martes, 7 de junio de 2016

junio 07, 2016
WASHINGTON D.C., 7 de junio.- Hillary Clinton ha ganado la nominación demócrata. Es un hecho histórico: la primera mujer en ser candidata a la Casa Blanca desde el nacimiento de la democracia estadounidense. Y Barack Obama interviene en persona con Bernie Sanders: es hora de que te hagas a un lado en interés de los demócratas y de todo el país. La noticia de la victoria fue lanzada por la Associated Press a las 22:20 de Washington, fue confirmado por la CNN media hora más tarde. El último recuento de los delegados, después de incluir las pequeñas primarias del fin de semana (Puerto Rico y las Islas Vírgenes) con la adición de los superdelegados, dan este veredicto: Hillary pasó el umbral fatídico de la mayoría absoluta, los 2,383 delegados necesarios para que la convención demócrata de julio en Filadelfia la "corone" como candidata a la Casa Blanca.

(Foto archivo Casa Blanca Pete Souza junio 8 de 2009)

Pero hasta el último momento la gran fiesta de Hillary se ve perturbada por Bernie Sanders. El senador por Vermont, que se define como socialista y nunca ha estado afiliado al Partido Demócrata, tiene con sus "nuevos" compañeros de viaje una relación difícil. Sus acusaciones contra Hillary la ponen casi a la par con Donald Trump: lo más reciente, la controversia sobre los fondos extranjeros que fluyen a la fundación filantrópica de Clinton, haciéndose eco de las andanadas de Trump contra "crooked Hillary" (deshonesta). Sanders ha repetido durante meses que el sistema de las primarias está "amañada" y manipulado en su contra. La trae en especial contra los superdelegados, que no son elegidos por la base de votantes, sino son parlamentarios y gobernadores, por lo que forman parte del establishment. En realidad, la ventaja de Hillary es inmejorable incluso omitiendo a los superdelegados. Ella vence a Sanders en todos los frentes, incluido en el número absoluto de votos emitidos por la base, sin superdelegados.

Sanders se resiste hasta lo último. Hoy se vota otro súper martes, el último, con un maxi-estado como California, que asigna más de 500 delegados; otro grupo importante de votos es Nueva Jersey. Se creía que este martes sería decisivo para permitir a Hillary superar el umbral de 2,383 delegados. De hecho ya ocurrió antes, como se confirma en el recuento de Associated Press. De ahí la intrusión del Presidente, que para todos los efectos es el verdadero líder del partido. Obama ha tenido una larga conversación telefónica con Sanders el domingo, revela la Casa Blanca: media hora de "persuasión moral" (moral suasion), presión moral al senador de 74 años de Vermont. Para Obama es esencial poner fin a la controversia lacerante, conseguir la unidad del partido para enfocar toda su energía en el desafío final contra Trump, quien está demostrando ser mucho más peligroso de lo esperado. Obama podría anunciar su "respaldo" (endorsement) a Clinton esta semana. Entre los dos hay un pacto de hierro que se remonta a cuando Hillary fue derrotada por él en las primarias de 2008 pero más tarde aceptó trabajar con lealtad para el ganador en el papel de secretaria de Estado.

Obama quiere lograr tan pronto como sea posible la unidad del partido, sobre todo para recuperar los votos de los jóvenes que prefieren a Sanders y lo han preferido durante todas las primarias y cuyos sufragios serán esenciales en noviembre para derrotar a Trump. Para el presidente en turno el reto es personal. Trump lo calumnió en 2012 al montar la falsa leyenda sobre su nacimiento en Kenia, que lo habría vuelto inelegible. Y en esta elección, Obama se juega su legado histórico: la victoria de Trump se convertiría en un veredicto negativo sobre su presidencia. (Federico Rampini / La Repubblica/ CBS)