lunes, 17 de octubre de 2016

octubre 17, 2016
MADRID, España, 17 de octubre.- No ha sido un buen año para Lady Gaga. Y no lo decimos nosotros, nos remitimos a las pruebas: tras cinco años de amor, puso fin a su relación con Taylor Kinney e hizo una confesión pública sobre la depresión que había padecido. Sin embargo, la cantante ha convertido su dolor en creatividad y Joanne es el resultado tangible. Su nuevo álbum, que saldrá el 21 de octubre, encierra todas estos subidones y bajones anímicos que le han acompañado de un tiempo a esta parte. Con un sonido menos pop y mucho más acústico, este disco representa la evolución musical de la 'Mother Monster', la misma que se encaramó a la cima con un himno –Born This Way– que celebraba la diferencia e invitaba a todo aquel que se hubiera sentido inadaptado.

Toda evolución exige un cambio. Lejos queda esa artista que apareciera con un vestido cárnico en los MTV VMA 2010. Ahora, de acuerdo a una entrevista con Jonathan Dean para The Times, ha decidido abrazar algo más real y qué hay más real que emplear la tristeza (y demás emociones) como hilo conductor de tu nuevo proyecto. "Me gustaría que en esta nueva etapa se hablara únicamente sobre mi música. Eso sería genial. Si me pongo una camiseta con un pantalón negro todos los días, a la gente no le queda otra que escuchar lo que escribo".


No se arrepiente de su pasado, forma parte de ella tanto o más como su presente. "Todos los trajes y piezas de moda de estos últimos años han tenido un sentido para mí", pero con Joanne el foco se centra en el contenido y no en la parafernalia que lo rodea. Razón por la que ha recurrido a temas comunes como la pérdida o la búsqueda de fuerza, lo que explica el nombre del álbum, dedicado a  su tía paterna que murió de lupus. "Joanne me dio fuerza para vivir el resto de esa vida que ella no pudo tener. Llamándolo así… Supongo que si puedo curar a una persona, quizá pueda hacerlo con dos, cinco o 10 millones".

Un trabajo que ejemplifica cómo la tristeza puede ser tremendamente inspiradora y servir de puente entre los little monsters, esos inadaptados que ya atesoraba la cantante desde el comienzo de su carrera, y el resto del mundo. (Ana Poyo / Vogue)