martes, 3 de mayo de 2016

mayo 03, 2016
WILLIAMSON, Virginia Occidental, 3 de mayo.- Ayer, en esta ciudad, llorando, Bo Copley, un padre desempleado que perdió su trabajo como minero, confrontó a Hillary Clinton sobre su plan de "sacar del negocio a los mineros" y sustituirlos por energía verde.

Sí lo dijo, como prueba el video Hillary Clinton: "We Are Going To Put A Lot Of Coal Miners & Coal Companies Out Of Business", grabado el 13 de marzo por la CNN en Columbus, Ohio. En su discurso, Hillary continúa diciendo que no se olvidará de los mineros que han perdido su salud en las minas de carbón para dar energía al resto de la nación. 

Bo Copley confronta a Hillary sobre la frase de que "va a sacar del negocia a la industria del carbón". Le pregunta a la demócrata cómo le va a explicar a sus hijos que perdió su trabajo. (Leer más)

Pero quedó la frase sacada de contexto y ayer se la reclamaron. 

El tema lleva al reportaje de Bob Davis y Rebecca Ballhaus, del 26 de abril, titulado "El lugar donde Donald Trump es rey", en el condado de Buchanan, del vecino estado de Virginia.

Virginia se votó el supermartes, 1 de marzo, antes de la desafortunada declaración. Hillary le ganó a Bernie Sanders. Por los republicanos ganó Trump.

Virginia Occidental se vota el 10 de mayo.

A continuación, el reportaje "El lugar donde Donald Trump es rey:

BUCHANAN COUNTY, Virginia, EE.UU., 26 de abril—No hay muchas cosas en las que Jody Bostic cree estos días. El gobierno, en su opinión, lo ha abandonado, las minas de carbón locales lo han despedido tantas veces que instaló una tienda de camisetas para subsistir y los medios de comunicación de las grandes metrópolis lo tratan a él y a sus vecinos de ignorantes.

Su última esperanza es que Donald Trump sea presidente de Estados Unidos y utilice sus destrezas como empresario para crear empleos este condado de los Montes Apalaches. “En este condado, las cosas van cuesta abajo. La gente está siendo despedida. La gente se está yendo”, dice el ex minero de 39 años. “Si Trump no lo consigue, será otro golpe”.

Trump se impuso en el condado de Buchanan con 69,7% de los votos en la primarias republicanas del 1 de marzo, el porcentaje más alto que ha logrado en un condado. Un vistazo a este enclave de blancos de clase obrera en el sudoeste de Virginia muestra con claridad por qué Trump inspira a sus seguidores y plantea problemas para los estrategas republicanos que están en su contra.

Los electores del condado dicen que Trump entiende su frustración y que luchará contra la clase dirigente de Washington por ellos. En una zona donde abunda la incertidumbre —¿Seguirán abiertas las minas? ¿Se desbordará el río? ¿Tendrán que marcharse los jóvenes para encontrar empleo?— el magnate de bienes raíces es una figura que les ofrece tranquilidad y que ha visitado sus salas de estar desde hace años a través de la televisión.

Aquí, como en otros lugares, su mensaje de renovación de Estados Unidos, fronteras cerradas y populismo antigobierno resuena pese a su impetuosidad, incluso entre los demócratas.

Su fortuna no causa rechazo. El alguacil del condado, Ray Foster, quien es partidario de Trump, dice que los empresarios adinerados desde hace mucho han caído bien en el condado porque “crean trabajos para la gente”.

En cuanto a los líos armados por los comentarios de Trump sobre las mujeres y sus cambiantes opiniones en torno al aborto y la política exterior, que han elevado su índice de desaprobación en encuestas a nivel nacional, en este lugar son considerados como algo positivo puesto que refuerzan su estatus como alguien ajeno a la política tradicional.

“Habla antes de pensar”, dice Foster, “así que no tiene tiempo de pensar en algo y mentirte”.

En el condado de Buchanan, Trump ha obtenido el respaldo de numerosos demócratas porque no sólo “habla por ellos, habla en términos con los que se sienten cómodos”, afirma Gerald Arrington, fiscal del condado y quien está inscrito como demócrata. Arrington agrega que Trump se ganó su voto en la primaria de Virginia, la primera vez que sufragó por un candidato republicano.

Los 1.586 votos que recibió en el condado triplicaron el total obtenido por la ganadora de la primaria demócrata, Hillary Clinton. Hace ocho años, el condado era sólidamente demócrata y Clinton consiguió 2.245 votos en la primaria contra Barack Obama, superándolo 90% a 9% y recibiendo el quíntuple de los votos que el ganador de la primaria republicana.

Muchos habitantes del condado atribuyen el bajón en la industria del carbón a las regulaciones del gobierno de Obama y creen que Trump las revocará e ignorará las advertencias de los científicos sobre los riesgos del calentamiento global.

Los 10 condados en los que Trump ha logrado los mayores márgenes a lo largo de EE.UU., tienen mucho en común. Son mayormente blancos, rurales y del sur. Se encuentran muy rezagados frente al promedio nacional en ingresos familiares y educación y lideran en pobreza y subsidios por discapacidad.

Cuatro de estos condados dependen de la agricultura, indica Moody’s Analytics, mientras que otros tres son centros de transporte regionales. Un importante empleador en uno de ellos, el condado de Tallahatchie, en Mississippi, es una cárcel.

Si bien los residentes de estos condados se sienten abandonados, no enfrentan los desafíos de la inmigración o el comercio exterior que Trump ha adoptado como sus banderas de lucha. Todos salvo dos de estos condados se encuentran por muy por debajo de la media nacional en cuanto al porcentaje de la población que son inmigrantes. Pocos se ven afectados por las importaciones chinas. De hecho, el condado de Buchanan se beneficia de las exportaciones de carbón al coloso asiático.

El atractivo de Trump, en cambio, es visceral. Según una encuesta realizada por Wall Street Journal/NBC News en octubre de 2015, 76% de los partidarios de Trump se sentían “intranquilos y fuera de lugar” en su propio país, comparado con 62% de los republicanos que dijeron que no considerarían votar por él.

“Trump tiene un atractivo que un republicano tradicional tendría dificultades en igualar”, explica Jeff Horwitt, vicepresidente sénior de la encuestadora Hart Research. Si a Trump le niegan la nominación en la convención republicana pese a obtener una clara ventaja en el número de delegados —una posibilidad que está siendo debatida por algunos en el partido— la participación de votantes republicanos podría caer drásticamente en la elección general, advierte.

El estilo engreído de Trump irrita a algunos partidarios como Ralph Rife, un minero discapacitado de Slate Creek que votó por él pero ahora dice que no lo soporta. “Es como un tiro al aire”, dice Rife, citando el aliciente que les ha dado a Japón y Corea del Sur para que desarrollen armas nucleares y su cambiante postura acerca del aborto.

En el condado de Buchanan, el empleo en la industria carbonífera ha caído debido a la automatización y el declive de los mercados. La población del condado se ha reducido 27% desde 1990, a 23.000 habitantes, y ha envejecido a medida que los jóvenes se marchan. El ingreso medio real es de apenas la mitad del promedio nacional y no ha subido desde 1995, estima Moody’s Analytics. La cantidad de hogares que reciben cheques por discapacidad del sistema de Seguridad Social supera a la de graduados universitarios por 3 a 1.

“La gente vota contra lo que les está ocurriendo. Hay una repugnancia contra la situación actual”.

Sus partidarios en esta zona interpretan el eslogan de Trump de “Make America Great Again” (algo así como “Volver a Hacer Grande a EE.UU.”), como un regreso a la situación que imperaba hace 10 años, cuando el carbón se mantenía en demanda y la economía global no había sufrido la crisis financiera y sus coletazos. Los mineros de carbón ganaron un salario promedio de US$90.334 en 2014, según los datos más recientes de la Oficina de Estadísticas Laborales, pero estos empleos están desapareciendo rápidamente. La mitad de las minas de carbón con licencia cerró entre 2013 y 2015, lo que redujo la cantidad de mineros en 50%, a 1.028, según la autoridad minera de Virginia.

Aunque el condado ha intentado diversificar su economía, los nuevos empleos pagan mucho menos. Un centro de llamadas de Sykes Enterprises colocó el año pasado avisos con sueldos iniciales de US$9,50 por hora, en tanto que Wal-Mart paga cerca de US$10 la hora.

Bostic dice que se ha cansado de la minería después de ser despedido tres veces en 13 meses. Él y su esposa inauguraron una tienda de camisetas el mes pasado y también venden uniformes a grupos de iglesias y equipos de sóftbol. Dice que lo que gana ni siquiera se acerca a los US$90.000 que recibía como dinamitero de minas de carbón.

La reducción de sus ingresos lo obligó a incumplir los pagos de su apartamento de tiempo compartido, cuenta, y tiene problemas para pagar las cuotas de su casa de US$300.000 que compró en 2011, cuando su empleo en la minería parecía seguro. También se está capacitando como conductor de buses escolares.

Dice que espera que Trump lo ayude. Si el precandidato republicano puede provocar un giro en la industria del carbón al eliminar las regulaciones, eso atraería dinero a la economía local, opina.

“Para nosotros Trump es la luz al final del túnel”, dice la esposa de Bostic, Sara. Con él, “hay algo de esperanza de que normalidad volverá a nuestra área”.