sábado, 31 de diciembre de 2016

diciembre 31, 2016
Mtro. Omar Ocampo, Fundador del Observatorio de la Facultad de Derecho de la UADY.

Nadie desea más que este annus horribilis termine que Carlos Macedonio, el director de la escuela de derecho de la UADY.


En este año se develaron algunos de sus secretos, contubernios y yerros más grandes al frente de esta institución.

Se mostró a la sociedad con documentos internos que la propia UADY lo descalificó para ser director. Solo por el contubernio con el rector in pectore de la UADY, Renán Solís, su gran valedor es que se le dejó al cargo.

Más de la mitad de la planta docente le renunció o fue despedida, no porque no quisieran estar al frente de los grupos, sino por la imposibilidad de trabajar con tan baja calidad humana en la dirección. Se dejaron ir a los mejores, porque no vale la frase de que se queden quienes quieran. Se improvisaron muchos maestros importándolos de otras facultades o centros de la Uady.

Todos ellos fueron absorbidos por instituciones que han sobrepasado a la UADY en pocos años en su calidad, en sus procesos administrativos y humanos. Las instituciones líderes ahora privilegian el trabajo con calidad. La universidad Modelo con su Centro de Investigación recién fundado, la MARISTA con una visión renovada en su posgrado, están cambiando la forma en la que se educa en el estado. Y unos pasos más atrás otras instituciones que están fortaleciendo sus licenciaturas y posgrados, con plantas docentes de calidad y sin improvisaciones como la Unisur o la Anáhuac.

En estas instituciones se tienen que lograr resultados antes que sucumbir ante las pasiones de cobrar por sentarse al escritorio. No se tienen dobles sueldos como se demostró que hay varios en la UADY y especialmente en su escuela de derecho. Cobrar por ser amigo y callarse ante sus deseos. Pronto también estarán fuera cuando dejen de ser útiles.

Esto dio como origen que incluso sus más cercanos colaboradores se vieran afectados con sus decisiones y también le renunciaran. Para esto basta ver la renuncia de su ex coordinadora de posgrado, una persona con más de 25 años de experiencia universitaria, a quien se le cortaron las alas por pedir que haya solo un poco de calidad institucional y que no se maltratara al personal administrativo. Una dama, en su decisión.

Su posgrado se encuentra dando tumbos, y no va a ningún lugar, impartiendo maestrías sin calidad, y doctorados vendidos impartidos por otras instituciones, pues no se posee ni la infraestructura ni al personal para hacerlo. Quiere ofrecer lo que no tiene, y por eso subroga estos servicios. Eso es una mentira.

La licenciatura ante su nuevo modelo educativo, tiene más estudiantes reprobados, o “no acreditados” que nunca. Ya no hay clases, y cuando las hay, hay maestros improvisados que los ponen a leer versículos de los evangelios y a hacer pirámides de gimnasia. En el examen de inducción deberán mostrar habilidades para llevar el cilicio. Total, el ayuno ya lo hacen una gran parte de los pobres estudiantes de la Uady que llegan sin desayunar. Con el dinero perdido en el elefante blanco llamado Centro de Derechos Humanos, el salario de la Bachiller Ángeles Rossel, y de Geofredo Angulo que cobra doble sueldo, mostramos que se les podría dar becas a una gran parte de los estudiantes de la UADY.

Todo esto quedó demostrado en el año que termina, con documentales, con pruebas extraídas desde las mismas entrañas de la universidad.

Todo esto no ha pasado desapercibido para la sociedad y ha repercutido en las líneas de sucesión en esta facultad. Próximamente la detallaremos. Mientras tanto rogamos al estilo el abogado omarcito, porque la escuela sea laica de nuevo, no despilfarre recursos, y recupere algún día con su nuevo director un poco de la competitividad que alguna vez tuvo.