lunes, 28 de marzo de 2016

marzo 28, 2016
TEXAS, 28 de marzo.- "No sé qué más podía hacer: monitorizaba su Ipad, revisaba su ordenador... no sé qué más podía haber hecho alguien en mi situación, te lo digo de todo corazón". Son las palabras a EL MUNDO de Bill Weier, padre de Anissa Weier. En 2014, Annisa y su mejor amiga, Morgan Geyser, llevaron al bosque a otra niña, Payton Leutner. Una vez allí, le asestaron 19 puñaladas. Querían asesinarla y convertirla en una ofrenda a Slenderman, una especie de hombre del saco que habían descubierto en un foro de internet. Leutner sobrevivió milagrosamente al ataque y las dos niñas fueron detenidas. Un juzgado de Wisconsin, donde se produjeron los hechos, decidió que serían juzgadas como adultas.


Los primeros pasos de la policía tratando de reconstruir los hechos se encaminaron a la búsqueda de un usuario llamado Slenderman. Pronto descubrieron que el misterioso usuario no existía y el personaje no era más que la creación de Eric Knudsen, un aficionado al género de terror. Knudsen había enviado (en 2009) dos fotos trucadas con photoshop a un concurso en un foro de internet. En las mismas, en blanco y negro, se veía a un hombre extremadamente alto, con traje negro, acechando a un grupo de niños en un parque infantil. Slenderman se convirtió pronto en una especie de leyenda urbana y trascendió el foro en el que había sido creado.

No había ningún usuario llamado Slenderman, nadie había ordenado a las niñas apuñalar a su amiga y lo que empezó siendo una investigación por intento de homicidio se convirtió pronto en una cacería de brujas con la red como objetivo.

"Esto es lo que puedo decir como madre: nadie de mi generación está familiarizado con el mundo de internet. No sabemos el efecto que tiene en nuestros hijos porque cuando éramos niños internet no existía. Si mi hijo mira películas de terror puedo decir que sé lo que es eso, porque a mí me encantaban las películas de terror y sé que eso no tiene porque ser raro o peligroso. Pero si miro el historial de búsquedas de mi hijo no sé qué demonios pensar" cuenta Irene Taylor Brodsky, directora de uno de los documentales que más dará qué hablar en 2016: Beware the slenderman. Una pieza producida por HBO, que durante dos horas se dedica a tratar de contestar una pregunta sin respuesta: ¿por qué dos niñas de 12 años trataron de asesinar a su amiga?

"Revisando el historial de búsqueda de Anyssa tuve una sensación muy extraña: de un vídeo de un gato que cazaba a un ratón, se pasaba a otro en el que un hombre enseñaba a apuñalar con el palo de una piruleta y de allí a uno de delfines... y aquí es dónde me perdí. Porque lo que puedo decir es que nuestros clicks no nos definen, por mucho que nos tiente hacerlo. Internet funciona tan rápido que pasas de una cosa a otra y a veces no sabe lo qué estás mirando. Si le pasa a un adulto, imagina a un niño" dice Taylor-Brodsky.

El flujo de información en el cerebro de un niño

"No sabemos lo qué produce ese flujo de información en el cerebro de un niño. Ni nosotros, ni nadie" afirma Jacqueline D Woolley, catedrática de psicología de la universidad de Austin. "Desde el punto de vista de la psicología éste es un terreno totalmente nuevo. No sabemos a qué clase de patologías nos enfrentaremos, si las hubiera. Lo que sí sabemos es que algunas edades son delicadas cuando se trata de recibir estímulos y la red es -sobre todo- hiperestimulación", continua Woolley.

"Lo interesante sería descubrir por qué algunos niños son más sensibles que otros a determinadas creencias, y he aquí lo interesante: algunos adultos creen en el Yeti, el monstruo del Lago Ness o los OVNIs y no nos resulta chocante. Si las niñas hubieran creído en Jack Skellington [el protagonista de la película Pesadilla antes de navidad, de Tim Burton] en lugar de Slenderman, seguramente no estaríamos hablando de esta tragedia" afirma Taylor Brodsky.

"¿Qué es internet y cómo afecta a nuestros hijos? Ésa es la primera pregunta que deberíamos hacernos. Todo cambió de la noche al día con la llegada de la red y las redes sociales. Nadie puede controlar eso: los niños tienen acceso a lo que deseen 24 horas al día, siete días a la semana. Te voy a poner un ejemplo: a mi otro hijo intentamos aislarle de todo lo que pasa, obviamente. Establecimos filtros en nuestro Ipad, en el ordenador, incluso en los móviles. No podías buscar 'slenderman', ni muchas otras palabras relacionadas con lo que sucedió. Es un niño, pero en menos de un día, encontró la manera de averiguar todo lo que había pasado. Lo que intento decir es que el control absoluto no existe, te lo aseguro" repite un apesadumbrado Weier.

Las niñas serán juzgadas en unos meses, después de dos años en prisión sin fianza, aunque el final de la pesadilla no se vislumbra. "Esto se repetirá, simplemente porque solo hay una manera de pararlo: invertir mucho más en educación. La educación es la única herramienta que puede servir para que los niños aprendan a filtrar la información y a distinguir realidad y ficción, algo que parece fácil pero que no lo es tanto. ¿Y sabes el auténtico problema? Nos gastamos una miseria en educación y ahí reside la clave del problema. No sé cómo es en tu país, pero en el mío, en Estados Unidos, nos importa un pito la educación" concluye Taylor-Brodsky. (Toni García / El Mundo / hollywoodlife.com)