domingo, 3 de abril de 2016

abril 03, 2016
SANTIAGO DE CHILE, 3 de abril.- El escritor húngaro, premio Nobel de Literatura 2002, falleció el jueves a los 86 años en su hogar en Budapest. Su legado literario lo integran obras como Sin destino, basada en su experiencia en el campo de concentración de Auschwitz.

Sin destino, 1975, Hungría. Editorial El Acantilado

Durante la  Segunda Guerra Mundial, un joven judío húngaro es prisionero en distintos campos de concentración nazis. La historia recorre el año y medio en que el adolescente enfrenta este calvario. A pesar de que el propio autor vivió una experiencia similar, Sin destino no es un relato autobiográfico: se trata de una mirada distante e irónica hacia los campos de exterminio. Kertész retrata con una eficacia las reiteradas humillaciones provocadas por los alemanes, y al mismo tiempo narra cómo los prisioneros encuentran momentos de alegría en  detalles mínimos. Es la novela más personal del autor, fue escrita en 1965, pero publicada una década después. Es considerada su obra más importante.

El premio Nobel de Literatura húngaro Imre Kertész, superviviente de Auschwitz, murió a los 86 años, en su ciudad natal, Budapest. Su obra, sobre todo su novela Sin destino, que tardó 13 años en escribir y publicó en 1975, ofrece desde el punto de vista literario y testimonial una ventana única para observar el acontecimiento que define el siglo XX: el Holocausto. (Guillermo Altares / La Nación)

 Un relato policíaco, 1977, Hungría. Editorial El Acantilado

Antonio Rojas Martens, miembro de la policía secreta de un país latinoamericano bajo  control dictatorial, es sentenciado a muerte. Antes de ser ejecutado, recuerda su historia, tratando de entender las razones que lo convencieron de unirse al aparato estatal que, sin remordimiento, sembró el terror en la ciudadanía. Aunque Kertész no deja pistas del país involucrado, plantea inquietantes preguntas: ¿Cómo se implica el ser humano en la maquinaria de una dictadura? ¿Cómo llega a participar en ella? El mérito de Un relato policíaco es que se centra en el punto de vista del victimario y sus decisiones.

Fiasco, 1988, Hungría. Editorial El Acantilado,

Köves es un escritor anciano, atormentado y en decadencia. En plena crisis de inspiración, reflexiona sobre la literatura y, obsesivamente, en cómo las experiencias personales van incidiendo en la construcción de  una novela. Escrita en 1988, la novela tiene una narración con tintes kafkianos –había publicado reflexiones sobre Franz Kafka-, en que Kertész refleja su estado emocional y la frustración que sintió tras el retraso de 10 años de la publicación de Sin destino, debido a que los editores consideraban que su trama era inadecuada para la Hungría comunista de esa época: Fiasco es también una crítica el severo control ejercido por el régimen soviético de a la sociedad húngara.

La bandera inglesa, 1991, Hungría. Editorial El Acantilado

Tras la caída de la Unión Soviética en 1991, Kertész publicó La bandera inglesa, quizás su novela más nostálgica. Son una serie de relatos sobre una importante etapa de su vida en Budapest: cuando la ciudad europea estaba bajo el severo control del estalinismo, un joven Kertész se maravillaba con la música de Wagner, mientras encontraba en la literatura su despertar creativo. “Cuando terminé de redactar estos relatos, durante largo tiempo tuve la sensación de que acababa de hacerme un reglado a mí mismo”, escribió el autor húngaro en la contratapa del libro.

Cartas a Eva Haldimann, 2009, Hungría. Editorial El Acantilado

Entre Imre Kertész y la crítica y traductora Eva Haldimann había una relación especial. Siendo los dos de origen húngaro, y con una experiencia de vida similar, el autor le confesaba sus dudas personales y profesionales. Cartas A Eva Haldimann es es la colección de la correspondencia  entre ambos, escrita en más de 20 años (de 1977 a 2002). Kertész le comenta sobre sus trabajos, las dificultades que atravesó tras su salida de la Asociación de Escritores, y la profunda emoción que sintió tras ganar el Nobel de Literatura en 2002. (Diego Almazábar / La Tercera)