domingo, 17 de enero de 2016

enero 17, 2016
Roberto Saviano / La Repubblica

La noticia de que una estrella de Hollywood, Sean Penn, y el líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín "El Chapo" Guzmán, se reunieron para que el gran actor pudiera entrevistar al gran narcotraficante ha dado la vuelta al mundo. Pero no puedo impresionar a los que conocen la lógica de los jefes de organizaciones criminales: "El Chapo" simplemente quería hacer una película sobre sí mismo.

Como escribí en "Gomorra" y he dicho en muchas ocasiones, estamos a menudo inclinados a creer que el cine se siente atraído por el mundo de la delincuencia, y muchas veces es todo lo contrario: es el mundo de la delincuencia el que que se ve atraído por el cine. Los capos saben que gran parte de lo mejor del cine y de las series de televisión tiene como foco el mundo criminal, y luego quieren tratar de participar en su producción. De esta manera van a guiar su representación con la voluntad de mostrar su heroísmo y sus victorias sobre la autoridad. Básicamente es por esta razón que, desde México a Italia, las organizaciones criminales han inspirado películas o se ven inspirados por ellas.

Ficha policial de "El Chapo".
Al Capone, el gángster estadounidense, fue el primero en hacerlo. Fue su apodo, "Scarface" ("cara de cicatriz), el que dio titulo a la película de 1932 dirigida por Howard Hawks. El jefe de Chicago envió al set en Hollywood a  algunos de sus hombres para que vieran cómo lo iban retratando y para asegurarse de que no lo representaban como un barato asesino a sueldo. En una entrevista, dijo más tarde que despreciaba las películas de gángsters de la época, que califica de "terrible kids' stuff". Sin embargo, se dice que guardaba muy celosamente su copia personal de la película de Hawks.

"El Chapo", en la entrevista a Rolling Stone, no sólo no niega ser un traficante de drogas, sino dice ser el más grande de todos: "Yo he traficado más heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana que cualquier otra persona en el mundo. Mi flota se compone de submarinos, aviones, camiones y barcos". También cuenta cómo blanquea su dinero, por lo general un secreto celosamente guardado por la mafia. Sean Penn cita a John Gotti, el fallecido jefe de la familia mafiosa Gambino en Nueva York, quien insistía en que era un simple hombre de negocios. Pero también podríamos hablar de otros mafiosos (Pablo Escobar o el jefe de la mafia rusa, Semion Mogilevich) que decían ganarse la vida vendiendo flores o exportando granos y trigo. "El Chapo", en cambio, se jacta de su capacidad criminal. Y lo hace porque sabe que su vida podría convertirse en una gran película. Y también sabe que el mundo se sentirá fascinado con la epopeya de un hombre capturado que escapó al menos dos veces.

Joaquín Guzmán Loera, conocido como "El Chapo", es jefe del Cártel de Sinaloa, una organización criminal dedicada al tráfico internacional de drogas. Lo detuvieron el viernes 8 de enero. (En la foto, en su primera recaptura)
 
En Los Mochis, en la costa del Pacífico, donde se escondía "El Chapo", los investigadores encontraron algunos dvds de "La Reina del Sur", una telenovela inspirada en una mujer a la cabeza de un cártel, una jefa interpretada por Kate Del Castillo, la actriz que también hizo posible el encuentro entre "El Chapo" y Sean Penn.

"Narcos", la serie de televisión sobre Pablo Escobar, fue una fuente de inspiración para "El Chapo". En la foto, Wagner Moura interpreta al célebre narcotraficante.

Cosimo Di Lauro, hijo y heredero del jefe Paolo Di Lauro, quien fue detenido en enero de 2005, se peinó con gel y se puso una chamarra negra como Brandon Lee en "El Cuervo". La imagen del "cuervo" Di Lauro se hizo popular.

Dirigida por Alex Proyas en 1994, fue la última película de Brandon Lee, hijo de Bruce, quien murió en el set de un disparo de bala calibre .44 que debía ser de fogueo. La trama cuenta la historia de un cantante de rock asesinado con su novia que resucita, con la ayuda de un cuervo, para vengar a su amada. Encuentra todos los responsables y los mata. Para ayudarlo, aparecen en la trama un oficial de policía y la hermana de la amada.

Cuando el 8 de enero, los elementos de la Marina Armada de México irrumpieron en su último escondite, en Los Mochis, en la costa del Pacífico, también encontraron algunos dvd de "La Reina del Sur", una telenovela inspirada en una mujer a la cabeza de un cártel, una jefa interpretada por Kate del Castillo, la actriz que hizo posible el encuentro entre "El Chapo" y Sean Penn. Esto es porque los capos sienten la necesidad de crear entorno a sí un imaginario de poder y glamour que en realidad no tienen -a menudo viven ocultos en subterráneos, comiendo porquerías -y la película de ficción hace que este invento sea posible. Por otra parte, la articulación de su figura según el modelo de Hollywood del capo criminal violenta pero carismático y siempre rodeado de mujeres, puede convertirlos inmediata y universalmente como gente temible y muy pesada.

En Nápoles, durante la contienda del 2004, la nueva generación de gangsters de la Camorra se inspiraron en la gran pantalla y en la pequeña: Matrix, El Cuervo, Pulp Fiction (y más recientemente Breaking Bad). Los nuevos jefes imitan a los protagonistas, que todos conocen, para crear su propio mito y dominar a sus subordinados. Cuando, en enero de 2005 Cosimo Di Lauro, hijo y heredero del capo Paolo Di Lauro, fue atrapado en su refugio, no trató de escapar. Pero antes de que la policía lo llevara delante de las cámaras, se puso gel en el pelo y se hizo una cola de caballo, además de ponerse un impermeable negro. Mientras avanzaba entre la multitud, esposado. su mirada era tenebrosa, dura, como la de Brandon Lee. Era El Cuervo. Los niños lo fotografiaron y la imaden del Cuervo Di Lauro de inmediato se convirtió en un protector de pantalla para celulares.

Y después del lanzamiento de las primeras películas sobre asesinos de la Camorra de Quentin Tarantino, los mafiosos parecían haber olvidado cómo se dispara: ya no sostenían la pistola recta, sino la giraban, al igual que en las películas. De esta manera, sin embargo, sólo baleaban en las piernas o al bajo vientre, y luego tenían darle el tiro de gracia a la víctima. El cine ya no estaba imitando a la vida real, la estaba influyendo.

Los antihéroes de Tarantino se convirtieron en modelos a seguir en el mundo de la mafia, ya que es precisamente  de ese mundo del que vienen, el mundo de los renegados de todos los tiempos y todos los lugares. Porque así quieren aparecer los capos: como renegados, incomprendidos, anti-héroes con un pasado tormentoso, vengadores de sí mismos y de los desesperados, guardianes de un nuevo equilibrio en contra de un Estado hostil. Las guardaespaldas de la jefa de la Camorra Immacolata Capone, quien fue asesinada en noviembre de 2004, vestían como Uma Thurman en Kill Bill: pelo rubio y trajes amarillos fluorescentes. Y Romeo P. y Giuseppe M., dos menores de Casal di Principe (que debido a sus continuos desmanes que molestaban incluso a los capos de Casertano fueron asesinados en 2004), antes de disparar repetían el pasaje siempre pronunciada por Jules Winnfield en Pulp Fiction: Ezequiel 25:17. "El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos."

Cesare Pagano, jefe de los "escisionista" de Scampia, de la Camorra, fue detenido en 2010. Cuando salió de la comandancia en Nápoles llevaba una camiseta con una foto de Steve McQueen, protagonista de "Papillon" y quien en su juventud pasó una temporada en el reformatorio.

En la película de 1973 dirigida por Franklin J.  Schaffner, Steve McQuenn desempeña el papel de Henri Charrière, un francés de veinticinco años apodado "Papillon" ("Mariposa"), quien fue condenado a cadena perpetua por un asesinato que no cometió. Su experiencia en la cárcel de la isla del diablo es un intento perenne de escapar y la más increíble de las fugas, en 1941.

Luciano Liggio, jefe de la Cosa Nostra hasta mediados de los años 70, se inspiraba en la forma de proyectar la mandíbula de Don Vito Corleone en "El Padrino".

Como Don Vito (Marlon Brando), capo de la familia en la trilogía de "El Padrino" de Francis Ford Coppola, interpretado por Marlon Brando, Luciano Liggio usualmente posaba con la mandíbula protuberante.

John Gotti, el criminal estadounidense de origen italiano jefe de la familia Gambino, fue apodado por su elegancia "The Dapper Don" (algo así como "caballero de punta en blanco). El estilo de su ropa estaba inspirado en el de "El Padrino".


La elegancia de don Vito Corleone en "El Padrino".

Bernardo Provenzano (a) Zu Binnu, capo di capi de la Cosa Nostra, en los años noventa, no se resistió a ir a ver la película de la última parte de la trilogía de "El Padrino".

"El Padrino III", la última parte de la saga, fue protagonizada por Al Pacino en el papel de Michael Corleone, hijo y heredero de Vito.

La villa de Walter Schiavone, de la Camorra, en Casal di Principe, ahora incautada, fue diseñada inspirándose en la película "Scarface".

También el clan de Domenico Alvaro (a) don Micu", de Sinopoli, cerca de Reggio Calabria, quería emular la opulencia de la villa de "Scarface". En la foto, el aseguramiento de la casa en construcción.

La villa elegida como set de la película "Scarface", como residencia del jefe Tony Montana, interpretado por Al Pacino.

Al Pacino como Tony Montana en la película "Scarface".

Uma Thurman en la película "Kill Bill": se inspiraban en ella las guardaespaldas de la jefa de la Camorra Immacolata Capone (mujer del gran capo de la Camorra Francesco Schiavone, 'Sandokan').

Un antihéroe que desprecia el peligro: así quieren ser percibidos los capi de la Camorra. Cesare Pagano, jefe "secesionista" de Scampia, en 2010 fue arrestado por la policía. Estaba catalogado como el fugitivo más buscado por la policía de Italia. Cuando salió de la comisaría de Nápoles para ser trasladado a la prisión, vestía una camiseta con una foto de Steve McQueen, el actor maldito que de joven estuvo en un reformatorio e icono, en "Papillon", por su gran escape de la isla del Diablo.

Pero las películas también introducen nuevos lenguajes en la dinámica de la mafia. La palabra "padrino" nunca se había utilizado en la mafia italiana antes que, en 1972, saliera la película de Francis Ford Coppola. Antes de eso, el término usado para un cabeza de familia o de un afiliado siempre fue "compadre". Fue después de la película, en los Estados Unidos, que las familias de la mafia de origen italiano comenzaron a utilizar el término "padrino". Del mismo modo que empezaron a usar telas a rayas y gafas oscuras, y frases de la película. Luciano Liggio, jefe de la Cosa Nostra hasta mediados de los años 70, fue fotografiado con la mandíbula sobresaliente como Don Vito, mientras que para John Gotti el estilo del Padrino se convirtió en una segunda piel -lo suficiente como para ser apodado por su elegancia "The Dapper Don". En cuanto a Bernardo Provenzano, a principios de los años 90, cuando estaba ya arriba en la lista de mafiosos fugitivos, con todo y el riesgo de ser arrestado acudió a un cine lleno de gente en el centro de Palermo para ver la última parte de la trilogía de "El Padrino".

Entre todas, sin embargo, la película más popular entre los mafiosos es "Scarface", dirigida por Brian De Palma en 1983, el jefe Tony Montana protagonizada por Al Pacino. Es la película que cambió la forma en que generaciones de mafiosos querían verse a sí mismos y ser vistos. Walter Schiavone, por ejemplo. En Casal di Principe era dueño de una suntuosa villa que todos llamaban "Hollywood". Se dice que el jefe de la Camorra entregó un casete VHS de "Scarface" al arquitecto pidiéndole que construyera una mansión idéntica a la de Tony Montana. Pero villas al estilo extravagante de Montana fueron construidas por diversos jefes en varias partes de Italia: el jefe del clan de Sinopoli, Doménico Alvaro, mando construir cerca de Reggio Calabria un verdadero palacio para su familia: fue descubierto por el gobierno aún en fase de construcción mientras él estaba en prisión. Otra gran mansión fue construida en la provincia de Bolonia por Mancuso, cuyos hombres la usaban como base para negociar la compra de grandes cantidades de cocaína con los narcotraficantes de España y Colombia. Pero la pasión de los criminales por "Scarface" no se detiene en la arquitectura. En Nápoles, algunos jefes tienen jaulas con tigres y leones en el jardín, al igual que Tony Montana en la película.

¿Qué hacer entonces? Es obvio que no hay que dejar de hacer películas sobre el crimen organizado. Es un mundo que no puede no ser dicho. La única cosa que podemos hacer, sin embargo, es poner ayención. Garantizar, por ejemplo, que el jefe no está utilizando la película o la serie de televisión o tal vez la entrevista para enviar un mensaje, tal vez -como parece ser el caso con la entrevista de Sean Penn a "El Chapo" tras escapar de la prisión - a "El Mayo" Zambada, su compañero de siempre en el Cártel de Sinaloa, pero quizás también a su rival interno.

El Chapo también debe de haber elegido hacer algo diferente, decir una verdad sobre nuestro tiempo, como sólo las grandes películas sobre la mafia pueden hacer. Porque en las películas de la mafia, como en la realidad de la mafia, al final todos quedan inmersos en la dinámica del poder, todos se mueven en un mundo donde si quieres lograr algo, tienes que usar todos los medios posibles: el subterfugio, la sonrisa o la pistola. Un mundo en donde vence quien está preparado a arriesgarse a terminar en la cárcel -o hasta a morir- con tal de obtener el poder.

(Una versión de este artículo apareció en The Guardian el 12 de enero)