lunes, 31 de octubre de 2016

octubre 31, 2016
MÉXICO, 31 de octubre de 2016.- Es el gran misterio del narco. Ismael Zambada García, El Mayo, nunca ha sido detenido. Silencioso y montaraz, la leyenda asegura que este viejo narcotraficante, ahora mismo el más importante líder del cártel de Sinaloa, vive al raso en las montañas del norte de México. Su captura, al igual que en su día la de su aliado Joaquín Guzmán Loera, se ha convertido en un objetivo prioritario de las fuerzas armadas mexicanas. Jamás lo han logrado, pero los golpes son cada vez más cercanos. 

Julio Scherer cuando entrevistó a "El Mayo", abril en 2010.

El último llegó el domingo en Culiacán (Sinaloa). A las cuatro de la madrugada, fuerzas especiales del Ejército interceptaron una camioneta en la que viajaba José Carlos López Alanís, El Cali, el jefe de sicarios de El Mayo Zambada. Tras una corta persecución, siempre según fuentes cercanas, cayó malherido. En la refriega, murieron tres de sus lugartenientes. El Cali junto a otros dos sicarios permanecen custodiados en el hospital general.

El Cali es considerado un objetivo de primer orden. Dirigía un batallón criminal denominado Los Ántrax. Este grupo actúa como brazo armado de El Mayo Zambada. Durante años estuvo a cargo de Rodrigo Arrechiga Gamboa, alias El Chino Ántrax, un despiadado asesino que primero fungió como guardaespaldas de la familia de El Mayo y que luego escaló en el cártel de Sinaloa hasta hacerse con el control del aparato militar. Detenido en 2013 en Holanda, su puesto pasó a ser ocupado por El Cali. Sobre él ha recaído en estos tiempos convulsos la estrategia defensiva del cártel de Sinaloa frente a los ataques de los Beltrán Leyva y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

En esta guerra, confusa y sanguinaria, el papel de El Mayo Zambada y sus hombres se presume cada vez más importante. Con El Chapo en la cárcel y al borde la extradición, la DEA lo considera el narcotraficante más poderoso de México. Pese a esta notoriedad, sus pasos se mantienen en la oscuridad. No hay acuerdo sobre cuáles son sus alianzas ni siquiera sobre su relación con Aureliano Guzmán Loera, hermano menor de El Chapo, y quien ha tomado el liderazgo familiar en el combate.

En este mundo de penumbra, el mismo que le ha permitido sobrevivir a lo largo de cinco décadas, uno de los pocos indicios de su actividad son sus sicarios. El más importante de ellos, y posiblemente el de más peso en el norte de México, cayó a balazos anoche. El Ejército mexicano anda cerca de El Mayo Zambada. (J.M. Ahrens / El País)