domingo, 24 de abril de 2016

abril 24, 2016
HANNOVER, Alemania, 24 de abril.- Barack Obama aprovechó el que probablemente sea su último viaje a Europa como presidente de EE UU para dar un fuerte respaldo político a la canciller Angela Merkel. Obama lanzó el domingo en Hannover diversos halagos a la mujer con la que ha tenido sonoras diferencias en temas como la crisis del euro. El líder de un país que solo ha acogido a 10,000 refugiados sirios destacó la “valiente” gestión de esta crisis por Alemania, que ya ha recibido un millón de migrantes, y concluyó su intervención con una frase redonda: “Merkel está en el lado correcto de la historia”. Ella, a su lado, sonreía satisfecha.

La visita a Hannover vino precedida de una intensa campaña de relaciones públicas en favor del Gobierno alemán a manos de la Administración estadounidense. En la revista The Atlantic, decía a través de su entrevistador que Merkel es “una de las pocas políticas extranjeras que respeta”. Obama regaló el sábado al Bild, el diario más vendido de Alemania, titulares como: “considero a Angela una de mis socias más cercanas y también una amiga”.

A juicio del presidente, la canciller ha sabido mantener medidas "difíciles" y mostrar una "preocupación", no sólo "humanitaria", sino también "práctica", en este asunto, y mantener las fronteras de su país abiertas ante una avalancha de peticiones de asilo. (DPA)

En el último tramo de su mandato, Obama trata de dar oxígeno a una canciller que pasa por horas bajas: su partido encajó una seria derrota en las elecciones regionales del mes pasado ante el auge del partido populista Alternativa para Alemania; y el pasado viernes se vio obligada a admitir que había cometido un error en el caso Böhmermann, el humorista que será juzgado en Alemania por su “poema ofensivo” contra el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Lo que empezó como una anécdota se convirtió en un serio problema para Merkel, porque cimentó la idea de que estaba dispuesta a claudicar un principio fundamental como la libertad de expresión con tal de complacer a Erdogan, el líder del que depende el éxito de su plan para reducir el flujo migratorio. Por ello, Merkel hizo algo totalmente inusual y admitió haber cometido un error. No por permitir que actúe la justicia, sino por haber criticado días antes el poema de Böhmermann, al que tildó de “voluntariamente ofensivo”.

Pero en el palacio de Hannover en el que los dos líderes se reunieron nada de esto parecía importar. Le preguntaran o no por ella, Obama lanzaba alabanzas constantes. Dijo que la canciller supo impulsar medidas “difíciles” y mostrar “preocupación”, no solo “humanitaria”, sino también “práctica”, y mantener las fronteras abiertas. Quizás, reflexionó el presidente de EE UU, porque ella misma vivió “tras un muro”, en referencia al de Berlín, ya que Merkel procede de la antigua RDA. “Estoy muy orgulloso de eso”, concluyó.

La de Hannover, la quinta visita de Obama a Alemania, muestra la sintonía entre ambos líderes. Frente a un Reino Unido que coquetea con la salida de la UE y una Francia cada vez más crítica con el tratado de libre comercio, Merkel aparece como la mejor interlocutora de EE UU. “Para Obama quedó claro, especialmente tras la crisis de Ucrania, que ella era la persona con la que tenía que hablar cuando quería algo de Europa. Esto se debe al peso específico de Alemania y a la década que lleva al frente de la Cancillería. Pero además los dos comparten una forma parecida de abordar los problemas. Son analíticos y pragmáticos”, señala Hans Kundnani, analista en Berlín del German Marshall Fund de EE UU. Obama y Merkel se reúnen el lunes en Hannover con David Cameron, François Hollande y Matteo Renzi.

Pese a la buena sintonía personal, las relaciones germano-estadounidenses se han visto empañadas durante la Administración Obama por un buen número de asuntos. Fuentes berlinesas restan importancia al escándalo de las escuchas masivas del NSA, que afectaron al propio móvil de la canciller. Pese a la rotundidad de su condena —“espiar entre amigos es inaceptable”, dijo en el punto álgido de las revelaciones; frase que se le volvería en contra al conocerse prácticas parecidas de los servicios secretos alemanes—, Merkel siempre ha estado convencida de que la colaboración con los servicios secretos de EE UU era imprescindible.

Más importantes fueron las desavenencias entre Berlín y Washington por la gestión alemana de la crisis del euro. La propuesta de una salida de Grecia de la unión monetaria marcó uno de los momentos más calientes. Desde Berlín también se han oído quejas de que Washington no se implicaba lo suficiente en la resolución de la guerra siria. Obama pidió a los implicados que vuelvan a la mesa negociadora en Siria. “Hablé con el presidente Vladímir Putin para reinstaurar el cese de hostilidades”, dijo. (Luis Doncel / El País)