martes, 15 de marzo de 2016

marzo 15, 2016
MÉRIDA, Yucatán, 15 de marzo.- Pasaron ya tres décadas desde que Juan Villoro escribió “Palmeras de la brisa rápida”, un libro que recrea un viaje literario a Yucatán, al mundo de una persona que marcó su vida: su abuela. Anoche, en el Centro Cultural de Mérida Olimpo, el escritor mexicano volvió a revivir las anécdotas, testimonios de una época desaparecida y el cariño de intelectuales yucatecos que siguen su obra y trayectoria.


La velada literaria “Juan Villoro, sus brisas, palmeras y raíces yucatecas” reunió a más de un centenar de personas que durante poco más de una hora conocieron detalles de la vida del escritor, recién galardonado con el Premio Excelencia a las Letras “José Emilio Pacheco” 2016 en la FILEY, sus motivos por escribir una obra que sigue cautivando a todo tipo de lectores. “Me asombra que siga siendo leído, compartió. Es un libro para tratar de entender algo que se me escapa, el mundo de una persona que marcó mi vida: mi abuela”, expuso Villoro.

El Mtro. Carlos Martín Briceño y la Dra. Sara Poot Herrera fueron los encargados de conducir la velada, el primero recordando testimonios y aspectos contenidos en el libro, algunos que han desaparecido o cambiado, mientras que la doctora Sara Poot agradeció la riqueza literaria aportada por uno de los grandes escritores latinoamericanos contemporáneos.

Previo a las palabras de Villoro, integrantes de La Rendija prestaron sus voces en una lectura del fragmento “Detengan el laberinto” del libro “Palmeras de la brisa rápida”. Raquel Araujo, Eglé Mendiburu, Liliana Hesant y Juan Ramón Góngora recrearon con atino la historia que Villoro vivió a lado de su abuela Estela Milán en el puerto de Progreso, gustos, amores imposibles, mientras el escritor levantaba la vista al cielo tras escuchar los amenos diálogos.

Luego durante su relato, ligero y divertido, Villoro recordó los orígenes del libro, cómo pidió a la Alianza Editorial Mexicana poder escribir un texto sobre Yucatán en lugar de uno que hablara de Acapulco, como le solicitaron. “Me costó trabajo convencerlos porque no quería escribir sin estusiasmo”.

La velada fue un ir y devenir de anécdotas, relatos, historias y peripecias del autor de un libro escrito a manera de crónica sobre Yucatán. “Yo tenía claro que tenía que venir al lugar de donde era mi abuela porque había marcado mi vida. Creo que detrás de todas las historias en lugar de comenzar con la frase “había una vez”, está el “había una voz”, y esa voz era la de mi abuela”.

Para Villoro, el que los niños escuchen por primera vez en la voz de los mayores anécdotas fabulosas, la literatura, sea oral o escrita, se convierte para siempre en una forma de afecto.

A su abuela la describió como una mujer que vivía más en la fantasía que en la realidad, un ser extraordinario que antes de pensar en los hechos pensaba en lo que estos podían significar. “Era muy sospechosa, simpática, conspiradora, un tanto chismosa, tenía maneras de expresarse muy peculiares hasta que la vida va revelando qué es lo que la abuela me mostraba: una lección de cómo mirar la realidad. Si yo veía la realidad con los ojos de mi abuela esta era mucho más divertida, por lo que traté de recuperar su voz al escribir”.

En la velada Villoro también recordó a su madre y la gran habilidad que tiene para la cocina yucateca, el extraño afán de viajar al estado para conseguir los ingredientes cada vez que va a preparar algún platillo característico de la región. “Eso me hace pensar hasta el día de hoy que realmente éste es el lugar de los tesoros, donde el pan es el mejor pan, la naranja es la mejor naranja y la cebolla es la mejor cebolla”.

Para el escritor y periodista, una de las cosas más maravillosas de trabajar la crónica es que se puede escribir desde la ignorancia. “Yo no vine a Yucatán como un especialista. Muchas cosas que se han escrito de México tienen que ver con la distorsión de la mirada, los malentendidos y los equívocos. Este libro dice todo en un tono desenfadado, cosas que no viví presencialmente, otras que ya no existen pero que gracias a mi abuela pude conocer”.

La noche terminó con agradecimientos por parte del escritor invitado a todos los organizadores de la velada y a solicitud de la Dra. Sara Poot, leyó el último fragmento del libro con el título “Envío”. Al final se sirvió un brindis de honor y el invitado se dio tiempo para firmar algunos de sus libros y tomarse fotografías.

En representación del Alcalde Mauricio Vila Dosal, el regidor José Luis Martínez Semerena destacó la presencia de Villoro tanto en su faceta de escritor, periodista, catedrático y como defensor de las causas justas y nobles. “La Mérida de hoy es muy diferente a la de ayer y con la llegada de nuevas formas culturales, artísticas y profesionales, tiene que estar preparada para esa Mérida del futuro. Hoy el Ayuntamiento está sentando las bases para abrir paso a una ciudad cultural en la que se respeten los derechos tanto de los creadores artísticos como de los ciudadanos, y el nombre de la ciudad se ha puesto en alto al ser reconocida como la Capital de la Cultura Americana 2017”.

También hubo palabras del Mtro. Roger Metri Duarte, Secretario de la Cultura y las Artes (Sedeculta) y Daniel Rivas Urcelay, coordinador de Promoción Cultural de la UADY, quien asistió en representación del Rector José de Jesús Willliams. Ambos agradecieron la presencia y aportaciones del escritor en Mérida.

La actividad fue realizada por el Ayuntamiento de Mérida y su Dirección de Cultura en coordinación con la Sedeculta, la UADY y UC Mexicanistas.

Como antecedente a la actividad, el Ayuntamiento de Mérida han realizado otras dos veladas similares, “Octavio Paz en Mérida”, en 2014, y “Cómo Mérida ninguna”, en 2015.