viernes, 18 de marzo de 2016

marzo 18, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Malditos gobiernos y empresarios sicarios de Guatemala y Honduras fueron los asesinos de luchadores sociales de izquierda conocidos: David Aguilar Mora y Eunice Campirán que como trotskistas se integraron a la lucha social en Guatemala en 1965 tocándoles las balas asesinas del ejército. Berta Cáceres y Gustavo Castro, como luchadores sociales que enfrentaba a la clase empresarial y al gobierno defendiendo a los trabajadores explotados y perseguidos. Berta salvajemente asesinada y Gustavo pudo salvar su vida con inteligencia y sangre fría.

2. David como Gustavo, los dos valientes luchadores sociales y hermanos de mis amigos Manuel y Juan respectivamente -también distinguidos en sus batallas en favor de los trabajadores del mundo- han entendido con clara conciencia lo que significan esas muertes y el estar en manos de la canalla burguesía. Son 51 años de distancia y en ese tiempo la burguesía sigue siendo asesina ante las luchas de los trabajadores. Aún tenemos la esperanza que salga libre  de ese país el hermano de Juan, el veracruzano de la moneda trueque “Tumin” de la zona de Papantla.


3. Aquella madrugada del jueves 3 de marzo de 2016, a los asesinos les bastaron tres minutos para consumar la peor tragedia que los pobladores de La Esperanza, Honduras. El ataque se dirigió contra Berta y fueron tres heridas las que le quitaron la vida. Berta luchó, forcejeó, intentó defenderse, pero uno de sus agresores no tuvo piedad y le disparó. Al escuchar los gritos, Gustavo salió para escapar, y al salir de la habitación también le dispararon en la oreja y la mano izquierda y fingiéndose muerto, lo dejaron sangrando. Hoy es la pieza clave para sacar a luz los pormenores de la muerte de la reconocida dirigente ambientalista.

4. Castro, sociólogo y ambientalista, ahora se ha convertido en el testigo clave de este horrendo crimen y sus primeras declaraciones ya las rindió ante los fiscales que se asignaron con cinco equipos de investigadores que desde el día del asesinato se encuentran en La Esperanza. Tras recibir atención médica de emergencia, Castro fue trasladado con protección a un hotel, donde ayer estuvo bajo resguardo policial. “Hay amenazas claras que lanzaron a Berta porque luchaba contra una hidroeléctrica en Agua Zarca, fue el propio alcalde Raúl Pineda que la amenazó por su lucha. Obvio que es un asesinado de Estado.

5. Debe exigirse al gobierno de México plena garantías para Gustavo Castro Soto, el profesional ambientalista que ayudaba –junto con Berta Cáceres a los pobres y miserables hondureños. El gobierno actual en Honduras está en manos de Juan Hernández que constitucionalmente gobernará de 2014-2018; no se le tiene confianza porque el sustituyó a Porfirio Lobo que a la vez reemplazó a Manuel Zelaya que fue derrocado por un golpe de Estado en junio de 2009 encabezado por el ejército con el apoyo de los EEUU.

6. Honduras es un pequeño país de 10 millones de habitantes –esencialmente agrario y campesino donde Zelaya fue sacado violentamente de su residencia por el ejército y enviado a Costa Rica para consumarse así el Golpe de Estado que, a pesar de mil batallas de los gobiernos de países antiimperialistas encabezados por Hugo Chávez, nada se pudo lograr. ¿Quién puede tener confianza a esos gobiernos militarizados que hacen lo que les dé la gana con el apoyo de los gobiernos de EEUU? Por ello la exigencia y la solidaridad con Gustavo debe extenderse y profundizarse

7. Este asesinato de Berta Cáceres y la batalla que libra Gustavo, me han hecho recordar a David y Eunice a los que tampoco conocí. Pero me ha bastado saber que son personajes que pusieron sus vidas al servicio de las luchas sociales con la esperanza de cambiar la vida de los sectores mayoritarios de esas naciones. ¿Cuántos millones de seres humanos han caído en las garras asesinas de las burguesías y el imperialismo por el sólo hecho de luchar? Así se vive y se muere: cuando se muere luchando contra el capitalismo opresor morir es vivir. (15/III/16)