martes, 2 de agosto de 2016

agosto 02, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Ayer leí en La jornada Maya: “Crece 3.7 por ciento la economía de Yucatán durante el presente año, mientras el país sólo alcanza el 2.5 por ciento”. Hoy leo en Diario de Yucatán: “La UADY está en la élite internacional”; “La UADY entre lo mejor de lo mejor en Latinoamérica”; “La UADY la 4ª. Universidad mejor del país”; “Reconocimiento a profesores locales”. Con estos titulares, yo que trabajé 19 años y medio como investigador y profesor (1979/81 y 1985/2002) para la UADY y escribí en 1994 un libro sobre la Universidad, puedo decir que me son extrañas esas noticias. Yo he opinado y siempre he escrito lo contrario: Que México, Yucatán y las universidades están mal para el pueblo, aunque muy bien para la clase dominante (ver mi artículo de ayer)

2. Pero como bien se diría: “Todo depende del cristal con que se mira”, de la ideología de quien publica o paga las noticias. Alguien diría: “Quién pompó”, que se traduce en quien pagó. La realidad es que la Universidad de Yucatán ha sido muy memorística, muy formal, muy derechista, que participa cero en la política universitaria y local, que no se le conocen investigaciones, que está completamente aislada de la población, que ésta le vale un carajo, que no está enterado de lo que sucede en el mundo. ¿Será por el número de sus titulados y sus doctorados y toda su estructura de pacifismo, sumisión y formalidad? Me imagino a la UADY como un alumno limpio, educado, bien portado, que nunca falta a clases, hace las tareas que le marcan y hasta gana concursos por memoria.

3. Por ello pienso mucho en las universidades y en educación. En la CDMX, en Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Veracruz, Sinaloa, Puebla, los estudiantes salen a manifestarse, a protestar, a solidarizarse con las luchas del pueblo y exigen a sus autoridades planes y programas avanzados. Yucatán, por el contrario, ningún alumno o profesor ha salido nunca/jamás a protestar contra la situación de miseria y opresión que se vive en México o por lo menos en Yucatán. De mil manifestaciones una vez hace 10 años, salieron a protestar contra el alza de los precios de los pasajes de autobús y luego a manifestarse en 2007 contra Calderón y Bush en su visita a Yucatán.

4. Con razón muchos dicen: “Si se acaba el mundo me voy para Mérida porque allí no pasa nada” y eso se refleja en su universidad. Realmente las universidades surgieron en el mundo hace poco más de mil años para capacitar a las clases dominantes y consolidar su poder. Desde las universidades de Qarawiyyin de Marruecos del año 859, la Al Azhar de Egipto de 972, de Bolonia, Italia de 1088 y la inglesa de Oxford de 1096, los objetivos no han variado. ¿No se sabe acaso el porcentaje de estudiantes que atienden las universidades y las clases sociales que dominan en ellas? ¿Llegan acaso más del cinco por ciento de los niños que ingresaron a la primaria? Las universidades han sido y son para privilegiados.

5. Aunque la política en educación es la que dirige, la economía determina las condiciones de desarrollo. ¿Alguien cree acaso, o podría demostrar, que el sistema social precapitalista y capitalista no es determinante para que sólo un pequeño sector sea el beneficiado por las universidades o, de otra manera que la enorme mayoría de la población apenas termine la educación primaria y algunos grados de la enseñanza media?. Desde hace 20 años se confirma y se reafirma al probar que en todos las universidades se rechaza hasta un 90 por ciento de los estudiantes que presentan examen de ingreso “por falta de cupo y de presupuesto”.

6. Lo que sucede es que se confunde escolaridad con educación. La escolaridad de las universidades es la que está a cargo del Estado y particulares, la que otorga calificaciones, realiza exámenes, entrega títulos, hace profesionistas del sistema y premia a los mejor adaptados. La educación es completamente otra cosa: no necesita grados, calificaciones, títulos, diplomas y se manifiesta objetivamente en el servicio desinteresado, en la solidaridad humana, en la no competencia, en el no individualismo. ¿Existe acaso alguna universidad que promueva valores de solidaridad?

7. El papel fundamental de las universidades es preparar cuadros profesionistas, para hacer funcionar el capitalismo. Mientras mejor ejerzan ese papel de servir a las grandes empresas con esmero y disciplina, mejor universidad será. Por el contrario sin alguna universidad es rebelde, crítica, independiente y promoviendo descontento, pues es una mala universidad. Por ello Yucatán se ha convertido en un territorio pacífico, confiable, libre de protestas y conflictos político/sociales. Por ello también se le pueden otorgar muchos premios por su seguridad y servilismo; aunque prefiero equivocarme cuando los yucatecos me demuestren lo contrario. (2/VIII/16)