sábado, 27 de febrero de 2016

febrero 27, 2016
TEHERÁN, Irán, 27 de febrero.- Los iranís han refrendado en las urnas sus ansias de cambio. A la espera de los datos finales de todo el país, este sábado se ha conocido el resultado en Teherán de las elecciones al Maylis (Parlamento) y a la Asamblea de Expertos. En la capital, la victoria de los partidarios del deshielo con Occidente y de la apertura económica ha sido total. De los 30 diputados en juego en esta metrópoli donde ocho millones de personas tenían derecho al voto, un total de 29 han ido a parar a candidatos de la lista Coalición Inclusiva de Reformistas y a los miembros de La Voz del Pueblo, un grupo independiente cercano a los moderados. De ellos, 13 son mujeres, una cifra nunca alcanzada hasta ahora. En cambio, los conservadores solo han logrado un diputado, lo que supone una auténtica debacle para los partidarios de la línea dura.

Votación en Teherán. (AP / dpa)

El candidato más votado en Teherán ha sido Mohamed Reza Aref, precisamente el diputado que lideraba la coalición reformista. Tras él ha quedado Alí Motahari, líder del partido La Voz del Pueblo. Uno de los candidatos elegidos es Mohamed Alí Bakkalim, al que EL PERIÓDICO entrevistó el miércoles y que auguró: “Estas elecciones van a cambiar muchas cosas en Irán”. La realidad es que este éxito electoral reformista pone fin a 11 años –desde la victoria en el 2005 en las presidenciales de Mahmud Ahmadineyad- de dominio casi absoluto de la esfera política por el ala dura del régimen.

También en la Asamblea de Expertos los reformistas han obtenido importantes avances. Aunque la mayoría de clérigos elegidos fueron conservadores, en Teherán los candidatos más votados fueron dos moderados: el expresidente Alí Hachemi Rafsanyani y el actual presidente Hasán Rohani. Además, algunos de los clérigos más radicales no lograron ser elegidos. La victoria en votos de los candidatos moderados puede dar a los reformistas una influencia de la que carecían en una institución que, dada la mala salud del actual líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, puede tener que elegir en los próximos años a su sustituto, la persona con más poder de Irán.

Aún falta conocer el resultado global, donde puede que se reequilibren las fuerzas de moderados y conservadores. No obstante, la aplastante victoria en Teherán, centro demográfico, económico y político del país, refuerza la política aperturista del presidente Rohani, actual abanderado del cambio. Si las elecciones eran un plebiscito a su política, lo ha ganado. Apoyándole, los iranís han expresado su respaldo a esa estrategia más conciliadora que, tras el acuerdo nuclear y el fin de las sanciones, esperan ahora que les traiga una mejora en su situación económica.

El peso de la juventud

Los resultados demuestran cómo los reformistas han sabido aprovechar el ambiente de euforia generado tras el levantamiento de las sanciones por el programa nuclear. Además, ponen sobre la mesa el creciente peso de ese Irán más joven –supone el 60% de la población- deseoso de apertura y de un mayor margen de libertad.

“Es un resultado extraordinario. Es muy bueno para Irán”, clama emocionada Lida, una joven teheraní, que votó reformista. “Es bueno que en el Parlamento entre gente de mente más abierta y no tan testarudos como los que había”, explica. Como ejemplo, la derrota de candidatos extremistas, como el que denunció ante la justicia al ministro de Exteriores iranís, Yavad Zarif, por dar la mano al presidente de EEUU, Barack Obama.

También Imán estaba exultante, convencido de que todo va a acabar bien. “Los reformistas ganarán. Van a quedar 60% a 40%”, decía mostrando sus ansias de cambio. Incluso si al final las fuerzas se equilibran, el resultado será bueno. “Es muy difícil que consigan la mayoría absoluta”, comenta un joven. Prefiere ser pragmático: “Los reformistas, aunque no sean mayoría, van a ser muy numerosos en el Parlamento. Y eso es bueno".

60% de participación

Quien desde primera hora se apuntó la victoria fue el sistema, que presentó la significativa participación de un 60% como una legitimación democrática. El líder supremo, Alí Jamenei, había asegurado que con estas elecciones Irán “le marca un gol a sus enemigos, que decían que el pueblo iraní no iba a participar”.

No obstante, es obvio que esta victoria reformista desagrada al ala más dura del régimen. Está por ver, por tanto, cómo se desarrolla el final del recuento y, lo que es más importante, como es la cohabitación de un Rohani reforzado, con el Parlamento de su lado, y de un sector conservador en retroceso.

No obstante, no a todos iba a agradar el resultado. Personas como Mehdi, un teheraní piadoso, que confiesa su deseo de que ganen los conservadores “por ser los que más cerca están de las ideas del imán Jomeini”. Este sexuagenario simpático se enardece cuando le toca hablar de su país y no parece ser partidario de la apertura. “Los iranís tenemos nuestra propia ideología. Nosotros no somos liberales, como en Occidente. Hemos decidido seguir nuestro camino. Y hemos de seguirlo”, clama. Antonio Baquero / El Periódico)