirlo porque si la moral tolera excepciones, se derrumba. La ley moral o es absoluta o no lo es, sobre todo en temas tan serios como aborto, eutanasia, etcétera. Vivimos tiempos muy confusos en la Iglesia y se va a producir una explosión en el cristianismo. En Roma el ambiente es más intenso que en España y resulta muy evidente la ebullición. Es cuestión de tiempo. No creo que debamos declararnos en desobediencia, pero si queremos evitar una guerra civil religiosa hay que corregir fraternalmente al papa”, pronostica.

'Resistencia' a la española

El “nuevo estilo” introducido por el papa Francisco también ha levantado algunas ampollas en España, aunque no haya recibido tanta atención, ni se haya aireado en público con tanta naturalidad como en Italia, Argentina o Estados Unidos. En el universo católico español, la expresión pública de “la resistencia” se limita a un puñado de comentaristas y teólogos conservadores. Uno de ellos es Francisco José Fernández de la Cigoña, autor de uno de los blogs de reflexión teológica más seguido del país y para quien Francisco es “un Papa muy preocupante” porque “ha dado pistas de que parece querer cambiar la doctrina de la Iglesia en asuntos tan serios como el adulterio”. “No estoy en rebeldía contra el Papa, pero algunas cosas me preocupan, como me preocupa Donald Trump o la guerra de Siria. Hay personas que piensan que el Papa es un hereje, yo por ahora no lo pienso, pero el futuro solo lo sabe Dios. De los últimos papas el que más me ha gustado ha sido Benedicto XVI”, dice.

Como sucede con otras voces conservadoras como la del padre Fortea, el blog de Fernández de la Cigoña está alojado en Infovaticana.com, un medio de información religiosa vinculado a Intereconomía y dirigido por Gabriel Ariza, hijo del empresario Julio Ariza. Desde su punto de vista, las críticas puntuales que se hacen a ciertas “expresiones ambiguas” del papa Francisco no deberían ser vistas como un signo de "desobediencia", sino como el reflejo de una institución que no es monolítica. “Se le puede llevar la contraria a Francisco igual que san Pablo se enfrentó a san Pedro. Para un cardenal es totalmente legítimo plantear dudas sobre un texto del Papa y decir que puede tener interpretaciones contradictorias, pero no se puede hacer el juego dialéctico de decir que disentir con Francisco es estar en contra del Papa”, insiste.

José Ramón Navarro Pareja, analista religioso y colaborador de la revista 'Vida Nueva', recuerda que “desde el Concilio Vaticano siempre ha habido una contestación al papado desde los sectores más ultramontanos del catolicismo y el ejemplo más extremo serían los lefebvrianos que llegaron al cisma. (...) Pero ahora con la llegada del papa Francisco se ha intensificado. Sobre todo a través de gestos, el Papa ha acogido y ha dado voz a ideas y planteamientos de sectores eclesiales minoritarios, como colectivos de homosexuales católicos, curas casados..., lo que ha provocado la contestación de sectores contrarios".

Guerras frías

La llegada de Bergoglio también ha recrudecido las tensiones, siempre existentes, al interno de la Conferencia Episcopal que, además, elige nuevo presidente en marzo de 2017. "En la Iglesia católica española, incluso en la jerarquía, esta división siempre ha estado presente. El propio cardenal Tarancón decía ya hace años que muchos obispos tenían tortícolis de tanto mirar a Roma. Sin embargo, es difícil que los obispos se manifiesten públicamente de manera crítica con el Papa, por lo que se acaban dando pequeñas guerras frías en algunos sectores, como por ejemplo en la soterrada batalla por la dirección de la Conferencia Episcopal, donde afloran los dos sectores”, explica Navarro Pareja. “El tema político no pesa mucho", continúa, "y quizá está está sobredimensionado desde fuera, pero sí que se generan situaciones extrañas como por ejemplo, en el votante conservador y católico que ve cómo Pablo Iglesias alaba a este Papa. Eso les descuadra”.

Fuentes eclesiásticas aseguran que el hombre más cercano a Bergoglio en España es el vicepresidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, a quien Francisco hizo cardenal este año. Mientras, la corriente más cercana al rigorismo estaría encabezada por Antonio Cañizares (nombrado cardenal por Benedicto XVI) y por el también cardenal Antonio María Rouco Varela, que ha perdido peso dentro de la Iglesia española pero que sigue arrastrando a una buena parte de los actuales obispos, a quienes aupó siendo presidente de la Conferencia Episcopal. En octubre de 2015, Rouco firmó con otros 10 cardenales un libro que fue interpretado por muchos como una crítica abierta a la gestión de Bergoglio.

Cerrando filas

“No es mi papa preferido, pero es el Papa”, concluye Begoña, de 65 años, a la salida de misa, un miércoles a mediodía, en Santa María de Caná, una iglesia de Pozuelo de Alarcón. "Si yo fuera Papa no habría dicho algunas cosas de las que ha dicho Francisco, pero es lógico porque el tiene el ministerio petrino y el reto de interpretar todo lo que es interpretable", comenta Julio, de 63 años. Aún en los ambientes más conservadores es difícil encontrar palabras abiertamente críticas contra el papado de Francisco. Mucho más frecuente es cerrar filas, asegurando que se está produciendo un "malentendido" para dañar a la Iglesia, un teléfono estropeado provocado, fundamentalmente, por la irresponsabilidad y el amarillismo de los medios de comunicación.

"El papa Francisco habla con ambigüedad de algunos temas, quizá deliberadamente, para no ahuyentar a nadie y acercarla a los más jóvenes. Y los medios interpretan a su manera y concluyen diciendo cosas que él nunca ha dicho. En realidad, el discurso de Juan Pablo II era más progresista en algunas cosas. Y Benedicto XVI criticaba todas las semanas los problemas del consumismo y el capitalismo, pero a nadie se le ocurría decir que eran rupturistas o de izquierdas", dice Félix, sacerdote de una pequeña ciudad de provincias.

Santiago Martín, sacerdote y escritor, se esfuerza por "traducir" los mensajes de Bergoglio en vídeos, artículos y charlas, contradiciendo la interpretación de los medios de comunicación y de teólogos alejados del rigorismo como José Ignacio González Faus o Andrés Torres Queiruga. Su intención es demostrar que el papado de Francisco no es en absoluto rupturista, ni siquiera reformista, y que nunca ha dicho, ni propuesto, las cosas que le atribuyen los medios de comunicación. "El Papa no ha tocado ni una coma de la doctrina", repite.

En su defensa por el rigor, De Mattei ni siquiera cree que la cara amable de Bergoglio, tan aplaudida desde que se cantó fumata blanca, sea una estrategia inteligente para sumar fieles y devolver vitalidad religiosa a Occidente. "Vivimos en una sociedad hedonista y distraída moralmente. Los jóvenes tienen una necesidad innata de religiosidad. Las sociedades secularizadas, lo vemos en los países escandinavos, están en crisis. Para la Iglesia Católica esta es una ocasión histórica para desafiar el secularismo. Si no lo hacemos, irrumpirá el Islam y ganará a los jóvenes que buscan esa espiritualidad", dice.

"¿Sabes cuáles son los seminarios y las iglesias donde hay más afluencia? Los más tradicionalistas. Donde abandonan la doctrina sólo acuden turistas y curiosos. Agradar a los ateos no debería ser nunca el objetivo de un Papa",  concluye. (El Confidencial)