sábado, 30 de abril de 2016

abril 30, 2016
VATICANO, 30 de abril.- Hay que oponerse a «una economía de la exclusión y de la inequidad», que «siembra víctimas cuando el mecanismo de la ganancia prevalece sobre el valor de la vida humana». Lo dijo ayer Papa Francisco a los que participaron en una conferencia internacional sobre medicina regenerativa. Insistió en que la globalización de la indiferencia debe ser contrarrestada con «la globalización de la empatía». Estaba presente el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, quien narró que Francisco, durante su visita a su país, confortó a su familia en luto por la muerte de su hijo, Beau Biden. El vicepresidente de Barack Obama, que acaba de hacer un viaje a Irak, refirió el entusiasmo de los líderes musulmanes chiitas, kurdos y suníes por el Pontífice.

Entre los aspectos que afrontó el Papa en su discurso sobre la lucha contra las enfermedades raras, destaca la sensibilización: «Es de fundamental importancia promover en la sociedad el crecimiento del nivel de empatía, para que nadie sea indiferente a las invocaciones de ayuda del prójimo, incluso cuando sufre alguna enfermedad rara», indicó. 

El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, es católico. Su hijo Beau Biden murió de cáncer el año pasado; se considera que la aflicción fue motivo para no presentarse como aspirante demócrata a la Presidencia de Estados Unidos.(L’Osservatore Romano)

«Sabemos que, a veces, no es posible encontrar soluciones rápidas a patologías complejas, pero siempre se puede responder con preocupación a estas personas, que a menudo se sienten abandonadas y descuidadas. La sensibilidad humana, por el contrario, debería ser universal, independientemente del credo religioso, del nivel social y del contexto cultural». Otra palabra sobre la que el Papa reflexionó fue «investigación»: «Con dos acepciones inseparables: la educación y la investigación científica propiamente dicha. Y en este sentido el Papa destacó la urgencia educativa «que garantice una adecuada formación humana, asegurando el máximo nivel profesional», así como la investigación, que «necesita de una constante atención a las cuestiones morales para ser instrumento de tutela de la vida y de la dignidad de la persona humana».

Porque, insistió, «hay que oponerse a una economía de la exclusión y de la inequidad que siembra víctimas cuando el mecanismo de la ganancia prevalece sobre el valor de la vida humana. Esta es la razón por la cual –-explicó— es necesario contraponer la globalización de la empatía a la globalización de la indiferencia». Y por esta razón estamos llamados «a hacer conocer el problema de las enfermedades raras a nivel mundial, a invertir en una formación más adecuada e incrementar los recursos para la investigación, a promover la adaptación legislativa y el cambio del paradigma económico, para que sea privilegiada la persona humana».

La tercera expresión sobre la que reflexionó Francisco fue: «asegurar el acceso a la curación». «En la Exhortación ‘Evangelii gaudium’ —recordó Francisco— revelé el valor de los progresos en la humanidad en este momento histórico, poniendo como ejemplo ‘el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación’.

'Sin embargo, afirmé con fuerza que hay que oponerse a una economía de la exclusión y de la inequidad que siembra víctimas cuando el mecanismo de la ganancia prevalece sobre el valor de la vida humana. Esta es la razón por la cual —explicó— es necesario contraponer la ‘globalización de la empatía’ a la ‘globalización de la indiferencia’. Por ello estamos llamados «a hacer conocer el problema de las enfermedades raras a nivel mundial, a invertir en una formación más adecuada e incrementar los recursos para la investigación, a promover la adaptación legislativa y el cambio del paradigma económico, para que sea privilegiada la persona humana.

Entonces, gracias al esfuerzo coordinado a diferentes niveles y en diferentes sectores, se hace posible encontrar no solo las soluciones a los sufrimientos que afligen a nuestros hermanos enfermos, sino también asegurarles el acceso a la curación».

La tercera conferencia internacional de medicina regenerativa, titulada «Cellular horizons: how science, technology, information and communication will impact society», se está llevando a cabo desde antier y hasta hoy. Es una iniciativa promovida y organizada por el Pontificio Consejo de la Cultura (con la colaboración de la federación vaticana Ciencia y Fe) y por diferentes socios, como la Fundación Stem For Life. El encuentro fue presentado por el cardenal Gianfranco Ravasi.

«En mi ministerio —dijo el Papa— encuentro continuamente a personas afectadas por enfermedades llamadas ‘raras’. De hecho, estas patologías afectan a millones y millones de personas en todo el mundo, provocando sufrimiento y preocupación también en los que, a diverso título, los cuidan, empezando por los familiares». La conferencia, que adquiere mayor significado en el ámbito del Jubileo de la Misericordia, subrayó el Papa, «es motivo de esperanza», porque en ella están involucradas «personas e instituciones diferentes, de culturas, sociedades y religiones diferentes, todas ellas unidas por una destacada sensibilidad hacia las personas enfermas».

Poco antes de que entrara el Papa al aula de las audiencias, intervino Joe Biden, que llegó esta mañana a Italia desde Irak: «El Santo Padre —dijo el vicepresidente de los Estados Unidos— ha dado esperanza a tantas personas de cualquier religión en cualquier parte del mundo con palabras fuertes y modos humildes. Vengo llegando de Irak, y cuando dije en Erbil, en Bagdad, a los líderes chiitas, kurdos y suníes a dónde me estaba dirigiendo, cada uno de ellos quería hablar sobre el Santo Padre. ¡Creo que es algo bastante increíble!». (Iacopo Scaramuzzi / La Stampa)