martes, 21 de junio de 2016

junio 21, 2016
MIAMI, Florida, 21 de junio.- La democracia venezolana lleva años siendo considerada por académicos alrededor del mundo como un sistema gravemente enfermo ante la obsesión del chavismo por concentrar poderes.

Pero los expertos que miden la salud de las democracias han comenzado a pensar que el paciente ya ha muerto, sofocado finalmente por los esfuerzos del régimen de Nicolás Maduro por desmantelar a la Asamblea Nacional, lo que de hecho deja sin efecto la victoria electoral de la oposición en diciembre.

Mark P. Jones, profesor de Ciencias Políticas de Rice University, en Houston, Texas, es uno de los académicos que ya está dispuesto a firmar el certificado de defunción.

El experto en democracias latinoamericanas lleva años monitoreando el gradual descenso del chavismo por el camino del autoritarismo, pero insistía en que aún no había entrado en el terreno de las dictaduras.

Eso cambió en diciembre, dijo Jones en una entrevista con el Nuevo Herald.

Mientras se preguntan si hay democracia, lo que no hay es comida, como en esta tienda de abarrotes de Cumaná. (Meridith Kohut para The New York Times)

“Lo que ocurrió en el Congreso después de las elecciones del 2015 terminó por echar por tierra todo barniz de democracia, y toda sugerencia de que en el país regía un sistema democrático”, comentó Jones, quien preside el Departamento de Ciencias Políticas de su universidad.

Lo que pasaba es que detrás del control que el chavismo ejercía sobre la Asamblea Nacional se escondía la posibilidad de que ante una eventual victoria electoral de la oposición, el poder legislativo pudiese nuevamente comenzar a ejercer su función constitucional de contrapeso frente al ejecutivo.

“Lo que se estaba escondiendo detrás de ese control era la realidad de que en el país ya había dejado de regir la separación de poderes y que el estado de derecho había dejado de existir”, explicó el académico.

“Cuando el chavismo controlaba la Asamblea Nacional, había la ficción de que de alguna manera estaba operando independientemente. Pero luego que la oposición tomó el control de la Asamblea Nacional y que el Poder Ejecutivo pasó en esencia a desconocer su existencia, o los poderes que le otorga la Constitución, quedó demostrado que en Venezuela ya no hay una democracia”, agregó.

Todo quedó en evidencia luego que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), conformado por jueces leales al régimen de Maduro, comenzara a arrebatarle gradualmente a la recién electa Asamblea Nacional las facultades y poderes que le otorga la Constitución.

Maduro incluso no esconde cuáles son sus planes para el incómodo poder legislativo.

“La Asamblea Nacional perdió vigencia política, es cuestión de tiempo para que desaparezca; está desconectada de los intereses nacionales”, declaró Maduro en una reciente conferencia de prensa.

La desarticulación del poder judicial se suma a una larga lista de manifestaciones autoritarias del chavismo en los últimos años, y que ya le hacían parecerse a una dictadura. Estas incluyen, el uso de las cortes para arrestar arbitrariamente a opositores, la persecución de la prensa libre, denuncias de fraude electoral, y el uso de bandas armadas para intimidar a la población.

En su informe para invocar la aplicación de la Carta Democrática al país, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, dijo que en Venezuela existe una alteración del orden constitucional que afecta gravemente el orden democrático.

Y estas señales no están pasando por desapercibidas entre los expertos.

Carlos E. Ponce, director de los Programas Latinoamericanos de la Freedom House, dijo que Venezuela no fue incluida en el segmento de “naciones no libres” en el último ránking que realizó la ONG que mide las condiciones democráticas alrededor del mundo.

Pero en la evaluación del 2016, que mide las condiciones que existían en el 2015, el país sudamericano se encontraba aún dentro del segmento de países híbridos --término utilizado para describir a países con regímenes autoritarios pero que aún preservan rasgos democráticos-- pero se encontraba justo al lado del segmento de las dictaduras.

Según el ranking, Venezuela registró una puntuación de libertades de sólo 35, igualado con Argelia, cuyo régimen ya es considerado por Freedom House como dictatorial.

En el resto de América Latina, Brasil tiene una puntación de 81, y Argentina de 79, siendo ambos considerados como países libres. Colombia, que está en el segmento de los híbridos, obtuvo 63 puntos por arriba de Ecuador con 59 puntos y Nicaragua con 54.

Cuba – posicionada firmemente en el terreno de las dictaduras -- siguió siendo el país menos libre del hemisferio con 15 puntos.

Pero el caso de Venezuela, de no producirse un cambio radical este año, ha de llevar al país a entrar en la casilla en que se encuentra Cuba, dijo Ponce.

Carlos Ortega: “El régimen de Maduro tiene que caer”

Carlos Ortega, ex presidente de la Central de Trabajadores de Venezuela, afirmó que gobierno de Nicolás Maduro es un régimen dictatorial. Por eso, es ahora o nunca cuando el pueblo venezolano debe buscar su salida.

“Venezuela no entró en el último ranking precisamente porque todavía había una incógnita sobre el tema electoral. Solamente ese factor evitó que nosotros catalogáramos a Venezuela como un país no libre, o sea, como una dictadura abierta”, manifestó Ponce.

Pero esas dudas fueron despejadas y Venezuela ya es merecedor del calificativo de país no libre, señaló al presentar la larga lista de deficiencias democráticas.

“En Venezuela no hay una independencia de instituciones, no hay un respeto a los derechos humanos, no hay un respeto a los principios democráticos, no hay un tema de rendición de cuenta, no hay un gobierno que tome decisiones basadas en el respeto institucional, no hay ningún tipo de estructura realmente posible del ciudadano para defender sus derechos, sino un poder judicial que obviamente, no solo está siendo usado para bloquear el funcionamiento de la Asamblea Nacional, sino que es usado como una herramienta de represión contra los ciudadanos”, señaló Ponce.

“Hay derechos que se están violando en Venezuela, que ni siquiera en Cuba se están violando. Es una situación realmente caótica”, insistió.

Existen algunos expertos que aún no se atreven a firmar el certificado de defunción de la democracia venezolana, aún cuando los últimos acontecimientos les ha llevado a sacar el bolígrafo del bolsillo.

El profesor de Harvard Steven Levitsky sigue siendo uno de ellos.

Levitsky dijo que a su juicio el chavismo sigue estando dentro del segmento de “Autoritarismo Competitivo”, término que él acuñó en su libro con el mismo nombre, que está reservado para los regímenes híbridos con facciones dictatoriales, donde es posible amenazar la permanecía en el poder de la clase gobernante a través de procesos electorales, aun cuando los comicios estén plagados de irregularidades y no sean realizados en igualdad de condiciones.

Para Levitsky, ese aún es el caso venezolano.

“Venezuela sigue siendo un híbrido. Es un régimen Autoritario Competitivo, pero de lejos es el más autoritario de la región fuera de Cuba. Si para la oposición y para el gobierno existe un mínimo de incertidumbre sobre el resultado de las elecciones”, entonces el régimen continúa dentro de la casillas de híbrido.

Apartando ese elemento, todo lo demás es dictatorial en Venezuela, incluyendo la virulencia con que Maduro se ha resistido a abandonar el poder, dijo.

"Métase su Carta Democrática por donde le quepa"

El presidente venezolano Nicolás Maduro reaccionó de manera airada y vulgar el martes tras el anuncio del secretario general de la OEA, Luis Almagro, de solicitar la aplicación de la Carta Democrática a Venezuela.

David F. J. Campbell, experto en política comparada y profesor de la Universidad de Klagenfurt en Austria, dijo que ese afán del chavismo de permanecer a toda costa en el poder es una de las señales más claras de que el régimen venezolano ya se apartó del camino democrático.

“Una de las experiencias internacionales más importantes, cuando se habla de democracia, es que ningún partido puede permanecer en el poder para siempre, y todo partido que llega al poder debe estar preparado para entregarlo después de cierto tiempo”, dijo Campbell.

“Esto es uno de los elementos más básicos de las democracias y es necesario para evitar una excesiva concentración de poderes. Después de todo, el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, insistió. (Antonio María Delgado / El Nuevo Herald)