lunes, 7 de marzo de 2016

marzo 07, 2016
LILONGWE, Malawi, 7 de marzo.- El Pentágono ha asegurado este lunes que un ataque con drones y cazas estadounidenses mató a más de 150 militantes del grupo terrorista Al Shabab, filial de Al Qaeda en Somalia, durante el fin de semana. El ataque podría ser uno de los más mortíferos para la milicia desde su existencia. El portavoz del Pentágono, Jeff Davis, ha dicho que el dron fue dirigido a un campo de entrenamiento donde se estaba gestando un ataque a gran escala. "Sabíamos que iban a salir del campamento y que suponían una amenaza inminente a las fuerzas de la Misión Especial de la Unión Africana (AMISOM) y de Estados Unidos", ha dicho Davis.

Y es que Somalia amaneció este lunes con un déjà vu. Una bomba colocada en un ordenador portátil ha explotado en el aeropuerto de Beledweyn, a 325 kilómetros de Mogadiscio, la capital del país, hiriendo a seis personas. Ha sido el segundo ataque de estas características dirigido al sistema de aviación del país. Ya el mes pasado, un pasajero se inmoló en un avión de la compañía Djibouti Airlines, causando un gran agujero en el avión y ninguna víctima mortal. El supuesto terrorista, vinculado a Al Shabab -que reclamó la autoría del ataque semanas después- murió al caer por el agujero del fuselaje.

La sede del Pentágono en Washington. (AFP)

La 'exitosa' operación de EEUU contra Al Shabab este fin de semana ha tenido lugar a casi 200 kilómetros de la capital somalí, Mogadiscio, de donde la milicia fue expulsada en 2011. "Su eliminación degradará la capacidad de Al Shabab para cumplir con los objetivos del grupo en Somalia, que incluyen establecer nuevas bases, el reclutamiento de nuevos miembros y planear ataques contra las fuerzas estadounidenses y de la AMISOM", ha explicado Davis en el comunicado.

Los drones han sido utilizados por el ejército estadounidense como parte de su estrategia para terminar con el terrorismo en la región e impedir el influjo de Al Qaeda en el África Subsahariana. El presidente estadounidense Barack Obama ha dicho en varias ocasiones que EEUU apoyaría a los gobiernos locales en la lucha contra el terrorismo pero no mandaría más efectivos a Somalia. Irónicamente, ha sido la inteligencia estadounidense quien ha hecho frente al peligro de la milicia. Algunos critican que la comunidad internacional no entregue dinero y apoyo directo al gobierno somalí para que puedan reconstruir ellos mismos el país, devastado después de varias guerras civiles y un estado fallido, además de la presencia constante de piratas y terroristas. Otros expertos alegan que Somalia es imposible de reconstruir debido a la corrupción y fragilidad políticas.

En el mes de enero los militantes de Al Shabab llevaron a cabo un ataque a una base de la AMISOM en la localidad de El-Ade, donde 180 soldados kenianos perdieron la vida. A principios de febrero se publicó una información confusa sobre la pérdida de una de las ciudades más importantes del país a manos de militantes del grupo radical. Supuestamente los soldados de la AMISON abandonaron Merca y dejaron el camino libre para que los militantes se hicieran con la ciudad. Tras las primeras publicaciones, la AMISON se apresuró a desmentir la información pese a que testigos presenciales alegaron que la bandera de Al Shabab ondeaba en los edificios más importantes. Verdad o no, los cuerpos de la AMISON -cuya función es la del mantenimiento de la paz y no la de luchar- cada vez están más agotados y se sienten más débiles en el terreno. La muerte de los soldados kenianos fue un batacazo para las desmoralizadas tropas que incluyen soldados kenianos, etíopes, burundeses y ugandeses. La AMISOM se creó con el apoyo de las Naciones Unidas para "reducir la amenaza planteada por Al Shabab" y apoyar al gobierno somalí a recuperar el control sobre el país. Con más de 20.000 hombres en el terreno y con la amenaza de que los propios militantes de Al Shabab están utilizando uniformes de la AMISON, las tropas necesitan un aliciente para continuar al frente de la batalla en un estado fallido como Somalia. El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, pidió en la última reunión de la Unión Africana celebrada hace unas semanas en Adís Abeba, la capital de Etiopía "más recursos para las fuerzas en Somalia", a sabiendas de que su país siempre está en el punto de mira para un ataque terrorista.

Al Shabab cometió su ataque más sangriento hace once meses en la Universidad de Garisa, donde mató a 147 estudiantes kenianos de ideología cristiana. En lo que va de año, más de 300 personas han muerto en ataques del grupo salafista. A finales de año se produjo una fricción en el seno del grupo: mientras que los más veteranos continúan prestando su apoyo a Al Qaeda, los más jóvenes son partidarios de unirse al califato autoproclamado del Estado Islámico (IS, según sus siglas en inglés). El grupo terrorista Al Shabab, que quiere decir los jóvenes, lleva acabo ataques en Somalia y Kenia desde 2006 y continúa lanzando ataques mortales contra objetivos militares y civiles en el país. En agosto de 2011 fueron expulsados de Mogadiscio. Sin embargo, el grupo aún tiene una amplia presencia en la zona sur del país y con una frecuencia casi semanal comete algún ataque en Mogadiscio.El Pentágono ha asegurado este lunes que un ataque con drones y cazas estadounidenses mató a más de 150 militantes del grupo terrorista Al Shabab, filial de Al Qaeda en Somalia, durante el fin de semana. El ataque podría ser uno de los más mortíferos para la milicia desde su existencia. El portavoz del Pentágono, Jeff Davis, ha dicho que el dron fue dirigido a un campo de entrenamiento donde se estaba gestando un ataque a gran escala. "Sabíamos que iban a salir del campamento y que suponían una amenaza inminente a las fuerzas de la Misión Especial de la Unión Africana (AMISOM) y de Estados Unidos", ha dicho Davis.

Y es que Somalia amaneció este lunes con un déjà vu. Una bomba colocada en un ordenador portátil ha explotado en el aeropuerto de Beledweyn, a 325 kilómetros de Mogadiscio, la capital del país, hiriendo a seis personas. Ha sido el segundo ataque de estas características dirigido al sistema de aviación del país. Ya el mes pasado, un pasajero se inmoló en un avión de la compañía Djibouti Airlines, causando un gran agujero en el avión y ninguna víctima mortal. El supuesto terrorista, vinculado a Al Shabab -que reclamó la autoría del ataque semanas después- murió al caer por el agujero del fuselaje.

La 'exitosa' operación de EEUU contra Al Shabab este fin de semana ha tenido lugar a casi 200 kilómetros de la capital somalí, Mogadiscio, de donde la milicia fue expulsada en 2011. "Su eliminación degradará la capacidad de Al Shabab para cumplir con los objetivos del grupo en Somalia, que incluyen establecer nuevas bases, el reclutamiento de nuevos miembros y planear ataques contra las fuerzas estadounidenses y de la AMISOM", ha explicado Davis en el comunicado.

Los drones han sido utilizados por el ejército estadounidense como parte de su estrategia para terminar con el terrorismo en la región e impedir el influjo de Al Qaeda en el África Subsahariana. El presidente estadounidense Barack Obama ha dicho en varias ocasiones que EEUU apoyaría a los gobiernos locales en la lucha contra el terrorismo pero no mandaría más efectivos a Somalia. Irónicamente, ha sido la inteligencia estadounidense quien ha hecho frente al peligro de la milicia. Algunos critican que la comunidad internacional no entregue dinero y apoyo directo al gobierno somalí para que puedan reconstruir ellos mismos el país, devastado después de varias guerras civiles y un estado fallido, además de la presencia constante de piratas y terroristas. Otros expertos alegan que Somalia es imposible de reconstruir debido a la corrupción y fragilidad políticas.

En el mes de enero los militantes de Al Shabab llevaron a cabo un ataque a una base de la AMISOM en la localidad de El-Ade, donde 180 soldados kenianos perdieron la vida. A principios de febrero se publicó una información confusa sobre la pérdida de una de las ciudades más importantes del país a manos de militantes del grupo radical. Supuestamente los soldados de la AMISON abandonaron Merca y dejaron el camino libre para que los militantes se hicieran con la ciudad. Tras las primeras publicaciones, la AMISON se apresuró a desmentir la información pese a que testigos presenciales alegaron que la bandera de Al Shabab ondeaba en los edificios más importantes. Verdad o no, los cuerpos de la AMISON -cuya función es la del mantenimiento de la paz y no la de luchar- cada vez están más agotados y se sienten más débiles en el terreno. La muerte de los soldados kenianos fue un batacazo para las desmoralizadas tropas que incluyen soldados kenianos, etíopes, burundeses y ugandeses. La AMISOM se creó con el apoyo de las Naciones Unidas para "reducir la amenaza planteada por Al Shabab" y apoyar al gobierno somalí a recuperar el control sobre el país. Con más de 20.000 hombres en el terreno y con la amenaza de que los propios militantes de Al Shabab están utilizando uniformes de la AMISON, las tropas necesitan un aliciente para continuar al frente de la batalla en un estado fallido como Somalia. El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, pidió en la última reunión de la Unión Africana celebrada hace unas semanas en Adís Abeba, la capital de Etiopía "más recursos para las fuerzas en Somalia", a sabiendas de que su país siempre está en el punto de mira para un ataque terrorista.

Al Shabab cometió su ataque más sangriento hace once meses en la Universidad de Garisa, donde mató a 147 estudiantes kenianos de ideología cristiana. En lo que va de año, más de 300 personas han muerto en ataques del grupo salafista. A finales de año se produjo una fricción en el seno del grupo: mientras que los más veteranos continúan prestando su apoyo a Al Qaeda, los más jóvenes son partidarios de unirse al califato autoproclamado del Estado Islámico (IS, según sus siglas en inglés). El grupo terrorista Al Shabab, que quiere decir los jóvenes, lleva acabo ataques en Somalia y Kenia desde 2006 y continúa lanzando ataques mortales contra objetivos militares y civiles en el país. En agosto de 2011 fueron expulsados de Mogadiscio. Sin embargo, el grupo aún tiene una amplia presencia en la zona sur del país y con una frecuencia casi semanal comete algún ataque en Mogadiscio. (Carolina Valdehíta / El Mundo)