lunes, 23 de mayo de 2016

mayo 23, 2016
WASHINGTON D.C., 23 de mayo.- Los campos empeoran la crisis de los refugiados, según un estudio que publica la más reciente edición de la revista Science.

La reconocida geógrafa y antropóloga estadounidense Elizabeth Cullen Dunn describe en el artículo las dificultades que enfrentan los refugiados para retomar una vida normal debido a que los Gobiernos los mantienen en los campos y a que la ayuda humanitaria no les da las herramientas para comenzar de nuevo.

La ayuda humanitaria para los refugiados tiene "enormes ineficiencias" y los deja en muchas ocasiones en una situación "impredecible y caótica" que hace muy difícil que puedan labrarse un futuro

Con frecuencia, denuncia la experta, las agencias de ayuda humanitaria actúan sin coordinación debido a su propia competencia por fondos, lo que ocasiona duplicación de esfuerzos, desatención de ciertas zonas y sectores de población y entrega de recursos inadecuados para el contexto social.

Refugiados en una polvareda en el campo de Dadaab, en la frontera entre Kenia y Somalia. (Foto de Thomas Mukoya para Reuters el 16-VII-11))

La geógrafa estudió las fallas del sistema de ayuda humanitaria durante 16 meses entre 2009 y 2013 en campos para desplazados de Georgia tras la guerra de agosto de 2008, un conflicto de cinco días que desplazó a 100,000 personas y a 28,000 de ellas de manera indefinida.

"Cada vez más, la ayuda humanitaria es una solución temporal a un problema permanente, es un parche que no solo no ayuda a las personas desplazadas a reasentarse, sino que, en cambio, les hace más difícil seguir adelante con sus vidas", sostiene la experta, profesora de geografía en la Universidad de Indiana (Estados Unidos).

Aunque los campos de refugiados están pensados como algo temporal, para la mayoría de los refugiados el desplazamiento es un estado permanente, describe el ensayo, titulado "Refugee protection and resettlement problems".

Más del 80% de las crisis de refugiados duran más de 10 años y el 40% no terminan hasta en 20 o más años, según datos del centro independiente Instituto de Desarrollo de Ultramar (ODI) citados por la autora.

En este contexto, los programas para ayudar a las personas desplazadas a restablecer sus medios de vida "deberían ser centrales en la ayuda humanitaria", defiende, pero "hasta ahora ha habido muy pocos programas exitosos para que consigan estabilidad económica".

"A menudo, el diverso rango de agencias, donantes y ministerios de Gobierno funcionan como una caótica e improvisadora 'adhocracia' (que otorga la ayuda 'ad hoc', para una situación concreta)", critica.

Con esta dinámica, las agencias "no informan" a los refugiados de qué tipo de ayuda recibirán, ni de cuándo llegará ni de hasta cuándo durará.

"En esta situación impredecible y caótica es difícil para los refugiados planear su futuro, y mucho más conseguir sus propios recursos y pasar a la acción", denuncia.

La geógrafa defiende las tesis de quienes abogan por que el dinero comience a fluir hacia las pequeñas agencias locales, en lugar de concentrarse en las grandes agencias internacionales, que ahora reciben el 81 % de los fondos gubernamentales.

Las agencias locales, esgrime, proveen ayuda más rápido, de manera más barata y de una manera que es "apropiada para el contexto cultural".

Otro sistema por el que aboga la investigadora es el envío de dinero a los refugiados directamente con pagos a través del celular, un mecanismo que ahora solo representa el 6 % del total de la ayuda a desplazados y que les permite "elegir la ayuda que más necesitan, en lugar de aceptar la que los donantes les quieren dar".

"Con ayuda a corto plazo y la capacidad para tomar sus propias decisiones, los refugiados pueden reasentarse y, en pocos años, convertirse en contribuyentes económicos y culturales de sus nuevas comunidades", concluye el ensayo. (EFE)