sábado, 27 de agosto de 2016

agosto 27, 2016
FRANCIA, 27 de agosto.- El debate en Francia por el uso del llamado “burkini” en las playas está hoy lejos de terminar con la decisión del Consejo de Estado de suspender la prohibición, ya que varios alcaldes anunciaron que la mantendrán, un tema que ha dividido más al gobierno.


El mayor tribunal administrativo de Francia suspendió la víspera la prohibición del traje de baño islámico decretada en el balneario turístico de Villeneuve-Loubet, en el sureste francés, y ordenó que ésta aplicaría a todo el país.

Sin embargo, una veintena de alcaldes aseguraron que mantendrían sus propios decretos antiburkini, pese a que el Consejo de Estado advirtió que constituye “una grave y manifiesta ilegalidad de las libertades fundamentales” y no presenta “riesgo evidente” para el orden público.

El alcalde de Villeneuve-Loubet, Lionel Luca, criticó la decisión que “lejos de calmar, sólo pudo haber profundizado pasiones y tensiones” y, aunque dijo que acataría la orden por ahora, afirmó que a través de otros medios lucharía por mantener la prohibición.

Aseguró que el grupo parlamentario Los Republicanos (LR), el partido de derecha del expresidente Nicolas Sarkozy, presentará en septiembre próximo un proyecto de ley contra el uso del burkini, el cual cubre todo el cuerpo femenino, excepto el rostro, las manos y los pies.

Las autoridades del ayuntamiento en Niza, también en la costa sur del país, informaron que seguirían multando a las mujeres que utilicen esa prenda, mientras que el alcalde de la cercana Fréjus, David Rachline, señaló que la orden seguirá siendo válida en esa localidad.

En Córcega, las autoridades locales afirmaron que no suspenderían su propia prohibición, un desafío al Consejo de Estado que fue repetido por los gobiernos de otras localidades francesas como Sisco, Mandelieu-la-Napoule, Leucate, Le Touquet y otras.

Estas declaraciones muestran que el fallo de la máxima instancia administrativa francesa no pondrá fin a la polémica que comenzó el pasado día 22 de este mes, cuando el gobierno de Villeneuve-Loubet decretó la prohibición del uso de ese traje de baño.

Según François Molinié, abogado del Consejo de Estado, citado por el periódico Le Figaro, un alcalde que se niega a someterse a la decisión del Juez Supremo Administrativo compromete la responsabilidad de su ciudad y estaría expuesto a “riesgos de varios tipos”.

Hay un posible mecanismo de sanciones administrativas basadas en el código general de las autoridades locales, el cual contempla hasta la suspensión temporal del alcalde por parte del Ministro del Interior del país, pero sólo si el gobierno quiere actuar en esta dirección.

El alcalde también se arriesga a la persecución penal por ir en contra de la aplicación de la ley y en detrimento de las libertades fundamentales, explicó Molinié.

Esta controversia por la prohibición del burkini, repudiada por la Liga de los Derechos Humanos (LDH) y el Comité contra la islamofobia en Francia (CCIF), ha comenzado a dividir al gobierno del presidente François Hollande, pues sus ministros tienen opiniones enfrentadas.

Aunque ha pedido prudencia, el primer ministro Manuel Valls se pronunció a favor de la prohibición, pero su interpretación del problema provocó molestia a las ministras del gobierno como Marisol Touraine, de Sanidad, y de Najat Vallaud-Belkacem, de Educación.

Según Valls, los trajes de baño que cubren todo el cuerpo no son una moda, sino “la traducción de un proyecto político fundado principalmente sobre la esclavitud de la mujer”.

Touraine criticó la prohibición y dijo que “sugerir que una mujer que se baña con un velo o vestida amenaza el orden público y los valores de la República es olvidar lo esencial: la laicidad que permite a cada cual vivir a su manera, sin renegar su identidad”.

Vallaud-Belkacem hizo un análisis político de la prohibición del burkini y señaló que “esas decisiones municipales son una deriva política peligrosa que abre la puerta a todo tipo de racismos”.

Mientras continúa la polémica a nivel político, encuestas de opinión sugieren que mayoría de los franceses respaldan las prohibiciones, en tanto que grupos defensores de los derechos aseguran que las mujeres tienen derecho de elegir si utilizan la prenda o no. (Notimex)