viernes, 5 de agosto de 2016

agosto 05, 2016
RÍO DE JANEIRO, Brasil, 5 de agosto.- Se especulaba con que pudiera ser él el encargado de encender el pebetero para iluminar Río de Janeiro con la llama olímpica. Sin embargo, Pelé no participó en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en el estadio Maracaná por problemas de salud.
"En este momento no estoy en condiciones físicas de participar en la apertura de la Olimpiada", anunció en un comunicado el máximo ídolo del fútbol brasileño, en un texto divulgado por medios locales.
Folha, una vista privilegiada del mítico suceso en el Maracaná.

El exjugador de 75 años tiene una prótesis de cadera, sufre fuertes dolores y ya no consigue caminar sin ayuda de un bastón. "En mi vida tuve fracturas, cirugías, dolores, internaciones en hospitales, victorias, derrotas, y siempre respeté a quienes me admiran", escribió Pelé, quien fue operado en enero en Estados Unidos para corregir un desplazamiento de la prótesis de cadera que desde noviembre de 2012 tiene colocada entre el fémur y la pelvis. Anteriormente, fue sometido a una cirugía en la columna vertebral destinada a descomprimir un nervio.

"La responsabilidad de las decisiones es mía y siempre busqué no decepcionar a mi familia y al pueblo brasileño", agregó el exjugador. "Como brasileño, pido a Dios que bendiga a todos los que participarán de este evento y que sea un gran éxito y termine en paz", concluyó quien era uno de los favoritos para encender el pebetero olímpico.

El problema en la cadera que resultó en su última intervención quirúrgica fue uno más de los varios percances de salud que han aquejado en los últimos años al campeón mundial con Brasil en Suecia 1958, Chile 1962 y México 1970.

Un mes antes de la cirugía de julio de 2015 fue operado de la próstata. A fines de 2014, se sometió a una cirugía para retirarle cálculos renales, lo que le ocasionó una infección urinaria que derivó en que fuera internado en una unidad de cuidados intensivos donde tuvo que ser sometido a hemodiálisis. Entonces se supo que el jugador vive con un solo riñón desde hace más de tres décadas.

¡Río 2016 ya está en marcha!

La ceremonia inaugural de los primeros Juegos Olímpicos en América del Sur inició este viernes, con toda la música, la alegría y el colorido que caracteriza a la nación anfitriona, Brasil.

Unos 11.400 atletas de 205 países participarán en las 42 competencias deportivas que se celebran desde este 5 de agosto y hasta el próximo día 21.

El mítico estadio Maracaná recibe a 80.000 asistentes y 40 jefes de Estado y cancilleres, en una fiesta que espera alcanzar a unas 3.000 millones de personas en las transmisiones televisivas de todo el mundo.

Pero tras el telón también hay un ambiente de enojo social en el que muchos brasileños ven la Olimpiada como una carga en lugar de una fiesta.

A las disputas políticas por la presidencia -hay dos presidentes en este momento-, se suma una economía en recesión y escándalos de corrupción que han golpeado a los Juegos.

Y eso se dejó sentir en los primeros momentos de la inauguración. El corresponsal de BBC Mundo en Brasil, Gerardo Lissardy, señaló que "se presentó al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, pero ni mencionaron a Michel Temer, presidente interino del país.

Según los medios brasileños, el propio presidente pidió que fuera así para evitar posibles abucheos que alteraran el protocolo, señaló Lissardy.

El despliegue de seguridad, con 90.000 efectivos de seguridad en las sedes olímpicas, será puesto a prueba durante 19 días en una ciudad que ha visto el aumento de la violencia en los últimos meses.

Parte del descontento social se ha visto con el paso de la antorcha olímpica este viernes por las calles de Río.

Walter Alves, de 27 años, un estudiante de Historia y profesor, abucheó la antorcha pues dijo que las Olimpiadas estaban "organizadas para las multinacionales" y son "una vergüenza" para Brasil.

"Fue un momento de catarsis, intentar sacar esa voz que está hace tanto tiempo silenciada", le dijo a BBC Mundo.

"Desde inicios del siglo XX no se removían tantos (habitantes de la ciudad) como ocurrió en Río de Janeiro con los elefantes blancos de las Olimpiadas, las obras con sobrecostos, el transporte público… Hoy la ciudad está vacía por esto, no funciona por esto".

Por el contrario, Sueli de Barros, una mujer jubilada de 58 años, estuvo aguardando con entusiasmo el pasaje de la antorcha con una silla plegable.

"Es un momento único para Brasil, la primera Olimpiada en América del Sur, y me parece importante: es un honor recibir los Juegos", dijo.

"Hay problemas internos en Brasil, pero están haciendo una confusión muy grande entre nuestros problemas internos y los Juegos".

A su vez, Jefferson da Silva, un enfermero de 53 años, también consideró "un privilegio para los brasileños" el ser anfitriones olímpicos.

Confió en que es una gran oportunidad para el país: "estamos pasando una situación difícil en el país. Vine a dar ánimo y expectativa de un futuro mejor". (dpa / BBC)