domingo, 7 de febrero de 2016

febrero 07, 2016
CONCORD, New Hampshire, 7 de febrero.- En un estado cuyo lema es "vivir libres o morir", la primaria de este martes en New Hampshire se ha convertido en asunto de "ahora o nunca" para el republicano Jeb Bush, que debe vencer a sus rivales directos o considerar tirar la toalla.

La campaña de Bush ha llegado a la conclusión que New Hampshire es crítico en su carrera por la nominación republicana. Tener un buen desempeño es imperativo tras un pobre resultado en Iowa, donde fue sexto con un decepcionante 2,8% de los votos.

Si falla, advierten los expertos, confirmaría el panorama que pintan sus críticos, que lo muestra como un deslucido candidato del pasado, incapaz de generar entusiasmo por otro Bush en el poder, y fagocitado por el apetito de candidatos emergentes como Donald Trump y Ted Cruz.

El precandidato republicano Jeb Bush con su señora madre, Barbara.

Recuperarse tras dos tropiezos en los primeros estados sería una tarea hercúlea para el exgobernador de Florida, que está recibiendo más atención como un modelo de campaña desastrosa que como posible ganador. El senador por Florida y rival en la disputa republicana Marco Rubio calificó la situación de Bush como "desesperada". El gobernador de Nueva Jersey y también contendor, Chris Christie, le llamó "farsante", mientras que Trump lo etiquetó como un perdedor de "baja energía" y dijo que sus seguidores están gastando montañas de dinero en vano.

"Yo no lo calificaría como desesperación, pero sí hay gran preocupación" del lado de Bush, dijo Linda Fowler, una experta en elecciones de la Universidad de Dartmouth en New Hampshire.

Hijo y hermano de dos presidentes, Bush era el favorito entre los republicanos a principios de 2015, cuando se comprometió a hacer una campaña "festiva" para llegar a la Casa Blanca. Pero "no hay nada festivo en la situación que está ahora", subrayó Fowler.

Sumido en cifras de apoyo de apenas un dígito; disputando el carril de candidatos del establecimiento político con gobernadores como Christie y John Kasich (Ohio), y con su tono contenido abrumado por la fuerte retórica de la carrera presidencial 2016, Bush se enfrenta a quedar sumergido en la irrelevancia.

Actualmente es quinto en New Hampshire con un 9,7%, pero a nivel nacional apenas consigue la mitad de esa cifra, según el sitio RealClearPolitics, que promedia los resultados de numerosas encuestas. Sus partidarios, con mucho dinero, han gastado unos 100 millones de dólares en aceitar la maquinaria de Bush, pero su inversión está gravemente amenazada.

Los rumores señalan que los donantes de Bush están virando hacia el más telegénico Rubio, que superó las expectativas en Iowa y terminó tercero tan solo a un punto porcentual del multimillonario Trump, que aparecía como favorito.

Al menos uno de los seguidores de Bush, el congresista por Nevada David Gardner, ha anunciado públicamente que ahora respalda a Rubio.

Decidida a detener la hemorragia, la popular matriarca de la familia, Barbara Bush, de 90 años, hizo campaña el viernes con su segundo hijo en New Hampshire.

En una entrevista con CBS News en la que apareció junto a Jeb, aseguró que su hijo era "demasiado educado", sugiriendo que necesita ser mas duro.

"No le he dado recomendaciones, pero si tuviera que darle un consejo le diría: 'por qué no interrumpes al igual que hacen los otros candidatos'" durante los debates, expresó.

"Vamos, mamá, he mejorado en eso", respondió Jeb, a quien se señala de actuar torpemente en la campaña electoral. Él insiste en que tiene el temperamento adecuado y la experiencia para el trabajo, pero los observadores dicen que se le ve incómodo al atacar y que no puede ir a la yugular política cuando lo necesita.

Para agregar más elementos a esta sensación de que su campaña hace agua, un video en un acto de campaña en Hanover, New Hampshire, el martes mostró a un Bush pidiendo al público "por favor aplaudan" después que su promesa de proteger el país fue recibida con un mortificante silencio.

Bush está bajo intensa presión, aunque su desafío inmediato es por lo menos remontar a sus rivales como Christie y Kasich en New Hampshire, con lo que mantendría posibilidades de seguir siendo un candidato viable de cara a la próxima primaria competencia en Carolina del Sur.

"Si usted es Jeb Bush y todavía está sentado en una olla grande con mucho dinero, y los dos tipos más duros contra los que pelea están por desinflarse, podría ser el momento de pensar '¡Hey, todavía puedo hacerlo!", señaló Fowler.  (AFP / Univision)