miércoles, 16 de marzo de 2016

marzo 16, 2016
MIAMI, Florida, 16 de marzo.- Donald Trump avanza como una apisonadora hacia la nominación presidencial del Partido Republicano. El magnate ha conseguido imponerse de forma clara este martes en tres de los cinco estados que celebraban primarias, pero hay un triunfo especialmente significativo: Florida. Con la contundente victoria que ha logrado en este plaza, Trump logra un doble objetivo. Por un lado, suma un importante botín de delegados para alzarse con la candidatura y, por otro, ha eliminado de la carrera presidencial al senador de Florida Marco Rubio, el aspirante en el que las élites republicanas confiaban para frenar al showman.

Esta vez, el ganador, Donald Trump, se ha anotado cuatro de los cinco estados en liza: Florida, Illinois, Carolina del Norte y Missouri. En este último el magnate ganó a Ted Cruz por una diferencia de tan sólo 1.600 papeletas. (DPA)

Las primarias se han celebrado  en Florida, Ohio, Misuri, Carolina del Norte e Ilinois, pero el foco de atención estaba en el primer Estado. Y los resultados confirmaron lo que las encuestas venían pronosticando desde hace semanas, disipando así los anhelos de los republicanos que ven con espanto como un político advenedizo, que en su momento apoyó a los demócratas y que en su ideario mezcla un discurso radical muy escorado a la derecha con planteamientos más liberales, avanza sin freno hacia la nominación. Trump ha logrado una arrolladora victoria que deja sin apenas margen a las élites conservadoras para buscar una alternativa al hombre de negocios que ha revolucionado la política estadounidense en los últimos meses con sus mensajes contra los inmigrantes, especialmente los mexicanos, y ha sabido catalizar el malestar de millones de personas.

Como se esperaba, Marco Rubio anunció de forma inmediata su renuncia a seguir en la carrera presidencial. El joven senador de origen cubano pronunció un emotivo discurso en el que felicitó a Trump por su triunfo, entre pitos de sus simpatizantes, y aseguró que el país está viviendo “una tormenta política”. “La gente está enfadada, está frustrada por la dirección de nuestro país”, dijo  Rubio, que pidió cambios en el establishment republicano. Este establishment confiaba en estos momentos en el senador para acabar con los sueños presidenciales del magnate neoyorquino, una vez que Jeb Bush, hijo y hermano de presidentes de Estados Unidos, dejara la lucha por la nominación arrastrado también por el torbellino Trump.

La carrera republicana queda ahora entre Trump; Ted Cruz, el senador de Texas que también disgusta a las élites conservadoras, y el gobernador de Ohio John Kasich, un moderado bien visto por el aparato republicano. Kasich se ha impuesto las primarias en su Estado, lo que alimenta sus opciones de continuar en la lucha por la nominación republicana. Hasta el momento, Kasich ha jugado un papel de tapado en la carrera presidencial, pero su triunfo en Ohio le sitúan como la nueva y última alternativa conservadora para desbancar a Trump.

El magnate, que presume de haber sabido acaparar el enfado de la sociedad estadounidense que está enfadada con su clase dirigente, se ha impuesto de forma clara en las primarias celebradas en  Illinois y de forma más apurada en Carolina del Norte, donde Ted Cruz pudo al menos plantar cara. En Misuri, la disputa entre Trump y Cruz estuvo en un pañuelo hasta el último minuto, aunque el magnate tenía una ligerisima ventaja.

Las  victorias conseguidas hoy sitúan  a Trump más cerca de su designación como aspirante republicano. Las élites conservadoras confían ahora en que el magnate no sume los delegados suficientes para ser elegido candidato de forma automática (necesita 1.237) y que sea la convención republicana la que tenga la última palabra para la designación. Pero este escenario parece cada vez más complejo toda vez que el magnate neoyorquino va sumando victoria tras victoria sin que nada ni nadie pueda frenarle. (Luis Barbero / El País / El Mundo)