lunes, 1 de febrero de 2016

febrero 01, 2016
Pedro Echeverría V.

1. El analista de medios de información, Jenaro Villamil, acaba de publicar: “Televisa se tambalea (porque) por un lado enfrenta una crisis económica derivada de la baja en los “ratings” y en la venta de espacios publicitarios y por otro, la competencia de la Televisión on line (en particular Netflix) que la tomó por sorpresa y la está desplazando del junto mayoritario”. Yo deseo que así sea porque se derrumbaría un medio que durante casi 80 años ha impuesto su ideología, su pensamiento,  los intereses empresariales, sobre el pueblo mexicano. Pero el asunto se resume en aquello de “muerto el rey, viva el rey”.  El capitalismo se renueva con otros cuadros capitalistas modernos; los viejos Azcárraga (Vidaurrueta, Milmo o Jean) cansados de acumular dinero y engañar, recogen sus mochilas de oro y se van a otro campo a continuar con sus negocios.

2. El capitalismo ha estado siempre preparado para hacer cambios, reformas, deshacerse de funcionarios que no le sirvan o de magnates empresariales para colocarlos en otra parte. ¿No es acaso por lo que ha durado más de 800 años como sistema social? Televisa se había mantenido ocho décadas dominando la información y por lo menos 40 años ejerciendo un poder casi absoluto en los medios, la economía empresarial y la política. ¿Puede olvidarse que fue esa empresa la que de manera dicta impulsó a Peña Nieto y su esposa para ocupar la silla y la casa presidencial? La realidad es que la consigna  que hemos promovida durante décadas no fue o no debió ser “Fuera Televisa” sino sancionar todos los programas mentirosos, tergiversados, calumniosos, que salgan de todos los medios de información, en particular Televisa, TV Azteca o Grupo Fórmula.

3. Se han registrado importantes políticos que han hecho cientos de declaraciones contra Televisa: Corral, Bártlett, Noroña, Batres, Sansores; a todos ellos he aplaudido, pero siempre  he pensado que nada podría cambiar si es sólo quitar a un funcionario para poner otro o cerrar un empresa para darle fuerza a otra. Si no enterramos al capitalismo junto a todo su poder de dominación nada nuevo se podrá construir. Paralelo a ello he pensado que mientras viva y domine el imperio de los EEUU cualquier país que busque liberarse por sí mismo enfrentará amenazas, agresiones intervenciones, golpes de Estado. Pero aparte de aplaudir cuando se resquebraja una rama del capital, hay que seguir empujando con entusiasmo y fuerza para el derrumbe de todo el sistema aunque nos tardemos medio siglo más. Gracias a Villamil y a Proceso. (1/II/16)