viernes, 12 de febrero de 2016

febrero 12, 2016
Fernando Novelo*

CÓMO HACER QUE PAREZCA QUE LOS PROFESORES Y ALUMNOS DE LA UADY ELIGIERON A SU DIRECTOR EN TRES ACTOS (2/3)

En este segundo acto narraremos grosso modo para no aburrirles con detalles que se desmenuzarán en otro tipo de comunicado, la estrategia simple pero efectiva que utilizaron el Rector y el Abogado General de la Uady para imponer a Carlitos Macedonio como Director de la Facultad de Derecho a pesar del insustancial apoyo con el que contaba Carlitos para participar (4 ó 5 profesores y unos 15 alumnos).

Carlos Macedonio (segundo desde la izquierda) con David Orozco, Orlando Sánchez y José Miguel Rosado. 

No conocemos el caso de otras Facultades de la Uady, pero en la de Derecho el nombramiento del Consejero Maestro es una designación unilateral del Director en turno encaminada a tener el control absoluto sobre esa posición y los beneficios que le puede esta proveer, entre ellos, el control del voto del Consejero Maestro cuando reunido en Consejo con las demás representaciones votan para elegir Directores de las Facultades y al propio Rector; de allí que también al Rector le convenga tener a alguien manejable y afín.

Es por lo escrito en el párrafo anterior que el Ex Director de la Facultad de Derecho Abog. José Luis Vargas Aguilar, designó durante dos periodos consecutivos a Carlitos Macedonio como Consejero Maestro de la Facultad de Derecho a pesar de la oposición del profesorado en general y el interés de otros profesores por participar, a los que se les invitó de frente y sin tapujos para “bajarse” de esa pretensión. La posibilidad de perder y quedar “mal parado” con el Director además del evidente control del Director sobre el proceso; es un disuasor efectivo. Sea dicho concretamente: Carlitos Macedonio “gana” las dos ocasiones en que es Consejero Maestro por el hecho de no haberse inscrito nadie más. El Director determinó quién sería y punto.

Como saben todos los profesores de la Facultad de Derecho de la Uady, Carlitos Macedonio jamás tuvo en cuatro años una sola reunión de trabajo con el profesorado, ni siquiera en un ambiente lúdico o de camaradería. Como lo definió en su defensa una muy querida y cercana amiga de él: “… es una persona introvertida y sin habilidades sociales.”

De hecho, como anécdota, el día que se le reelige como Consejero Maestro, el enviado del Edificio Central para cumplir con el formalismo de declararlo vencedor, de manera sarcástica define a las abogadas y abogados presentes como muy “disciplinados”, lo que causó molestia y por lo que tuvo que cambiar de tono y agilizar el comunicado. Lo anterior mientras Carlitos Macedonio le daba tironcitos en el saco y le decía, “verdad que sí nos hemos reunido para trabajar, verdad que sí” buscando con esto reducir la tensión y la pena que lo embargaban en ese momento y que le impedía hablar; momento incómodo que fue roto por el Director Vargas Aguilar quien burlándose también de él le dijo fingidamente “en secreto” por la comisura de la boca pero en alta voz: “Di que ahí están las tortas y refrescos” lo que Carlitos repitió mientras todos se pitorreaban de la situación.

Al acercarse la fecha para que inicie el proceso para la designación de Director de la Facultad de Derecho de la Uady, las serias pretensiones de tres candidatos (reunidos aglutinaban al 95% del profesorado) espanta a la cúpula de la Uady que decide adelantar sin explicación previa el proceso para designar al próximo Director. Este fue el primer marcador de que ya algo estaba tramado, maquinado, planeado. Ojo a partir de aquí a las demás Facultades de la Uady en las que se realizarán esta clase de procesos para elegir Director.

Así, se adelantaron los tiempos para la designación de Director de Derecho; el Rector de la Uady se presenta ante el profesorado reunido, y dice: “la designación del próximo Director será en base a lo que la Facultad requiera” (éste es el segundo marcador). Nos explicamos: eran cuatro candidatos, la votación del profesorado hubiera arrojado a Carlitos Macedonio al cuarto lugar, entonces, la mención de que “se elegiría lo que la Facultad requería” nos dejó claro que lo que harían era una simulación de proceso en la que los candidatos harían sus presentaciones y plan de trabajo, el Rector recibiría en audiencia a quien quisiera confiarle sus opiniones personales sobre los candidatos (no lo hagan; es para depurar a los no alineados; para nada es confidencial). Los candidatos participaron dignamente a sabiendas de que el concepto: “de lo que la facultad requería” era un concepto “unitalla” que a final le ajustaría hasta a un cuarto lugar como lo era Carlitos Macedonio.

Continuando con ese día del anuncio por parte del Rector, él mismo hace mención de que el Control Operacional del proceso debía estar a cargo del Consejero Maestro, a menos que este también decidiera participar para obtener la Dirección. Los que estuvieron ahí no nos dejarán mentir, en tres ocasiones el Rector –ya incómodo- tuvo que repetir lo relativo a la posible participación del Consejero Maestro, hasta que Carlitos Macedonio logró vencer su parálisis emocional y decir en voz minúscula, entrecortada y mirándose los cordones de los zapatos: “sí, sí voy a participar”. En ese momento se activó el tercer marcador relativo a la elección de la persona que tendría el Control Operacional y que se limitó a la mención del nombre de la persona que “primero” había levantado la mano ofreciéndose para tal encargo. Cosa de nanosegundos de diferencia entre la declaración de Carlitos y la levantada de mano. Sobra decir que esta posición es de suyo importante para los “titiriteros” mayores, pues define la procuración de condiciones ventajosas y desventajosas para los candidatos participantes, en la búsqueda de credibilidad de que la designación del nuevo Director vino de los propios profesores y alumnos y no del Rector. Un profesor lo definió de esta forma: “el Rector no sólo quiere meternos gol sino quiere meterlo bonito”… (Continuará)

* Vocero del Observatorio de la Facultad de Derecho de la UADY.

Mérida, Yucatán, México, a los doce días del mes de febrero de 2016.

Ver También:
La elección del director de la Facultad de Derecho de la UADY. Una historia en tres actos (1/3)