miércoles, 27 de abril de 2016

abril 27, 2016
WASHINGTON D.C., 27 de abril.- Donald Trump no mencionó a México ni al muro en su primer discurso oficial sobre la política exterior que implementaría si llega a la Presidencia de Estados Unidos. Enlace al video y transcripción del discurso completo.

El aspirante presidencial del partido Republicano Donald Trump afirmó este miércoles para el Center for the National Interest en conferencia ante el National Press Club efectuada en el Hotel Mayflower que de llegar a la Casa Blanca atribuirá carácter prioritario a detener el "Islam radical".

"Contener la propagación del Islam radical debe ser un objetivo principal de la política exterior de Estados Unidos y el mundo", dijo Trump durante un discurso en Washington, señalando que esa misión puede "requerir el uso de fuerza militar".

Donald Trump ha vuelto a demostrar que él no es de derechas ni de izquierdas. En el discurso con el que ha presentado oficialmente su política exterior -hasta ahora solo esbozada en entrevistas con medios de comunicación- el empresario que lidera la campaña presidencial republicana ha pasado casi tanto tiempo criticando a los demócratas como a los republicanos.

Aislacionismo y mano dura, realpolitik y militarismo. Donald Trump, probable candidato republicano a las presidenciales de noviembre, expuso este miércoles en Washington su doctrina en política exterior. El magnate neoyorquino coloca los intereses de Estados Unidos como bien supremo. Lo resumió con el mismo eslogan, “America first”, América primero, que en los años 40 usaba el líder aislacionista y héroe de la aviación, Charles Lindbergh, contrario a entrar en la Segunda Guerra Mundial. (Marc Bassets / El País)

Trump propone una transformación total y absoluta en la política exterior de Estados Unidos. Una de cal y una de arena, a medias entre el nacionalismo y el aislacionismo, pero sin caer en la xenofobia de la que ha sido acusado. Con 'trumpismos' puros, entre ellos el rechazo a de los inmigrantes ilegales, la crítica a la deslocalización de empresas y, sobre todo, la ausencia de detalles. Pero, al menos, Trump empieza a desgranar su política exterior. Y, de paso, presenta en sociedad a su equipo de seguridad y relaciones internacionales.

El discurso tiene una estrategia clara. Como explicó a EL MUNDO Walid Phares, que es parte del círculo más cercano de 5 ó 6 personas de Trump en política exterior, "Trump tiene que pagar un precio [político] debido a que no procede del mundo de la política, ni de las Relaciones Internacionales, ni del Derecho Internacional, así que tiene que llevar a cabo una lenta metamorfosis para convertirse en un político y encontrar una identidad política. Su prioridad ahora son las primarias y la segunda la política nacional. Cuando, presumiblemente, se convierta en el candidato republicano, veremos este discurso como el principio de su visión de la política exterior". Phares, que tiene una amplia experiencia internacional - estuvo invitado en España por FAES en 2006 se mantiene en contacto con miembros del Parlamento Europeo - cree que "fuera de Estados Unidos está empezando a aparecer una nueva imagen de Estados Unidos".

El mensaje se ha dividido en dos partes. La primera: el nacionalismo populista. "En comercio, en inmigración, en política exterior: los empleos, los ingresos y la seguridad del trabajador estadounidense siempre serán mi primera prioridad". "Nunca volveremos a someter a este país, a este pueblo, a los cantos de sirena del globalismo". "La nación-estado sigue siendo el fundamento de la felicidad y de la armonía. Soy escéptico respecto a uniones internacionales que nos atan y que nos destruyen, y no permitiré que Estados Unidos entre nunca en ningún acuerdo que reduzca nuestra capacidad para decidir en nuestros propios asuntos".

Son frases que podrían suscribir Pablo Iglesias o Marine Le Pen, que resuenan en Viena o en Atenas, que aparecen en el debate político de Gran Bretaña o de Rusia. Y que hoy resonaron en el Hotel Mayflower, en el centro de Washington, a apenas cinco bloques de la Casa Blanca y siete del Fondo Monetario Internacional.

"La guerra no es mi primer instinto"

Podría sonar al mismo tipo de nacionalismo que explotó en Estados Unidos tras los atentados del 11-S, y del que George W. Bush se sirvió para justificar la invasión de Irak. Pero Donald Trump ha puesto un énfasis muy claro en distanciarse del último presidente republicano. "Al contrario que otros candidatos a la presidencia, la guerra y la agresión no son mi primer instinto. Una superpotencia sabe que la cautela y la contención son señales de fortaleza", declaró. El empresario, que ha ganado de calle las últimas 6 primarias (celebradas, eso sí, en estados que votan demócrata), dijo que "aunque no formaba parte del Gobierno, estuve totalmente en contra de la Guerra de Irak, y dije durante muchos años que desestabilizaría Oriente Medio".

En realidad, preguntado en 2002 si estaba a favor de lo que ya se veía como inminente invasión de Irak por el líder de la 'porno-radio' estadounidense, Howard Stern - famoso por su tendencia a pedir al final de las entrevistas a sus invitadas que le enseñen los pechos-, Trump replicó: "Sí, creo que sí. Ojalá se hubiera hecho de la forma correcta la primera vez", en referencia a la guerra de 1991 en la que EEUU y sus aliados se limitaron a expulsar a Irak de Kuwait. Dos años antes, en su libro 'Los Estados Unidos que nos merecemos', Trump había reclamado una política "dura" contra "estados que actúan como bandidos", entre ellos Irak.

Así que Trump no quiere cerrar a Estados Unidos al resto del mundo. En su intervención también ha aludido a la necesidad de colaborar con otros países. "A todos nuestros amigos y aliados: EEUU va a volver a ser fuerte otra vez. EEUU va a volver a ser de fiar de nuevo", dijo el empresario, que insistió en el punto - muy querido por los republicanos - de que Obama está dejando de lado a los aliados de EEUU y acercándose a sus enemigos. Eso sí, con un matiz: "Trabajaré con nuestro aliados para reforzar los ideales occidentales. En vez de tratar de expandir los "valores universales" que no todos comparten, tenemos que comprender que reforzar y promover la civilización occidental y sus logros hará más para inspirar reformas positivas [en el mundo] que las intervenciones militares". Todo un ataque a Obama, pero también a George W. Bush. O, en palabras de Phares, "una retórica a medio camino entre kennediana y reaganiana". Aunque no hay que olvidar, que Kennedy y Reagan son los ídolos de los 'neoconservadores', es decir, el grupo de ideológicos que defendió la invasión de Irak.

Así pues, ¿dónde está Trump? Como siempre, un poco donde se quiera. Como explicaba Phares, "Trump no es un aislacionista, y tampoco un intervencionista. Esto no es como marcar una 'X' en una casilla. Lo que él quiere es reorganizar las alianzas." (FOX news / AP / Pablo Pardo / El Mundo)